“duki te da siete minutos de atención; Bizarrap, lo contrario, largas charlas”
Algunos lo llaman el mánager el trap argentino, y está en lo cierto. Tiene en su portfolio al rey y a la princesa de ese género: Duki y Nicki Nicole. Y
“Los artistas con los que tengo el orgullo de trabajar no tienen en su escala de valor el dinero”, dice Federico Lauría, el mánager por excelencia del trap argentino. Si hay que compararlo con alguien, él es Daniel Grinbank del siglo XXI. En el portfolio de Lauría hay tres nombres que no necesitan presentación: Duki, Bizarrap y Nicki Nicole. “Pasar de cero a mucho muy rápido no es fácil. Esto no sólo les afecta a los artistas, sino también a sus familias. Hay que acompañarlos, entender la situación. Nuestras culturas (española y sudamericana) no se suben al escenario pensando en cuánto van a ganar. Hemos rechazado muchas campañas con marcas porque no eran afines a sus valores, donde iban a ganar mucha plata. Esto no quiere decir que el negocio no era importante, pero acá hay muchos tomadores de
Los artistas sufren con los mensajes de odio; es algo que no hay que naturalizar
decisiones”, dijo Federico Lauría en el American Business Forum que se realizó en Punta del Este.
—¿Cómo explicás el éxito global de Biza, Duki, Nicki..?
—Esta nueva generación, Gen Z, nació con cabeza global, con las fronteras totalmente borradas. La música en español está pasando por un momento hermoso y eso nos dio la tranquilidad de que podemos llegar a lugares donde ni siquiera se habla en español. Eso está pasando.
—¿Cómo medís el éxito?
—A nivel ejecutivo lo medimos distinto a los artistas. A mí me gusta medirlo según cuánta gente va a los shows, cuántos compran un ticket. Después, puede ser según sus seguidores en Spotify y YouTube. Pero ellos son muy distintos. Con Duki en Vélez habíamos vendido cuatro estadios y veía que podía hacer un quinto, sexto o séptimo show. Duki me dijo: “No, así está bien”. No buscan romper récords, eso nos interesa a nosotros como industria. Ellos lo ven desde el disfrute, para ellos eso es el éxito.
—Tu cabeza capaz va más por el negocio...
—Cuando conocí a Duki, empecé una construcción como empresario y como persona con los valores de los Generación Z. Vinieron a enseñarnos una cadena de valores diferente. Empecé a deconstruirme desde ese dia y aprendo constantemente.
—¿Cómo proponés las ideas?
—Duki te da solo siete minutos de atención. Las charlas son muy concretas, jaja. Con Biza es lo contrario, son charlas muy largas, semanas eternas de planificación. Y Nicki (Nicole) con suerte, me atiende el teléfono. Nos adaptamos a sus formas (se ríe).
—¿Qué creés que les pasa a los artistas con el éxito?
—Pasan de estar en la habitación de sus casas frente a una computadora a estar frente a cincuenta mil personas en un escenario. Es increíble además a Bizarrap y fue el responsable de, entre otros, los recitales de Lali Espósito en Vélez. Federico Lauría fue uno de los invitados al American Forum
Business donde habló de lo que no se ve de su negocio; de la importancia de la contención emocional de sus artistas para manejar el éxito y el dinero inesperado.
el nivel de crecimiento vertiginoso que tiene esta generación y cómo se adaptan a eso. Lo importante es hablar de ciertos temas como salud mental. Ellos son personas como nosotros…
—¿Le contás a los nuevos artistas qué les espera?
—Sí. Hay charlas con ellos, con sus familias. Hay una nueva generación que nace pidiendo consejos a Duki o Bizarrap. El mío es que hablen entre ellos y se aconsejen. Por ejemplo, Duki y Nicki acompañaron y aconsejaron a Milo J. desde un lado muy humano.
No todo en la vida gira en torno a quién se enoja más, quién grita más. Ellos nos enseñan sobre acompañamiento, la no competencia, el sentido de hermandad. Nuestra generación tiene que aprender de eso.
—Depende de cada artista. Lo que tiene que ver con el contenido, reproducciones en plataformas digitales, hoy es un muy buen negocio, pero es un tema donde se podría generar más dinero. Estamos buscando modelos donde no sean solo los artistas participando en una campaña de alguna marca sino más de crear drops juntos, donde el artista sea parte de la compañía. Tenemos la suerte de que estos creadores de contenido (músicos y/o streamers) son los mejores medios de comunicación que pueden tener las empresas.
—¿Qué cosas las empresas no están viendo?
—Tenemos que entender a esta generación sin cuestionarlos,
nos tenemos que deconstruir muchísimo. Siempre digo que lo tuve que hacer desde el primer día. Cuando hablo con políticos, empresarios, marcas, les tengo que hacer entender que lo orgánico es la base de todo. La cercanía, la sencillez, no hay mucho misterio. Pregúntenle a sus nietos o hijos qué música escuchan, hagan ese ejercicio.
—¿Qué indicadores usás para saber cómo va el negocio?
—Hay muchos, por ejemplo, las ventas de los shows. Este 2023 hicimos más de doscientos cincuenta; en algunos casos, un show por día de alguno de nuestros artistas. La información es fundamental para tomar decisiones y tenemos acceso a mucha que no usarla sería desaprovecharla. Para que Duki toque en el Bernabéu (Madrid), hubo un análisis. Cuando se combinan ganas, trabajo en equipo, el artista confía que las cosas suceden.
—¿Cómo conviven con la tecnología?
—Como todo, en exceso es malo. El equilibrio siempre es lo más difícil. Hay que tener mucho cuidado con lo que escribimos en una red social. Los artistas sufren muchísimo cuando leen que alguien detrás de un teléfono les deja comentarios de odio; hacen daño, y no hay que naturalizarlos. Algunos aprendieron a convivir con eso, pero no está bueno.
—Me guía la pasión. Así construí mi camino. Busco que la gente que trabaje en Dale Play tenga la pasión que yo tengo, ganas y una gran sonrisa. Uno pasa mucho tiempo en su trabajo, y si no siente pasión, tiene que repensar lo que está haciendo.
—¿A qué dedicás tiempo?
—A buscar que la empresa me trascienda, que tenga vida propia, que no gire en torno a mí, y que llegue el día en el que ya no me necesite.
—¿Qué sentís que hiciste bien?
—Hacer todo lo posible para que personas valiosas que me rodean no dejen de estar a mi lado. Desde lo personal, busco que ellos estén conmigo toda la vida. Hay que ser generoso e inteligente. Suena medio socialista, pero es así.