Perfil Cordoba

Milei contra la inminente amenaza del comunismo

(y otras 30 razones para justificar el voto libertario)

- GUSTAVO GONZáLEZ

Si cree que el comunismo gobierna el país o se prepara para lograrlo, vote a Milei.

Si además cree que el camino a ello tiene una parada obligada en Venezuela y hacia allí vamos; no se arriesgue, vote a Milei.

Si cree que el Papa es “un imbécil que impulsa el comunismo”; lo mismo, vote a Milei.

Si cree que, además de impulsar al comunismo, el Papa es “el representa­nte del Maligno en la Tierra”, lo más seguro para frenarlo es votar a quien dice representa­r “la fuerza del Cielo”.

Si cree que, salvo los libertario­s y los halcones del macrismo, el resto son “zurdos asquerosos”, vote a este anarco capitalist­a que está convencido de que Keynes era marxista.

Si coincide con que la Argentina no puede tener vínculos comerciale­s con naciones “comunistas” como China y Brasil, pese a ser nuestros principale­s socios comerciale­s, vote a Milei.

Si ya votó a Milei para no votar a una “terrorista que puso bombas en un jardín de infantes”, como Patricia Bullrich, y ahora se sorprendió con el acuerdo entre ambos, igual debería volver a votarlo si cree que lo principal es ganar la elección.

Si tiene la misma preocupaci­ón por el reciente pacto con “un pelotudo” (como Milei llamaba a Macri), también debería considerar que hoy los une la lucha contra la acechanza del comunismo y los zurdos. Piense que, en privado, Macri criticaba el plan económico de Melconian por considerar­lo “socialista”.

Lo mismo si entiende que Macri, el ex “pelotudo” y actual socio de La Libertad Avanza, encabezó un gobierno exitoso que ahora puede considerar­se como el antecedent­e más virtuoso del que haría Milei.

Si cree que el último gobierno que le puso un límite en serio al comunismo fue el de la dictadura militar, vote sin dudar la fórmula MileiVilla­rruel.

Si piensa que aquellos militares libraron una guerra y que no existió un terrorismo de Estado, sino, en todo caso, excesos en la lucha contra la subversión, vote Milei-Villarruel.

Si le parece justo que un candidato presidenci­al use como punching ball un muñeco con la cara del primer mandatario de la era democrátic­a como Alfonsín; sí, vote Milei-Villarruel.

Si le gusta un candidato que insulte a los que piensan distinto y naturalice el uso de la violencia verbal y gestual para debatir, nadie lo va a expresar

mejor que Milei.

Si está convencido de que todos los políticos forman parte de una casta privilegia­da y corrupta; ya sabe, vote a Milei.

Y si le hace ruido que una gran parte de los candidatos de LLA sean reconocido­s miembros de la casta, vótelo igual. Si un clavo saca a otro clavo, una casta puede sacar a otra casta.

Si da por hecho que en las elecciones de octubre por primera vez hubo fraude y el afectado fue Milei (como él denunció, aunque no ante la Justicia), no sólo vote a Milei: fiscalice para que no le roben la elección como hicieron con

Trump y Bolsonaro.

Si comparte que, salvo los medios y periodista­s que apoyan a Milei, el resto son “ensobrados” del poder de turno, ejerza su libertad de expresión votando a Milei.

Si no le preocupa que asuma la jefatura de Estado alguien que nunca manejó una provincia, una intendenci­a, una empresa, una pyme, no tendrá problema en votar a este exanalista de cuentas.

De hecho, pasó sus últimos años especializ­ándose en la escuela económica que pregona el anarco capitalism­o y

así poder aplicar esos conocimien­tos para sacar adelante al país.

Es cierto que la única vez que se intentó llevar a la práctica este sistema (en 2004, en Grafton, al norte de los Estados Unidos), los osos terminaron echando a los habitantes del pueblo. Pero también se podría decir que siempre hay una primera vez.

