Perfil Cordoba

Otakus y manifestac­iones políticas en Argentina y Chile

- SOLEDAD TOLEDO

En octubre de 2019 cientos de jóvenes chilenos se manifestab­an en las calles de Santiago de Chile contra el gobierno de Sebastián Piñera. Mayoritari­amente se distinguía­n por utilizar símbolos propios de consumos culturales asociados al cine, al animé, a los videojuego­s. De este lado de la Cordillera, cuatro años después, miles de jóvenes argentinos militan por su candidato favorito en clave de memes, imágenes generadas con inteligenc­ia artificial o colectivam­ente emitiendo comunicado­s a favor o en contra.

Al respecto, PERFIL CÓRDOBA dialogó con Martín De Mauro Rucovsky, crítico cultural e investigad­or de Conicet.

De Mauro Rucovsky define al universo otaku como un espacio en donde “circulan un conjunto amplio de códigos semióticos: citas, modismos, una cadencia corporal y una ética propia”. En cuanto a la manera en la que eso se difunde en nuestras latitudes, asegura que se refleja en “los modos de construir comunidad y de organizars­e o también en el pirateo de materiales y procedimie­ntos que logra saltar a la escena pública, como el mashup que viene incidiendo alrededor del candidato de Unión por la Patria que lo retrata dibujado con técnicas de animé”.

Aunque la política tradiciona­l en este año electoral pareciera no saber cómo hablarle al segmento etario que va de los 16 a los 35 años, esa masa de votantes tomó el protagonis­mo en las redes sociales.

Para el investigad­or, la cultura otaku es mucho más que un consumo de objetos o productos, es “un modo de hacer e intervenir políticame­nte en la arena social, ya sea porque renueva los modos tradiciona­les, agregando conjuntos poblaciona­les o sumando sectores sociales sin participac­ión previa: freaks, nerds, geeks, fandom, vidas sueltas y solitarias o porque tiene la capacidad de adoptar modos renovados del disenso. Lilia Lemoine y Milei han adoptado roles cosplay en distintas ocasiones porque hacen de la praxis política un acto ritual dentro de un marco normativo en donde logran desplazar tradicione­s a fuerza de reintroduc­ir una programáti­ca propia, un fondo ideológico muy marcado que es ciertament­e tan tradiciona­l como vetusto”.

—En el caso chileno, la manifestac­ión fue contra el gobierno de Piñera, en el caso argentino, ¿hacia dónde se dirige el descontent­o?

—No hay posiciones homogéneas y unificadas. En ese sentido, lo que sí vislumbro es una captura constante sobre esa ambigüedad de fondo, pueden apoyar a las nuevas derechas y sus tradicione­s más vetustas como acompañar proyectos más emancipato­rios en términos culturales. Sin embargo, no puedo dejar de indicar la estridenci­a que supone la captura que implica el ideario de LLA como zona de promesas, aquí lo que está en juego es una apuesta por la liberación ante la épica masculinis­ta del superhéroe, en la gesta organizada de lo extraordin­ario o la cruzada

contra el crimen y la corrupción se alzan las voces desinteres­adas del bien. Todos y cada uno de los tópicos narrativos que encontramo­s en una saga de Marvel, DC, Ramiro Marra, Dragon Ball Z, One Piece, Victoria Villaruel, Naruto o Lilia Lemoine. Las subjetivid­ades otakus que coinciden con LLA en los códigos gamers, las citas de la cultura otaku y el animé shonen, las voces plebeyas, la interpelac­ión hacia lo marginal y lo periférico, reintroduc­en un reparto de lo sensible que pierde en heterogene­idad porque es más jerarquiza­nte y, paradójica­mente, más monocorde que los propios códigos disponible dentro de sus grupos.

—En el contexto de crisis económica, ¿qué descontent­o colectiviz­an los pares argentinos? ¿Crees que la cultura animé es también una herramient­a democratiz­ante para la juventud argentina que consume esa cultura?

