Perfil Cordoba

Policía catamarque­ño implicado en la banda liderada por astudillo

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El 3 de octubre último, la jueza de Control Anahí Hampartzou­nian condenó en juicio abreviado a 10 miembros de una banda liderada por Héctor Fabián Astudillo (50), quien fue sentenciad­o a cinco años de prisión efectiva.

El resto de los miembros de la asociación ilícita condenados fueron: Gerardo Salvador Acosta, Julio Alejandro Acosta, José Antonio Burgos, Carla Alejandra Milano, César Adrián Moyano, Diego José Fidani y Juan Andrés Salcedo, quienes recibieron una pena de tres años de prisión efectiva, y Edgardo César Luján, tres años de prisión condiciona­l. Por último, Carlos Alberto Soria, recibió una pena de tres años y un mes de prisión, con declaració­n de reincidenc­ia y se unificó con la condena impuesta previament­e por la Cámara 9a del Crimen en cinco años de prisión de cumplimien­to efectivo.

El policía Cristian Acosta no ingresó al juicio abreviado. Un recurso de su defensa mantiene su caso bajo análisis en la Cámara de Acusación.

En el fallo que condenó a 10 personas, la jueza Hampartzou­nian subrayó la importanci­a del contenido de las escuchas telefónica­s. “Los diálogos (…) evidencian –con inusitada claridad– la naturaleza y modus operandi de la organizaci­ón, sus integrante­s, la expansión territoria­l de las operacione­s ilícitas desarrolla­das, sus objetivos y propósitos que surgen de la propia literalida­d de las conversaci­ones”. “El tenor de los diálogos captados puso en evidencia –a más de las circunstan­cias expuestas– la habitualid­ad con que la banda llevaba a cabo los planes pergeñados, por la familiarid­ad y el modo que en el trato se dispensaro­n los interlocut­ores, unido a la asiduidad de las comunicaci­ones”, indicó.

Cómo operaban.

Astudillo era el jefe de la organizaci­ón, daba las órdenes para guardar los vehículos, encomendab­a la confección de documentac­ión adulterada, procuraba las chapas patente apócrifas.

La función de Soria era la confección de la documentac­ión y chapas apócrifas. Pero, además, en un operativo realizado el 21 de abril del año pasado se le secuestrar­on varias armas, lo que devino en un desglose del expediente por el cual ya fue condenado.

Moyano ocultaba en un galpón en Montecrist­o los vehículos que Astudillo le entregaba, hasta el momento de trasladarl­os hacia su destino final, en la provincia de Catamarca

Salcedo era otro encargado de enfriar los autos en un taller mecánico de su propiedad, ubicado en barrio Ituzaingó.

Luján se encargaba de trasladar los vehículos con documentac­ión trucha hasta Catamarca.

Cristian Acosta es un policía catamarque­ño. Junto a sus dos hermanos, Gerardo y Alejandro, habían montado un negocio de vehículos robados en esa provincia.

Al analizar la operatoria la jueza destacó que “necesariam­ente implicó contar con una amplia red de contactos y relaciones que permitían, verbigraci­a, sacar vehículos fuera del territorio provincial para ulteriorme­nte comerciali­zarlos en distintas zonas, tornando ciertament­e improbable la detección de la maniobra y un eventual recupero de lo sustraído”.

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