Lo mismo debería votarlo si no le inquieta cómo va a hacer para contar con los 7 mil nuevos funcionari­os que el 10 de diciembre deberían asumir para que la burocracia estatal no se detenga hasta que se pongan duchos.

Como voto de confianza, también debería votarlo aunque sepa que no contará con mayorías parlamenta­rias para aprobar el paquete de leyes que quiere implementa­r. Milei dice que subsanará tal escollo con decretos, plebiscito­s no vinculante­s y acuerdos con los legislador­es de “la casta chupasangr­e” conducidos por la ex “terrorista pone bombas” y el ex “pelotudo”.

Y si no estuviera de acuerdo con todo lo anterior, pero considera que Milei es el mal menor, obviamente debería votarlo.

Después lo normal: Si quiere tener dólares en el bolsillo, aunque sean pocos, y que desaparezc­a el peso para siempre, nadie mejor que Milei.

Si quiere la dolarizaci­ón y también cerrar el Banco Central; vótelo a él, porque no encontrará otro candidato

en el mundo que le vaya a proponer eso.

Si quiere terminar con los subsidios a los servicios y pagar la tarifa completa para eliminar el déficit fiscal, es Milei el indicado.

Lo mismo si hay que cerrar ministerio­s, organismos y empresas estatales para alcanzar rápido el superávit. Milei es la persona.

Puede que ahora diga que no cerrará el Conicet y que sólo echará a los vagos que investigan ciencias blandas; o que no quitará la asistencia social de un día para otro, pero es sabido que intentará ordenar las cuentas cueste lo que cueste. Por esto solo debería votarlo.

Si cree que hay que terminar con la obra pública y privatizar todo lo que hoy hace el Estado; de nuevo, es Milei.

Si se pregunta por qué, si se debe privatizar todo lo que está en tierra firme, no se deberían privatizar también mares y ríos, está en la misma sintonía que el candidato al que debe elegir.

Si es futbolero y cree que los clubes también deben privatizar­se, sería un golazo votar al único político que lo propone.

Si piensa que el cambio climático es una mentira de la casta internacio­nal, bueno… piensa como Milei.

Si no le genera demasiado escozor la posibilida­d de que Milei cumpla con su sueño de liberar el mercado de órganos, niños y armas, sabe que debe votarlo a él, aunque eso no sea políticame­nte correcto (por ahora).

Una última cuestión: Si además de todo lo anterior, a usted no lo perturba que Milei esté convencido de que es un enviado de Dios cuya misión es ser Presidente este año, ni que crea ser asesorado por perros y hablar con economista­s muertos; si nada de eso consigue inquietarl­o, vótelo tranquilo.

Porque entonces lo que usted de verdad quiere es un cambio tan pero tan profundo, que pondrá en juego lo que se considerab­a correcto desde la recuperaci­ón democrátic­a, como un logro de esta sociedad, como un ejemplo de convivenci­a frente al mundo. En ese caso y con razón, es la fórmula Milei-Villarruel quien mejor reflejará sus angustias y esperanzas

Y si algo de todo esto le generó algún mínimo nivel de dudas, también le queda la opción de votar en blanco o de anular el voto.

Si es como parece ser, igual favorecerí­a el triunfo de Milei, pero con menos culpa.

En cualquier caso, quienes compartimo­s que (con avances y retrocesos) este país es incomparab­lemente mejor que cuando reinaba la intoleranc­ia y los dictadores tenían la misión divina de exterminar al comunismo y a la casta, nos deberíamos preguntar qué hicimos tan mal.

Para que se volviera real, lo que hasta ayer parecía humor absurdo.

Como durante la dictadura, la proclama es luchar contra el comunismo y la casta política... ...Los enemigos son

los “zurdos” y el que piensa distinto, y se naturalizó la violencia verbal

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NA MILEI-VILLARRUEL. Las ideas que hasta ayer parecían más inverosími­les, hoy generan adhesión.
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