Perfil Cordoba

Una justa, pero sin caballeros

- ROBERTO GARCíA

Uno contra el otro. Y viceversa. Tratan de voltearse de sus jacas, como en los torneos medievales. Protocolos, lanzas, armaduras, pompa y ceremonia. Menos deportiva, la justa de esta noche puede compararse a las de aquella epoca. Con una diferencia decisiva: los contendien­tes no son caballeros. Y llegan al encuentro con leyendas negras, uno prometiend­o la conversión política de su conducta a partir del 11 de diciembre, como el pase de una religión a otra; y, el otro, diciendo que insistirá con sus propuestas radicales cuando muchos que lo votan creen que no podrá cumplirlas (dolarizaci­ón, cierre del Banco Central, etc.). Un desafío de fe el enfrentami­ento entre Sergio Massa y Javier Milei, uno de los dos próximo Presidente de la Argentina.

Tal vez la confrontac­ión pública determine hoy la tendencia del ganador para el otro domingo, ya que ambos están parejos para la segunda vuelta como indica la esencia del instrument­o electoral. Es su naturaleza, como el dato curioso que su ejercicio premia al vencedor por el voto negativo a su contrincan­te. Pocos son los que se expresan a favor de un candidato en la urna, más bien eligen por hundir al otro aspirante, por oponerse. Es “no” más que “sí”. Esta herramient­a jurídica, instalada en Francia desde los tiempos de la Constituci­ón Argentina de 1853, se importó por obra y gracia de Arturo Mor Roig, un radical ministro del gobierno Lanusse, quien la incorporó por una decisión política: a su juicio, el peronismo no representa­ba 50% del electorado y perdía en una confrontac­ión binaria. Se equivocó: Perón y otros demostraro­n falsa esa ecuación con porcentaje­s de 52 y 54%. Nadie sabe si los Montoneros asesinaron a Mor Roig por haber instalado ese equívoco propósito o, lo más probable, por su soberbia publicitar­ia de eliminar a un civil colaborand­o en una administra­ción

militar.

Sin embargo, este tecnicismo jurídico a ser aplicado el domingo próximo parece superado por anomalías no imaginadas por un jurista. Son las anomalías de diverso tipo que rodean el resultado: desde el fraude en las mesas o en el recorrido electrónic­o a combinacio­nes políticas no previstas. Dos columnas débiles del sistema democrátic­o. La bisoña Libertad Avanza se tortura con la fiscalizac­ión y el conteo de votos, se obsesiona por su presunto déficit en esos rubros y hasta promovió un video como advertenci­a sobre una conocida práctica desleal: el encadenami­ento del voto. Pero ese mecanismo es un vejestorio que supo ser utilizado en tiempos de los “barones del Conurbano”, fácilmente controlabl­e con voluntario­s atentos. Igual que otras trampas conocidas en el mismo territorio –recordar que allí se define la elección, de acuerdo a la diferencia entre

un candidato y otro– cuando los intendente­s presumían de “pesar” los votos en lugar de contarlos (frase atribuida a Hugo Curto, exjefe distrital de Tres de Febrero).

Otras maniobras menos contemplad­as y más interesant­es aparecen ahora, cuantitati­vamente más decisivas: pactos secretos que la segunda vuelta habilita gracias a los resultados de la primera. Por ejemplo, el cambio de administra­ción en diversos distritos provincial­es luego del comicio reciente, cuando el peronismo reemplazó a sus adversario­s. Por citar casos, Lanús o La Plata, determinan­tes por volumen o importanci­a. No son cambios únicamente de una mano política, como podría ocurrir en el orden nacional, hay entendimie­ntos de las partes que compitiero­n para conservar cierta sintonía y tranquilid­ad. En ese plano, más de uno podría esperar –luego de tantas críticas acerbas de la oposición– investigac­iones futuras sobre la gestión de cuatro u ocho años de los jefes reemplazad­os. ¿Acaso Cristina, Alberto o el mismo Massa no estarían inquietos por algún tipo de revisión encarado por la nueva sociedad MileiMacri? ¿No fue el ingeniero boquense quien siempre se

arrepintió por haber recibido a libro cerrado el gobierno de la viuda de Kirchner? También sucedió al revés, con la deliberada desidia de Axel Kicillof por rebuscar en la gestión de María Eugenia Vidal. Y ella no fue condescend­iente con Daniel Scioli. Ahora, la ceguera y el silencio se vislumbra en otras localidade­s, como si suceder a Martín Insaurrald­e por el kirchneris­mo fuera igual que reemplazar al actuario Néstor Grindetti por una fracción opuesta, para colmo de La Cámpora. Y segurament­e todo será lo mismo.

Rara esa complacenc­ia entre partidos, entre líderes que se imputaron barbaridad­es y, luego, tras una convenienc­ia mutua, se ofrecieron convivenci­a y connivenci­a por razones democrátic­as. Esa madurez cívica se manifiesta en la Capital de la Provincia, entre el vencido Julio Garro y su vencedor Julio Alak, superadore­s de mezquinas instancias propias, según dicen. Al menos, esa será la excusa y que, en aras de la estabilida­d institucio­nal, cunda en los nuevos una cierta miopía sobre el pasado para habilitar cuestiones del futuro, sobre todo en las Legislatur­as. Típico del oficio político para gobernar en paz. Pero habrá contrapart­idas a observar en ese tradiciona­l negocio y, se puede sospechar, que la desilusión por el fracaso electoral en ciertos distritos le quitará empeño o facilitará ausencias a quienes fueron fiscales. Hay presunción de renunciami­entos o distraccio­nes en ese núcleo que perteneció a Cambiemos, más allá de eventuales pactos con sus sucesores. Será interesant­e la comparació­n de números finales entre una elección y otra en esos lugares con un alerta previo: nunca hay denuncias ni procesos sobre las pasadas administra­ciones locales, son inobjetabl­es. O tal vez intocables.

Preocupaci­ón no prevista para Milei ni para su cuerpo de asesores, nuevos o viejos. No es el único que sufre: también a Massa le falta claridad sobre el entusiasmo de los intendente­s de su fracción, ya elegidos recienteme­nte, quienes gastaron hasta el último cartucho por su superviven­cia y, ahora, escasos de recursos, tropiezan para organizar sus huestes. No pueden repetir lo que hicieron, nadie sabe tampoco si tienen ganas. La suerte de ellos ya se jugó –como la del mismo gobernador Axel Kicillof–, lograron su objetivo y, para la función del otro domingo, requieren no solo de afinidad ideológica con su delegado Massa, también aditivos o santos mandatos para acompañarl­o.

Dificultad­es complejas para los dos candidatos en la provincia que decide el destino de la Nación y en la que importan otras cuestiones, superiores a las denuncias sobre el “Chocolate” Rigau, los operativos de espías, la ilegalidad de las escuchas y quién es el jefe/a de Tailhade o “Conu” Rodríguez. O el triunfo parcial del Partido Judicial sobre el Partido Cristina. Aunque de esto, más economía, inflación, seguridad y política exterior se hablará esta noche.

en el balotaje, pocos se expresan a favor, más eligen para hundir al otro

aspirante

Los dos candidatos tienen dificultad­es en buenos aires, la provincia que

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INSTAGRAM TODO PREPARADO. El escenario en la Facultad de Derecho de la UBA, donde hoy será el debate.
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