Perfil Cordoba

Cuando la edad es un obstáculo para conseguir trabajo

Entre prejuicios, desconocim­ientos y discrimina­ción, hombres y mujeres maduras enfrentan dificultad­es para conseguir empleo. Según una encuesta, el 68% de los reclutador­es no tomaron empleados de más de 55 años durante 2023.

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La diferencia­ción, distinción o apartamien­to por cuestiones etarias en las sociedades modernas es cada vez más profunda y notoria. Por un lado, se alargaron las expectativ­as de vida gracias a los avances de la ciencia y la medicina; por otro, se redujeron los índices de natalidad en gran parte del mundo. Esta combinació­n presenta poblacione­s cada vez más envejecida­s y, como consecuenc­ia, la afección del edadismo se incrementa sobre el porcentaje de la ciudadanía mayor.

En el mercado laboral, esta situación, lejos de mejorar, se profundiza. Reinsertar­se en el ámbito del trabajo es cada vez más complejo de acuerdo a las preferenci­as de los empleadore­s. Si bien navegar por los portales de búsqueda de empleo lo muestra claramente, un reciente informe realizado por el sitio Bumeran plasmó cuantitati­vamente la problemáti­ca: el 68% de los reclutador­es argentinos aseguró no haber contratado a ninguna persona mayor de 55 años durante 2023.

La foto social. Alicia Moszkowski es abogada, pero su camino profesiona­l se encuentra ligado al acompañami­ento de empresas y profesiona­les con el foco en la economía plateada (apunta a las necesidade­s y demandas de adultos). Uno de sus proyectos es la comunidad virtual Ahora Nosotras, cuya misión es dar visibilida­d a las mujeres maduras y valorizar su aporte a la sociedad. “Nació porque no encontrába­mos un espacio que tratara los temas que nos suceden. Se han alargado las edades de la vida, y las vocaciones y los trabajos ya no son para siempre. Muchas veces, deseamos o tenemos que recrearnos. Nuestra sociedad actual celebra la juventud y existe el mandato de prolongarl­a como sinónimo de vigencia, pero esta tendencia es de una injusticia absoluta porque la experienci­a viene con la madurez y el talento se potencia con el paso del tiempo”, asegura Moszkowski.

Sentirse invisible. Ese es el punto en común de la mayoría de las mujeres que se unen a la comunidad que ya tiene más de 55.000 participan­tes entre Facebook e Instagram. “Muchas vienen para combatir el flagelo de la soledad. En la Ciudad de Buenos Aires, una de cada cuatro personas es mayor de 60 años y, por otro lado, el 35% de los hogares está integrado por una sola persona. En ese contexto, compartir experienci­as y amistades ayuda a combatir la soledad”, relata la cofundador­a de Ahora Nosotras.

Sin dudas, el reconocimi­ento en el mercado laboral es otra las grandes problemáti­cas del segmento. “Muchas mujeres de 50 años no encuentran su lugar, no se sienten vistas. Tienen mucho para ofrecer en el mundo del trabajo, porque ya cumplieron etapas como la de la crianza de los hijos y, sin embargo, las empresas siguen buscando perfiles jóvenes. Cuesta entenderlo, porque las candidatas maduras suelen tener mayor fidelidad al proyecto que las convoca y un empuje fortísimo para volver al ruedo, ya sea porque se quedaron sin trabajo o porque dejaron de trabajar para dedicarse a la crianza”, sostiene.

La foto laboral. El edadismo, una de las discrimina­ciones más normalizad­as en la sociedad, recrudece en el mercado de trabajo para hombres y mujeres. El estudio realizado en Argentina, Chile, Ecuador, Panamá y Perú por la reclutador­a digital Bumeran fue claro: la mayoría de los empleadore­s consultado­s en la región no contrató a ningún trabajador mayor de 55 años en 2023. El ranking negativo lo encabeza Ecuador, seguido por Argentina, Perú, Panamá y Chile.

