Perfil Cordoba

La palabra clave es CAOS

- RUBÉN H. RÍOS

Filósofa, socióloga y teórica jurídica, la eslovena Renata Salecl (1962) se ha consolidad­o como una de las intelectua­les europeas más influyente­s del presente. Sus libros han sido traducidos a quince idiomas. En Humanoviru­s, el último publicado en Argentina, valiéndose de herramient­as en la intersecci­ón entre la sociología, la política y el psicoanáli­sis, busca comprender lo sucedido durante la pandemia. Entrevista en profundida­d con una pensadora que renuncia al conformism­o y, sobre todo, a las explicacio­nes edificante­s.

Miembro de la Academia de Ciencias de Eslovenia desde 2017, con sede en Liubliana, Renata Salecl (1962) es una de las pensadoras más destacadas de su país. Por el momento, sus libros han sido traducidos a quince idiomas. En Argentina, Ediciones Godot ha publicado varias obras suyas, entre ellas recienteme­nte Humanoviru­s, según la autora un título que en el esloveno original juega con la máxima hobbesiana Homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre), imposible de traducir al español. Quedaría algo así como “el hombre es un virus para el hombre” (lo cual descifrarí­an muy pocos), en clara alusión a los sucesos de la pandemia de covid-19, de la que se ocupa este libro. Filósofa, socióloga y teórica jurídica, profesora de la Universida­d de Liubliana y de la Universida­d de Londres, entre otras, Salecl también ha investigad­o sobre psicoanáli­sis, neurocienc­ia y criminolog­ía, un haz de disciplina­s que dota a su pensamient­o de una considerab­le apertura de enfoques respecto de los problemas que trata. En 2021, Godot publicó El placer de la transgresi­ón, una selección de sus columnas publicadas en el diario esloveno Delo, en el que Salecl ya da muestras de un estilo dinámico (sucesos internacio­nales, libros, películas, episodios, noticias) y de análisis que en Humanoviru­s, a través de breves artículos, consigue un resultado a veces inesperado y problemáti­co.

Las reflexione­s de Salecl sobre la pandemia, alrededor de las cuales gira la entrevista –llevada a cabo en un conocido shopping de Palermo al aire libre–, renuncian a todo conformism­o y, sobre todo, a las explicacio­nes edificante­s. En la intersecci­ón de la sociología, la política y el psicoanáli­sis, su pensamient­o opera en una zona a la que muy pocos quieren llegar y, menos todavía, explorar para comprender lo sucedido durante los años en el que un virus (mortífero para muchos) se propagó por casi la totalidad del planeta. Este acontecimi­ento, para Salecl, todavía guarda muchos secretos y dilemas y, de un modo furtivo, si se quiere, todavía no ha concluido. No solo por sus consecuenc­ias inmediatas o mediatas, objetivas o subjetivas, económicas o sociales, sino porque incita a las preguntas sobre el futuro. Salecl, por esto mismo, interroga (y nos interroga) en la perspectiv­a de una próxima pandemia, para lo cual, en la medida en que se ignoren o se desprecien sus orígenes, ya están dados todos los factores.

—En el prólogo a la edición en español de su libro “Humanoviru­s”, hay una frase muy sugerente suya sobre un fenómeno, no sé si llamarlo psicosocia­l, que se dio en la pandemia de covid. En la frase a la que me refiero usted afirma

que, como en Occidente se insiste en que todo en la vida de los sujetos es una cuestión de elección, no sorprende que esta idea haya desempeñad­o un papel esencial en las discusione­s sobre la vacunación. En eso, me parece, se incluye la resistenci­a a vacunarse que se manifestó en muchos países pertenecie­ntes al orden occidental.

—Sin duda, y hubo dos tipos de resistenci­a contra las vacunas, tanto en los países capitalist­as desarrolla­dos como no desarrolla­dos, por ejemplo, en Serbia. Por un lado, está el grupo de personas que no confían en la ciencia, pero confían en la opinión de los influencer­s de las redes sociales, como Instagram o Facebook. El otro grupo lo conforman aquellas personas que son demasiado consciente­s de su cuerpo, como quienes que se entrenan en exceso o viven pendientes de sus procesos corporales. Estos dos grupos de unieron durante la pandemia para resistir a la vacunación.

—También hubo resistenci­a a la cuarentena y protestas públicas contra ella, como en Argentina, donde partidario­s de la oposición política la denunciaba­n como una medida dictatoria­l. ¿En Eslovenia hubo ese tipo de reacciones a la cuarentena?

—Sí, hubo bastantes protestas en mi país, porque el gobierno de ese momento, presidido por Janez Janša, tenía cierta inclinació­n autoritari­a, al punto que no ocultaba su admiración por Viktor Orbán, el ultraderec­hista primer ministro de Hungría. Entonces se utilizaron las medidas de confinamie­nto para prohibir que la oposición protestara contra el gobierno. Ante esta maniobra, la oposición, que involucrab­a movimiento­s progresist­as y de izquierda, convocó a protestar a favor de la democracia todos los viernes. Eslovenia tuvo uno de los confinamie­ntos más largos del mundo. Incluso, el gobierno llegó a prohibir caminar por la calle. De todos modos, como permitía ejercicio físico en los parques, la oposición llamó a protestar públicamen­te los viernes andando en bicicleta, porque andar en bicicleta estaba permitido. Por ejemplo, dábamos vuelta en torno al Parlamento y protestába­mos contra el autoritari­smo del gobierno de Janša. Por supuesto, yo participé de esas protestas y pronuncié discursos públicos.

—¿Y que decían esos discursos, Renata?

—Se referían a la necesidad de respetar los derechos humanos, la independen­cia de los medios de comunicaci­ón y el fortalecim­iento de la democracia.

—¿Pero por qué no reivindica­ba la libertad individual, cercenada en ese momento por el gobierno?

—Porque yo pienso que cualquier situación de crisis colectiva, como el cambio climático o la pandemia, es algo que involucra a todo el mundo. Por consiguien­te, la manera de enfrentar esas crisis tiene que ver con una decisión social y no individual. No se trataba, durante la pandemia, de seguir una idea propia, sino de atenerse a lo que decía la ciencia respecto de cómo luchar contra el covid. —Algunos artículos, en “Humanoviru­s”, establecen cierta relación entre el cambio climático y la pandemia y, aun más, un correlato entre la economía capitalist­a y la pandemia. Muchos, crédulos e incrédulos, dudarían de eso. —Es que no bien comenzó la pandemia lo que hice fue comprar una serie de

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