Pupito Avalle, de ladrón de autos a estar acusado de liderar una “empresa polirrubro”
Tiene 25 años y está preso en el penal federal de Ezeiza. Está detenido desde 2019 por el robo de un auto y dos años después fue procesado por un secuestro. En enero pasado, el Servicio Penitenciario
NADIA GALáN
Empezó su carrera delictiva con un robo y una condena menor, pero ahora lo acusan de convertirse en el líder de una banda “polirrubro” que concretó una decena de asesinatos en Rosario y otro tanto de tentativas de homicidios. Además, le adjudican una serie de atentados, extorsiones y balaceras a sindicatos, escuelas y casas particulares. La columna vertebral de la organización ya no está vinculada con el narcomenudeo (lo que es una arista), sino con el dominio de la calle a la fuerza de tiros. “Quieren sacar espacios de poder compitiendo, de alguna manera, con el Estado”, explicó una de las funcionarias que los investigó.
Desde su celda en la Unidad Penitenciaria N° 1 de Ezeiza, Cristian “Pupito” Avalle impartía las órdenes. El que las recibía era Carlos Olguín, que estaba recluido en el penal provincial de Coronda. A partir de ahí, los distintos miembros de esta presunta “asociación ilícita” movían los hilos para concretar las tareas que iban desde amenazas hasta balaceras, que terminaban en homicidios.
Pupito tiene 25 años. Cayó en prisión en 2019 luego del robo de un auto. Lo condenaron un año después a cuatro años en un juicio abreviado. En 2021 lo procesaron junto con Ariel “Guille” Cantero, líder de la narcobanda Los Monos, por el secuestro a cambio de un rescate de un joven en la localidad santafesina de Arroyo Seco. A Avalle, bajo la figura de organizador, en una causa que se tramita en la Justicia federal.
Ahora lo acusan de ser el líder de su propia organización y “controla la economía de la empresa criminal”. Su banda,
Federal le confiscó un celular en su celda y a partir de las pericias tecnológicas se habría descubierto el accionar de su banda. Esta semana (y continuará la próxima) comenzaron a ser imputadas 27 personas
según la Justicia, está integrada por más de treinta personas, de los cuales 27 llegaron a la audiencia imputativa, dos están prófugos y otros dos fueron asesinados.
Acusación. La investigación detrás de esta estructura, que cuenta con una treintena de personas involucradas (nueve de ellas serían sicarios), terminó de cerrarse cuando el Servicio como responsables de 47 delitos que ocurrieron en Rosario, desde extorsiones hasta homicidios. Por la multiplicidad de hechos, hay nueve fiscales que acusan a la banda de Pupito.
Penitenciario Federal le confiscó un celular a Pupito en su celda en Ezeiza. Allí las pericias tecnológicas fueron fundamentales para entender el trasfondo de esta organización y los motivos delictuales que los llevaban a la acción. Mañana los nueve fiscales que investigan a la banda comenzaron una audiencia de imputación contra todos ellos que continuará la próxima semana con el pedido de prisión preventiva.
“Es una banda polirrubros que ya no se dedica a la droga, lo que sería una actividad de narcomenudeo, sino más bien que quieren ingresar a otros emprendimientos: a cuestiones políticas, sindicales. Y tratar de sacar, ya no solo plata, sino espacios de poder compitiendo de alguna manera con el Estado”, explicó la fiscal Valeria Haurigot de la Unidad de Balaceras (la única en el país).
Por su parte, el fiscal Franco Carbone detalló en conferencia de prensa que a la banda le atribuyen “47 hechos que fueron cometidos por esta estructura criminal de más de 30 personas, liderada por la figura de Cristian Nicolás Avalle”. Además, lo vinculan con unos diez homicidios y otro tanto de casos
de tentativa de homicidios. Todos hechos que ocurrieron, según la investigación, desde marzo de 2021 hasta la actualidad.
Todo comenzó con la “mu
jer de los 21”. Era una persona que todos los 21 de cada mes se presentaba en una hamburguesería de Rosario para cobrar un canon obligatorio como extorsión para no sufrir atentados violentos. Pero en un momento, Olguín “traiciona” a Avalle y envía a su gente a cobrar una mensualidad en paralelo. Los dueños del local se oponen a pagarles a los dos y la extorsión termina con el asesinato de un cadete de Burger House: Hugo Villán.
“Esto empezó como una extorsión, pero entre ellos mismos se han peleado. Olguín se separa de Avalle y les pidió a los de la hamburguesería que dejaran de pagarle a la mujer de los 21, porque iba los 21 a cobrar, pero como el dueño del comercio se negó a pagarles a los dos le balearon el frente y murió Villán que estaba allí”, explicó el fiscal de Homicidios Adrián Spelta.
El crimen ocurrió en mayo pasado. El cadete fue alcanzado por las balas cuando cuatro personas en un vehículo dispararon contra el frente de la hamburguesería.