Perfil Cordoba

“La curiosidad te permite plantearte otros mundos”

La actriz debuta como guionista, junto a Santiago Giralt, en un proyecto que finalmente hoy toma la forma de la película Norma. Además, es la protagonis­ta del film que también mira a sus raíces en San Luis y habla sobre la actualidad de nuestros relatos i

- JUAN MANUEL DOMíNGUEZ

Es fácil, casi un poco torpe, jugar con el anagrama de Morán que implica “Norma”, título del film que protagoniz­a y coescribe Mercedes Morán, contando una historia mínima en el interior (un territorio, y quizás hasta una historia, que Morán ha visto una y otra vez en su infancia en San Luis). La comedia “Norma” es de esas películas pequeñas donde alguien como Morán muestra no tanto un lucimiento, sino sus instintos de cine, su capacidad de contar desde pequeños y enormes gestos, y todo en el camino. Decir que Morán es la gran actriz argentina, título nobiliario también torpe por grandilocu­ente pero también cierto (en tan solo un par de años ha hecho relatos tan disímiles como el western “Las Rojas”, la serie política gigante “El Reino”, la comedia romántica adulta “El amor menos pensado”, y así la lista, siempre gigante, siempre activa, siempre variando de ambiciones). Morán cuenta como, entonces, aparece un debut en “Norma”, gracias al director y escritor Santiago Giralt: “La idea apareció porque Santiago Giralt escribió una novela que no fue publicada todavía, donde uno de los personajes nos inspiró la historia de ‘Norma’, de ese personaje que ahora protagoniz­a la película. Tanto Santiago como yo hemos compartido infancias en el interior, en ciudades del interior, y conocemos bastante ese tipo de mujercitas. Entonces, la idea fue hacer en tono de comedia elegante, no una comedia de zapatazos, un momento en la vida de estas mujeres, a esa edad, donde ya la cultura o los mandatos hablan que no hay nada para revisar. Una mujer que como su nombre lo indica había obedecido todas las normas, y la pregunta es cómo sería que algo le permitiera disparar una serie de posibilida­des para llevar a cabo una serie de transgresi­ones y vencer algún tipo de prejuicio para hacer algún tipo de upgrade en su vida, en sus conocimien­tos, y que eso le permita abrir la cabeza y eliminar esas limitacion­es”.

—¿Cuál fue el punto de partida para querer contar esta historia de “Norma”?

—Empezamos desde su infelicida­d, desde su insatisfac­ción, todo lo que le generaba esa crisis, y ella adicta a unas pastillas que poco hacían. Y un hecho fortuito, burgués, que es el abandono por parte de su empleada doméstica, le permite empezar un camino para descubrir otras formas. Cada prejuicio que vence es una manera de estar más cerca de la felicidad, que es lo que todos revisamos. Aunque la cultura te quiere jubilar, te dice de aceptar lo que uno construyó, pero se pueden hacer pequeñas transgresi­ones, que para ella son enormes. Superar miedos, superar críticas, ir a un boliche que nunca había pisado por miedo o por no tener permiso.

“Esta profesión me ha permitido encarar diferentes mujeres, diferentes

mundos. ”

—¿Qué descubrist­e de vos contando desde el guión?

—El coescribir el guión con Santiago me permitió abordar el guión de un lugar que nunca lo había hecho antes. Y una vez que estuvo escrito, lo que me sorprendió, que estuvo consensuad­o, revisado, me pasaba que la actriz le preguntaba cosas a la autora. A mí misma en este caso. No estaba la actriz tan segura que el personaje podía hacer tal o cual cosa que había

sido escrita. Fue muy revelador para mí poder hacer estas dos aproximaci­ones que nunca había hecho.

—Hablabas de reconfigur­ar la vida de uno, de volver a los rincones no explorados pero presentes, y cómo eso se asocia quizás en el cine a una edad donde no se tiene esa experienci­a: ¿qué sentís alteran cuando cuentan a Norma y sus cambios?

—Siempre me pareció muy contradict­orio el hecho de que cuanto más años una tuviera, y más experienci­a tuviera por esa razón, como que la cultura te jubila a una determinad­a edad y en esa jubilación obligatori­a entra el mandato de no revisar, aceptar lo que una construyó. A mí me parece que lo interesant­e es salir de ese nicho en el que te alejan, y tener presente el deseo, la búsqueda de la felicidad, buscar las promesas que te hiciste en la juventud y cuánto de eso se conquistó y cuánto de eso te hace feliz. No hay edad para replantear y revisar. No hay que dejar de ser curioso, porque la curiosidad es un arma que te permite replantear­se otros mundos. Derrocar prejuicios que son siempre cárceles. Lo que ‘Norma’ hace es una deconstruc­ción: en estos tiempos parece ser un tema obligado para los hombres, pero todos nos debemos deconstrui­r. Tiene que ver con escuchar tu deseo, con escuchar tu búsqueda.

—¿Cuánto tiene que ver tus elecciones profesiona­les con tu búsqueda de la felicidad?

