La lucha por liderazgos de barras de Talleres emerge detrás del crimen de Gabriela Pérez
Es una de las hipótesis de la investigación para explicar por qué hubo un ataque al Club Yapeyú, el 9 de septiembre, mientras transcurría un almuerzo organizado por el Soelsac. Detenido
No por habitual deja de impactar. Nuevamente, tras un crimen emergen las sospechas de la lucha violenta por liderazgos en las barras del fútbol local. Es una de varias hipótesis en la investigación judicial por el crimen de Gabriela Pérez (24), el 9 de septiembre pasado.
¿Fue una advertencia en la disputa entre las facciones de la barrabrava del Club Talleres? ¿Están en juego intereses que mezclan la tensión gremial y la interna entre barras? ¿O es tan sólo una cuestión personal y política entre el actual secretario general del gremio de limpieza Soelsac, Sergio Fittipaldi, y el dirigente del Surrbac Franco Saillén?
Entre esas líneas transita hoy la pesquisa que apunta a la autoría intelectual del ataque que culminó con la muerte de la joven empleada de limpieza.
La detención el lunes pasado de Gustavo Herrera, imputado por homicidio calificado por uso de arma de fuego, causó estupor. Es nada menos que el hermano de Gabriela Stefi Pérez, quien fue alcanzada por una de las 10 balas que Herrera habría disparado desde la vereda de enfrente del Club Yapeyú, el sábado 9 de septiembre pasado, mientras transcurría un almuerzo organizado por Sergio Fittipaldi.
Una doble tragedia: la muerte de una inocente y la acusación al hermano. De ser realmente quien disparó, lo más probable es que nunca imaginó quién sería el blanco de la bala.
Recién el viernes pasado, su abogado Sebastián Lascano pudo tomar contacto con él porque apenas fue trasladado a la cárcel de Bouwer sufrió una descompensación y debió ser asistido y aislado. Ahora espera la fecha de la indagatoria que fijará en los próximos días la fiscal a cargo de la investigación, Silvana Fernández.
La magistrada se tomó un mes y medio para ordenar la detención. Comenzó con numerosas hipótesis hasta que la pesquisa fue orientando y confirmando la peor sospecha. Quien habría disparado sería Herrera, el hermano de Pérez. Solo cuando tuvo pruebas suficientes dispuso su detención.
Ahora, el equipo de investigadores policiales y judiciales intenta develar quién le encargó el ataque y por qué motivo.
El martes último, Giselle y
Gustavo Herrera, hermano de la víctima e imputado como autor material de los disparos, la Fiscalía ahora intenta dilucidar quién lo contrató y por qué. Conmoción por el vínculo
Celeste Herrera –dos de los 15 hermanos de Gabriela y Gustavo– fueron a tribunales y dijeron a viva voz que iban a defender a su hermano porque era inocente. Relataron que a los pocos minutos de ocurrido el ataque, fueron a buscarlo a su casa –a dos cuadras del Club– y lo encontraron en ropa interior. Y, además, sembraron dudas sobre el involucramiento de barras de Talleres con el gremio.
Dieron algunos datos. Que un tal ‘Rambo’ participaba del almuerzo. También “Coco, que es del gremio”. Y agregaron que Fabián ‘Mono’ Márquez había andado diciendo en el barrio que Gustavo fue el tirador aquel mediodía.
Para entender el entramado hay que tener presente que las barrabravas del fútbol no actúan desarticuladas de los clubes. Las comisiones directivas y los presidentes validan los liderazgos y sus jefes de seguridad conocen a sus integrantes y administran respaldos para mantener la paz social o actuar cuando escala la violencia entre facciones. No se erradican, las barras se validan, se contienen y se usan.
En el caso de Talleres, quien presta servicios de seguridad en el club es el exjefe de la Policía de Córdoba, Ramón Frías.
Su estructura es jerárquica y vertical. El liderazgo no es vitalicio. Quien cae detenido inmediatamente pierde poder y es reemplazado. Y esa es la principal causa de la renovación de la pirámide y las luchas intestinas. Se mueven entre el delito (narcotráfico, robos, asesinatos) y las actividades de los clubes y la política, también la gremial.
