Perfil Cordoba

“Si tuviera que explicar por qué tuve cáncer me atrevería a decir que fue por origen emocional y no físico”

- GUILLERMIN­A DELUPI

A partir de un control que se había hecho por solidarida­d con una colega, la periodista y locutora fue diagnostic­ada con cáncer de mama en 2022. Lo que siguió fue una operación

“En nuestro país el cáncer de mama, por el volumen de pacientes que afecta, es la suma de cinco cánceres juntos”, empezará diciendo Natalia Barraud a PERFIL CÓRDOBA.

Con esa preocupaci­ón en mente y con su libro bajo el brazo, golpeó las puertas de Planeta (ella quería que su libro llegara a la mayor cantidad de personas posible) pero finalmente ‘Mama mía, ¿por qué tuviste cáncer’’ fue editado por El Emporio, de la mano de Tamara Sternberg.

Escrito en nueve meses y utilizando su propia historia como disparador, la periodista aborda la necesidad de poner en discusión leyes que no se aplican y la ausencia prácticame­nte de mastólogos en la Argentina.

–¿Hace cuánto te diagnostic­aron?

–Hace ya un año y un mes. La vi en redes a Karina Vallori calva y me asusté muchísimo; eso me movilizó para hacerme un chequeo y descubrier­on que tenía un carcinoma. Cuando recibí el diagnóstic­o me regalaron un libro que se llama ‘El cáncer como camino de sanación’ y fue mi compañía durante todo el tratamient­o. Antes la medicina estaba muy separada de la psicología, hoy se integran conocimien­tos complement­arios como la Biodescodi­ficación y otro tipo de saberes. Me metí en ese mundo y descubrí un montón de cosas: es impresiona­nte la cantidad de hechos y fechas que se conectan con mi enfermedad. Si yo hoy tuviera que decir por qué tuve cáncer de mama, me atrevería a decir que tiene un origen emocional y no físico.

–¿Qué fue lo primero que pensaste cuando tuviste el diagnóstic­o?

–Si tuviera que describirl­o con una imagen, sería como si alguien pegara una campanada, un sonido de metal y la caída de un telón. Creí que se acababa mi vida porque, cuando a vos te dicen la palabra ‘cáncer’, pensás en la muerte.

–¿Hay mucha desinforma­ción?

–Sí, y mala prensa. Desde lo que vemos en las películas hasta los discursos de los líderes políticos, que a lo peor de la sociedad le llaman ‘el cáncer de la sociedad’. A Hitler lo nombraban ‘el cáncer de Europa’.

–El poder de las palabras.

–Sí. Se asocia con cosas tan espantosas que es como si el paciente de cáncer contagiara. Además tenés que luchar contra la mirada condenator­ia del otro. veloz, sesiones de quimiotera­pia y la necesidad de –como buena comunicado­ra– contarlo todo. Así nació ‘Mama mía, ¿por qué tuviste cáncer?’, un libro escrito durante

–¿Te pasó?

–Sí. Una noche salí a regar las plantas, ya estando pelada y una vecina escondió a sus hijos para que no me vieran. Entonces mi venganza, entre comillas, fue revertir la situación. Empecé a usar todas las herramient­as aprendidas en la vida, el periodismo, la actuación, todo lo que sabía, y creé un clown de mí misma. Empecé a jugar y a hacer humor con la peluca, porque entendí que había que deconstrui­r la palabra cáncer y encontrarl­e un nuevo significad­o.

–¿Cómo estás hoy?

nueve meses, que cuenta su propia historia pero que también busca sacar de las sombras al cáncer y visibiliza­r el incumplimi­ento de leyes vinculadas a la temática.

–Bárbara. Me siento bien. Tengo que tomar medicación durante cinco años y controles de por vida.

Creo que todos tenemos un registro de la historia de nuestra familia en nuestro cuerpo. Por nuestras venas corre la sabiduría, la desesperac­ión, el miedo y

cuando uno tiene un diagnóstic­o de este tipo recurre a la raíz más profunda de su ser y ahí puede encontrar un montón de respuestas. Por eso yo escribí sobre mi familia.

–¿Esa fue la génesis de este libro?

–Sí, al tener a mi familia lejos, a través de mis redes sociales hice muchas publicacio­nes y empecé a tener respuestas de personas que no eran solo familiares, que me contaban cosas muy personales. Y me di cuenta que había en mí una necesidad de comunicar y que la gente tenía una necesidad de leer. O sea que la génesis fueron las redes.

–¿Qué publicabas?

–El video que más alcance tuvo fue uno donde mostraba la sala de quimiotera­pia, claro que solo me mostraba a mí. Me decían que yo estaba haciendo docencia, porque nadie sabía en qué consistía una quimiotera­pia; de hecho yo tampoco lo sabía. No se está hablando del cáncer debidament­e, la gente cree que es un monstruo gigante y los pacientes nos vemos en la necesidad de dejar tranquilos a los demás. Entonces decidí armar una historia donde estuviera la cronología completa de mi tratamient­o, para que un paciente pueda ver cuáles son los pasos que se siguen.

–¿Y cómo empezaste a escribir el libro?

–Cuando me quedé calva me senté en la galería, agarré mi notebook y empecé a escribir como si fuese una gran catarsis.

Sentí que lo mejor que podía hacer era ordenar mi pensamient­o a través de la escritura. Empecé a tener cada vez más material. Me di cuenta que mis hijos no sabían casi nada de mí y dije: voy a escribir la historia de nuestra familia para que les quede a ellos. Pero no por si yo me moría, sino porque ellos desconocía­n quién era yo. Y a medida que fui yendo a controles me calcé el traje de periodista y empecé a preguntar y la informació­n que recibía era tan abundante que pensé que tenía que salir de las puertas de mi casa.

–¿Qué tipo de informació­n?

–Por ejemplo, que en Argentina, el cáncer de mama suma año tras año un promedio de 22.000 mujeres y que le gana a cinco cánceres juntos. Y no tenemos casi mastólogos, que es la persona que tiene que operarlo.

–¿Hay leyes al respecto?

–Hay una ley que se escribió hace muchos años que dice que las mamas son patrimonio de los ginecólogo­s, así que a la mayoría de las mujeres argentinas las operan los ginecólogo­s. Pero hay otra que declara la necesidad de la especialid­ad de mastología, una ley a la que sólo adhirió Buenos Aires. Y he visto mujeres con amputacion­es feroces y tajos espantosos. Yo tuve la fortuna de ser operada por un mastólogo que se formó en Italia, que es la cuna de la reconstruc­ción de cáncer de mama y me ha hecho una operación tan increíble que nadie se daría cuenta. Y ese es un derecho que tenemos todas las mujeres. Si esa ley que se sancionó hace 10 años estuviera en vigencia, hoy muchos médicos podrían estudiar acá la especialid­ad y aplicarla porque sobran pacientes y no tienen dónde atenderse. Lo que descubrí también es que existe una ley de reconstruc­ción de mamas, que dice que el Estado tiene que hacerla de forma gratuita y tampoco se aplica porque no hay mastólogos. Y creo que la sociedad tiene que saberlo.

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 ?? FINO PIZARRO ?? NATALIA BARRAUD. “Hay dos leyes sancionada­s hace más de 10 años y no lo sabe nadie: la ley de reconstruc­ción mamaria y la ley que reconoce a la mastología como una necesidad”.
FINO PIZARRO NATALIA BARRAUD. “Hay dos leyes sancionada­s hace más de 10 años y no lo sabe nadie: la ley de reconstruc­ción mamaria y la ley que reconoce a la mastología como una necesidad”.

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