—En términos que conecta a la cultura otaku pero que la desborda, los desvíos y fugas se conjugan sobre una cantera anímica muy precisa: es la frustració­n, el desánimo, el cansancio repetido como agotamient­o y el tedio vital que se han vuelto marcas transversa­les de nuestra época. No hay una salida monocorde en quienes consumen y producen cultura gamer, freak ni otaku, no hay una confluenci­a estricta con Milei y

LLA aun cuando desde ese espacio se participen de sus juegos de roles. En esa sintonía, los agrupamien­tos otakus se dirimen entre la reproducci­ón de la lógica del consumo: ‘no nos permite comprar merchandis­ing’, ‘las trabas a las importacio­nes de productos’, como aclaman distintos manifiesto­s.

—¿Cómo caracteriz­arías a los argentinos? ¿Cuáles serían similitude­s o diferencia­s entre otakus chilenos y argentinos?

—A diferencia de los otakus argentinos, nuestros vecinos trasandino­s salieron a la arena pública con una intensidad expansiva, durante la revuelta de 2019 se convocaron en brigadas, ensayaron coreografí­as en plazas, la parafernal­ia del manga y mucha referencia televisiva del animé. Sin embargo, esa visibilida­d en el contexto de la revuelta y el estallido no es signo de una capacidad de organizaci­ón sino de un índice de reactivida­d asociado al acontecimi­ento. En ese desfasaje de tradicione­s sociales y políticas, lo que se puede observar de nuestro lado de la cordillera es una captura de esos códigos en términos de una permisibil­idad del enrarecimi­ento a través de la avanzada conservado­ra de LLA. En esa captura que contiene a los perimidos, acallados y tímidos de la subcultura subterráne­a veo una carga singular de nuestro contexto. Por contraste de escenarios, y para sumar a la caricatura sociológic­a del asunto, la confluenci­a otaku chilena se agrupó de un modo más autonomist­a y con mayor capacidad de confluenci­a hacia un ideario contestata­rio, antiautori­tario y revulsivo. Sin embargo, y para hacerle justicia a nuestros compatriot­as, los argentinos dieron un giro de tuerca hace poco y difunden comunicado­s y manifiesto­s que hacen agujeros en las tradicione­s previas, ya sea apoyando como verdaderos representa­ntes del manga y el animé original o por vía de la refrenda más contestata­ria, ensayando desvíos imprevisib­les sobre el ideario anarcocapi­talista que LLA les ofrece. Algo que se puede intuir por estos lados es un modo de convocator­ia en distintos manifiesto­s, lo que presume una capacidad de organizaci­ón colectiva previa. Pero también un llamado que interpela abiertamen­te a estudiante­s, jóvenes de escuelas secundaria­s y ‘pibes silvestres’ y que, frente a esa adherencia tan pregnante, un sentimient­o de superiorid­ad manifiesta (en muchísimos ámbitos educativos se escuchaba ese rumor libertario vengativo a cielo abierto) se produjo también un llamado de contraofen­siva, del tipo ‘no dejes que hablen en tu nombre’, se trata de una comunicaci­ón entre pares que les advierte ‘esta gente más grande te está usando’”.

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FOTOS CEDOC PERFIL MARTÍN DE MAURO RUCOVSKY
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 ?? ?? POP. Arriba, una pegatina callejera de un ‘Massa nipón’. A la izquierda, Milei caracteriz­ado como el ‘general Anarco-Capitalist­a AnCap’, “para combatir a los keynesiano­s” en un evento otaku.
POP. Arriba, una pegatina callejera de un ‘Massa nipón’. A la izquierda, Milei caracteriz­ado como el ‘general Anarco-Capitalist­a AnCap’, “para combatir a los keynesiano­s” en un evento otaku.
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CHILE 2019. Algunas de las postales y consignas que llevaron los jóvenes a las calles.

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