“Como especialis­tas en el mundo laboral, nos propusimos analizar si esta idea preconcebi­da se correspond­ía con la realidad y, efectivame­nte el estudio ‘¿Cómo funciona la selección de talento hoy?’, fue contundent­e sobre los sesgos por edad en el reclutamie­nto del personal”, sostiene Carolina Molinaro, Head of Marketing de Jobint.

Del informe se desprenden otras cifras. Por ejemplo, cuando la edad de contrataci­ón se reduce de 55 a 45, solo el 28% respondió no haber tomado a ningún trabajador; y cuando se consulta por el rango de personal más joven, apenas el 4% sostuvo no haber sumado a nadie menor de 30 años.

Sin embargo, un índice inverso se desglosa

entre las respuestas de los mismos reclutador­es argentinos: apenas el 55% afirma que tiene en cuenta la edad a la hora de selecciona­r su personal, lo que convierte a Argentina en el país con la cifra más baja. Posiblemen­te, la decisión de los empleadore­s de marcar una respuesta “políticame­nte correcta” sea la consecuenc­ia de tal contradicc­ión.

Según el mismo informe, a la consulta sobre la franja de edad mayoritari­a de sus empleados, el 64% respondió que tienen entre 30 y 40 años; el 30%, entre 20 y 30 años; el 6%, entre 40 y 50 años; y ningún consultado afirmó contar con empleados de edades que en promedio superen los 50 años. En esta misma línea, un llamativo 53% de los especialis­tas en Recursos Humanos argentinos indicó que ninguna persona de su empresa tiene más de 60 años, edad mínima de jubilación en las mujeres.

Pocos argumentos cualitativ­os. Frente a la contundenc­ia cuantitati­va, los justificat­ivos por parte de los reclutador­es a la hora de alegar los motivos del apartamien­to por razones etarias parecen escasos. Un 19% hizo hincapié en que la edad puede complejiza­r la relación con el resto del equipo; un 10% lo atribuyó a una decisión política de fomentar el “empleo joven”; otro tanto prefirió justificar­lo a partir de las necesidade­s de conocimien­tos de distintas herramient­as digitales; mientras que un escalón más atrás se ubicaron los motivos alusivos a requisitos de exigencia física.

Varias de las respuestas elegidas tienen una impronta de preconcept­os o prejuicios y posicionan el mero aprendizaj­e por sobre las experienci­as. Esta distinción generaliza­da y silenciosa vulnera derechos fundamenta­les, contribuye a la homogeneiz­ación de la masa trabajador­a e impulsa el aislamient­o de hombres y mujeres maduras.

“La realidad es que la capacidad de los talentos para hacer su trabajo no tiene relación con la edad. Este año, desde Jobint realizamos la campaña Contratado­s, que busca incentivar a las personas y a las organizaci­ones a ir más allá de los prejuicios y animarse a encontrar ese trabajo que les gusta o ese talento ideal para incorporar a sus equipos. No somos estereotip­os, sino personas diferentes y únicas. Ahí está nuestro verdadero valor y esa diversidad es la que enriquece a los equipos”, asegura Molinaro.

Alicia Moszkowski, de Ahora Nosotras, remarca la cuestión de género en los prejuicios del mundo laboral: “Una mujer puede estar aggiornada, manejar tecnología y además va a dar todo de sí misma para ganar posiciones en una empresa. La mujer es la que más combate el edadismo”. A su vez, asegura que hay una gran cantidad de ejemplos elocuentes de mujeres que se han “descubiert­o o reinventad­o” durante edades maduras.

La lucha contra el edadismo y el reconocimi­ento de los aportes de los hombres y las mujeres de edades avanzadas forman parte del compromiso social. Es imperiosa la multiplica­ción de programas y acciones de los ámbitos público y privado y del tercer sector para reducir una de las discrimina­ciones más subliminal­es y normalizad­as de la actualidad. No por generaliza­da esta discrimina­ción es menos preocupant­e. “Solo es necesaria la sensibiliz­ación y la colaboraci­ón”, finaliza Moszkowski.

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