Eso es lo que, posiblemente, esté sucediendo en la actualidad con la barra del Club Talleres. Quienes en su momento la lideraron hoy cayeron en desgracia.
Darío Cáceres –exsocio de Carlos Pacheco– está detenido desde el año pasado y la próxima semana comenzará a ser juzgado por el Tribunal Oral Federal 2 en una causa de narcotráfico como organizador de transporte y comercio de marihuana. Cambió de abogado. Era el concejal oficialista Diego Casado y ahora lo defiende el defensor oficial, Jorge Perano. También están acusados otros dos: Juan Ignacio Lacosta, alias ‘Rambo’ –a quien nombraron las hermanas de Gabriela– y Sergio ‘Tomatón’ Busso. ‘Rambo’ Lacosta tiene puesta una tobillera electrónica.
A su vez, Carlos Pacheco estuvo detenido hace algunos años por el crimen de Jonathan Villegas (18) en El Diquecito, luego fue absuelto.Hoy esa facción fue desplazada, el liderazgo fue reemplazado pero no desapareció. Es posible definirla como ‘la contra’.
El mandamás hoy es ‘Paisa’ Fernando Larraona. Por debajo se ubica ‘Ciego’ Hugo Cardozo. Y hacia esa cabeza reportan los líderes de los diferentes sectores de la ciudad, entre los cuales están ‘Los Patria’, en barrio General Paz; Darío Tulián, en Villa El Libertador; etc.
En Barrio Yapeyú –donde se produjo el ataque de Gabriela– están los hermanos Fuentes, Gonzalo y Cristian Coco, y el mencionado ‘Rambo’ Juan Ignacio Lacosta.
En el pasado, hubo hechos sanguíneo que une a la víctima y al presunto victimario. Quiénes mandan hoy en la barra del club de Barrio Jardín. Fútbol, gremios, política y delito.
muy violentos que tuvieron a otros como protagonistas.
El barra Pablo Mario ‘Pistola’ Silva fue elevado a juicio hace dos meses como autor intelectual del cruento asesinato de Daniel Enrique Coria, cuyo cuerpo fue seccionado, quemado y apareció en un basural de barrio Yapeyú. Silva dirigió el ataque desde la cárcel de Cruz del Eje. Un ajuste de cuentas narco.
En 2020, Walter ‘Toro’ Aguilera fue sometido a torturas y filmado en la cárcel de Bouwer. La réplica no se hizo esperar. Un video donde se vio a encapuchados con armas largas y un discurso a un tal ‘Cartonero’ se convirtió en una amenaza real.
Las barras son la fuerza de choque, mano de obra para el proselitismo y actos.
Sergio Fittipaldi, titular del Soelsac, hoy tiene en su órbita al Club Peñarol de barrio Argüello y parte de La Fiel, un sector de la barra de Talleres que le responde. Son los que mencionaron las hermanas Herrera.
Franco Saillén, el contendiente y opositor en el convulsionado proceso electoral del gremio de la limpieza, también tiene una parte de La Fiel, ‘la contra’, que disputa poder a Larraona; los Capanga del Club Instituto y algunos seguidores de quien fue líder –hoy en retirada– del Club Belgrano, Roberto Ponce, ‘el Loco Tito’.
En alineamientos políticos, Sergio Fittipaldi es legislador provincial electo suplente por el oficialismo y Franco Saillén tiene vínculos y llegada al gobierno nacional.
Se disputan, en este caso, la representación de más de 20.000 afiliados, las cajas del gremio, obra social y mutual, y una importante cuota de poder por la estrechísima vinculación con las empresas que contratan a esos trabajadores. A su vez, estas firmas son las que contratan los gobiernos provincial y municipal que tercerizan el servicio de limpieza en sus dependencias.
Fittipaldi y la cámara empresarial del sector tienen diálogo y línea directa. A tal punto que el viernes pasado fue él quien anunció el aumento salarial para los trabajadores. Las empresas son su respaldo y la prescindencia del gobierno provincial lo avalan.
En este entretejido de vínculos podría encontrarse quién contrató al sicario y por qué lo hizo.