—Esta profesión me ha permitido encarar diferentes mujeres, diferentes papeles, y cada una de ellas tenía un mundo. Muchas vidas en uno. Me gusta hacer personajes diferentes no solo por esa cosa obvia de poder lucirte componiend­o como actriz, sino para indagar en las razones que las llevan a comportars­e de determinad­a manera. Eso ha sido de mucho alimento para mí. Yo no juzgo a mis personajes. Intento comprender los motivos por los que hacen lo que hacen. Despojarse de juicios previos es buenísimo. Para mí es lo que conforma a un personaje: ¿cuáles son sus objetos de deseo y cuáles son sus objetos de amor? Siempre pienso que cuando una observa a alguien, y a un personaje, y ves como son con sus hijos, con sus empleados, con sus amigos, dice mucho de ellos. Yo nunca me vinculó como mis personajes, pero esta búsqueda me enriquece como persona.

—¿Qué descubrist­e de contar siendo una profesiona­l del arte de contar?

—La manera de contar es importante entender a quien le contás el cuento, cómo comunicas la historia que querés contar. De los cuentos que le contaba a mis hijas cuando se iban a dormir a contarle a un amigo una situación que viví, me parece fundamenta­l. Se me viene a la cabeza quien era la gran contadora para mí, que era China Zorrilla, quien tenía un talento y un arte que te hacía olvidar de todo. Me gusta mucho la manera de contar que siempre existe esa perspectiv­a que te da el humor y la cosa muy pequeñita, como desde algo pequeño podés hablar de algo grande. Me gustan las historias pequeñas, reveladora­s, graciosas. Siempre me han dicho: “por qué no hago personajes clásicos?”. Y yo siempre digo que es tan difícil hacer Lady Macbeth como Lady Di. El trabajo es sumergirse en ese personaje y hacerla creíble, verdadera, sentir empatía. El objetivo es producir lo que yo siento cuando me cuentan una historia: lograr que los demás se sientan menos solos.

—¿Cuál es la importanci­a de contar consideran­do como se habla de nuestra cultural cinematogr­áfica hoy?

—Básicament­e hay que pensar en que todos los hechos artísticos son una inversión, y que el cine, la literatura, la música, nos expresan más allá de la individual­idad. Espero que siempre eso sea apoyado. El cine es una industria pequeña, que tiene que salir a pelear con las grandes industrias. Es una inversión para cosas más altas, que nos muestran. Las películas viajan, y nos muestran. Yo pude viajar con muchas películas, y pude ver lo que produce, cuánto valor tiene afuera. Me da pena que aquí no se la califique de ese modo ¿no?

—¿Qué es lo que todavía te enamora de tu profesión?

—El riesgo ¿no? Que me invita a tirarme a la pileta, que pasó de una película de la gran industria a una película independie­nte y eso cuando yo actúo me olvido de quién soy, cuántos años tengo, de mi vida personal. Para mí es casi meditación, y agradezco muchísimo haber podido desarrolla­rme en la profesión. Me pone muy feliz el poder actuar y haber actuado con tantos directores y directoras que admiro, con compañeras y compañeros que admiro. Siempre decía cuando era muy joven que quería terminar mi vida haciendo una huerta y plantando tomates, y no, quiero terminar actuando porque eso es lo que me da vida y coraje.

“Aunque la cultura

te quiere jubilar, siempre se pueden hacer pequeñas transgresi­ones. ”

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GZA. NETFLIX PLATAFORMA. Su reciente paso por “El Reino”, la serie de Netflix.
 ?? ?? DEBUT. Después de varios roles cruciales en la ficción argentina, Morán ahora se lanza al aspecto creativo del guión, junto al director y escritor Santiago Giralt.
DEBUT. Después de varios roles cruciales en la ficción argentina, Morán ahora se lanza al aspecto creativo del guión, junto al director y escritor Santiago Giralt.
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FOTOS: GZA. PRENSA SUEÑO FLORIANOPO­LIS / GZA. EL AMOR MENOS PENSADO HISTORIAS. Films que la confirman como la gran actriz argentina, capaz de relatos pequeños e industrial­es: “Sueño Florianópo­lis” y la comedia “El amor menos pensado”.
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comparte el cartel con Alejandro Awada, Lorena Vega, Mercedes Scapola, Marco Antonio Caponi y Claudia Cantero, entre otros. En su variedad
de relatos, ha sido parte recienteme­nte del western local “Las Rojas”, y de la serie de lanzamient­o mundial, “Maradona - Sueño
Bendito”.
MOMENTOS. En “Norma”, comparte el cartel con Alejandro Awada, Lorena Vega, Mercedes Scapola, Marco Antonio Caponi y Claudia Cantero, entre otros. En su variedad de relatos, ha sido parte recienteme­nte del western local “Las Rojas”, y de la serie de lanzamient­o mundial, “Maradona - Sueño Bendito”.
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FOTOA: GZA. PRENSA LAS ROJAS / GZA. MARADONA SUEÑO BENDITO

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