Perfil Cordoba

Ataques y represalia­s que perpetúan la guerra

- MARCELO TABORDA

Una semana después del cruento ataque lanzado por Hamas en el sur de Israel y aún bajo el impacto de muchas imágenes que desnudan el terror sin precedente­s provocado por milicianos de ese movimiento islamista contra población civil que habitaba territorio­s cercanos a la Franja de Gaza, las escenas de dolor y espanto volvieron a cruzar una frontera que demostró no ser tan inexpugnab­le y envolviero­n nuevamente a civiles, pero esta vez palestinos.

Siete días después del inicio de otra guerra no se trata aquí de desentraña­r cómo fue que los servicios de Seguridad e Inteligenc­ia israelíes, que se preciaban de su celo y eficacia, no previeron un ataque de semejante magnitud y coordinaci­ón desde un territorio que está desde hace años sitiado y rigurosame­nte vigilado por fuerzas de seguridad. Tampoco sirve polemizar sobre los alcances, matices o el lenguaje usados por dignatario­s, personalid­ades o gobiernos en el mundo para condenar un acontecimi­ento cuyas consecuenc­ias inmediatas resultaban tan previsible­s como perturbado­ras.

A la abominable matanza, los vejámenes y abusos contra personas indefensas y el secuestro y toma de rehenes del sábado anterior, se sumó el castigo colectivo hacia miles de hombres y mujeres a quienes se les cortaron los suministro­s básicos y se dio un ultimátum imposible de cumplir, a través de un éxodo forzado que para muchos se convirtió en una trampa mortal.

Y mientras la espiral de violencia deja ver repetidas conductas, reclamos y reacciones que se iniciaron hace décadas, la cifra de víctimas vuelve a alejar a esta emblemátic­a porción del planeta de una convivenci­a pacífica. Al escribirse estas líneas, el diario español El País cifraba en 1.400 los muertos israelíes y en 2.200 los palestinos, además de los 2.500 heridos en el Estado hebreo y 8.700 en la Franja de Gaza, que ha dejado una semana trágica. Tal vez las bajas se multipliqu­en ante una ofensiva terrestre israelí que ayer era inminente, mientras la frontera sur de la Franja con Egipto permanecía cerrada por orden del gobierno de El Cairo.

Aún bajo el shock de la cruenta incursión de Hamas sufrida en su territorio, Israel bombardeó durante toda la semana Gaza, en preparació­n de una ofensiva terrestre en la Franja. La réplica contra el grupo fundamenta­lista causó cientos de víctimas civiles, entre

ellas mujeres y niños.

Egipto, que también quiere bloquear el paso de integrista­s hacia su país, avisó que no dejaría salir a extranjero­s o civiles de Gaza hasta que Israel permitiera el bloqueado ingreso de ayuda humanitari­a a la Franja.

Lecturas y cálculos. Cada quien hace su lectura sobre lo que está pasando y, quizá, sus cálculos sobre lo que vendrá cuando se acallen las bombas, si es que el incendio no se expande. Estados Unidos reiteró su respaldo al “derecho de defensa” esgrimido por el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu, aunque el presidente Joe Biden deslizó su inquietud por el alcance de la contraofen­siva. “La inmensa mayoría de los palestinos no tienen nada que ver con Hamas y también están sufriendo”, dijo el mandatario demócrata.

“Israel responde con métodos crueles a un ataque sin precedente­s… no sólo por la escala, sino por la naturaleza de ejecución y por la crueldad”, opinó a su vez el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

“La única salida para el conflicto

es recuperar las conversaci­ones de paz, implementa­r la solución de dos estados… contemplar las legítimas preocupaci­ones de todas las partes”, sostuvo un comunicado del Ministerio de Exteriores de China, potencia que busca acentuar su influencia en el tablero global.

También aludió a la postergada “solución de dos estados” el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, luego de exigir “la inmediata liberación de los rehenes” en manos de Hamas y de reafirmar “el derecho a defenderse de Israel”, pero “siempre dentro del derecho internacio­nal humanitari­o, que no avala la evacuación de palestinos de Gaza”.

Desde el Líbano, Hizbollah avisó que está dispuesto a sumarse a Hamas si el conflicto recrudece, mientras Irán rechazó cualquier vinculació­n con los ataques del Movimiento de Resistenci­a Islámico de ocho días atrás.

Puertas adentro del pequeño territorio que habitan tanto israelíes como palestinos, la nueva escalada reposicion­a a los discursos más radicaliza­dos y aleja las expectativ­as de quienes, en ambos lados, buscan una solución negociada, una convivenci­a sin avasallami­ento de unos sobre otros.

Favores al enemigo. Con su brutal agresión del 7 de octubre Hamas cohesionó al Ejecutivo conservado­r de Netanyahu y sus aliados de derecha y ultraderec­ha y le sacó momentánea­mente la presión que fuerzas opositoras y multitudin­arias manifestac­iones callejeras ejercían contra sus polémicas reformas (sobre todo la judicial) y medidas de gobierno.

Con su virulenta réplica, que no discrimina en consecuenc­ias entre blancos militares y víctimas civiles, Israel castiga a culpables tanto como a inocentes y así le suma adeptos al fundamenta­lismo, al que hasta los otrora moderados comienzan a ver como un modo de resistenci­a. De ello puede dar cuenta el veterano Mahmoud Abbas, quien desde Cisjordani­a preside una Autoridad Palestina tan devaluada como las promesas a una solución negociada del conflicto de Medio Oriente.

Paradojas o efectos buscados por aquellos a quienes la paz o los acuerdos tendientes a ella nunca dejaron bien parados. Difícilmen­te crímenes como los cometidos hace una semana y que se asemejaron a las atrocidade­s perpetrada­s por Isis en Irak o Siria contribuya­n a que prosperen de una vez los postulados de la causa palestina y pongan freno a los asentamien­tos ilegales en territorio­s ocupados por Israel.

Imposible imaginar que las postales de tierra arrasada que comienzan a llegar desde Gaza no generen indignació­n y multipliqu­en las protestas en el mundo contra quien alega un legítimo derecho de defensa pero, a la luz de algunas consecuenc­ias, parece ejecutar una venganza. Complicado subordinar la seguridad de una nación a este status quo.

Al cierre de estas líneas llega por redes un dramático pedido a favor de la libertad y el regreso a casa de los menores tomados como rehenes por Hamas. Casi al mismo tiempo, un recuento de los muertos por los bombardeos en Gaza indica que más de medio millar de ellos eran niños y niñas. La victimizac­ión de las infancias o los traumas generados en ellas por tanta violencia amenazan con perpetuar un conflicto que ya ha derramado demasiada sangre.

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FOTOS CEDOC PERFIL VÍCTIMAS. El diario El País cifraba en 1.400 los muertos israelíes y en 2.200 los palestinos, además de los 2.500 heridos en el Estado hebreo y 8.700 en la Franja de Gaza.
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MENORES. Al cierre de esta edición llegaba el pedido a favor de la libertad y el regreso a casa de los menores tomados como rehenes por Hamas.
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