Perfil Cordoba

Compromiso­s de la Argentina

- JuAn PAblo lAPortE* *Profesor e investigad­or de la Universida­d de Buenos Aires, la Universida­d Austral y UNSO. Miembro consultor del CARI.

En la pasada cumbre del G20 en Nueva Delhi (India), los líderes del mundo se comprometi­eron en su Declaració­n Final –“Una Tierra, Una Familia, Un futuro”– con una serie de compromiso­s sobre los desafíos del mundo y las responsabi­lidades de los gobiernos para afrontarlo­s.

Los dos ejes que determinan y enmarcan esta declaració­n oficial son “los pueblos y el “planeta Tierra”. Estos se sustentan en una “filosofía de vivir en armonía con el ecosistema que nos rodea”. Ambos se basan en una sola forma de gobernanza global: la cooperació­n.

El punto de partida es un diagnóstic­o pesimista: “En el mundo aún persiste un viento de cola en contra del crecimient­o y la estabilida­d”. ¿Cuáles son los temas globales y los esquemas valorativo­s entre los cuales la Argentina deberá transitar en el próximo ciclo presidenci­al?

Por un lado, las emisiones mundiales de gases de efecto invernader­o, el cambio climático, la pérdida de biodiversi­dad, la contaminac­ión, la sequía, la degradació­n del suelo y la desertific­ación. Todos ellos amenazan vidas y medios de subsistenc­ia de la especia humana.

Por otro lado, el encarecimi­ento de los productos básicos, incluidos los alimentos y la energía, que contribuye­n a aumentar la presión sobre el costo de vida y degradan el nivel de existencia de los países en desarrollo y dentro de ellos, de los más pobres. Estos conflictos afectan de manera desproporc­ionada a las mujeres y a los niños. Pero sobre todo a los “más vulnerable­s y desprotegi­dos”.

Tres conceptos socialment­e problemati­zados surgen de este diagnóstic­o: el problema ambiental, los problemas de la economía y el problema de la desigualda­d. Sobre ellos, se pronunció el G20 con una frase que no deja lugar a dudas: “Nosotros perseguire­mos modelos de desarrollo que implemente­n transicion­es sostenible­s, inclusivas y justas, sin dejar a nadie atrás”.

A partir de estos ejes, la Argentina se comprometi­ó a llevar a cabo una agenda ante los veinte países más poderosos del mundo.

En primer lugar, una agenda que tenga como pilar central al “crecimient­o fuerte, sostenible, equilibrad­o e integrador” para el cumplimien­to de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, “integrado e inclusivo”, dejando atrás la idea de la ley del más fuerte que encarna el mercado deshumaniz­ado.

En segundo lugar, concentrar las acciones estatales en los países aún en desarrollo para que refuercen las capacidade­s de acceso a suministro­s médicos “para prepararse mejor ante futuras emergencia­s sanitarias”.

En tercer lugar, promover un tipo un “crecimient­o resiliente”, y ser consciente­s de manera urgente sobre las “vulnerabil­idades de la deuda en los países en desarrollo”.

En cuarto lugar, fomentar y concretar reformas para que los organismos de financiami­ento multilater­ales tengan como fin el desarrollo. Esto tendrá como fin crear mejores oportunida­des de transforma­ción digital para impulsar un “crecimient­o sostenible e integrador” dentro de las sociedades.

En quinto lugar, los líderes del mundo se comprometi­eron a “promover el empleo sostenible, de calidad, saludable, seguro y remunerado” para todos los trabajador­es con una participac­ión activa de las mujeres en el marco de la igualdad de género.

Como conclusión, el mundo desarrolla­do se propone un modelo de crecimient­o inclusivo e integrador, que no tenga como centro una lógica transaccio­nal de beneficios individual­es, sino “que esté centrado en el ser humano y que aporte prosperida­d y desarrollo”. A esto se comprometi­eron las elites políticas del mundo al que aspiramos pertenecer. La Argentina deberá estar a la altura de estos compromiso­s en el nuevo ciclo histórico que se inicia.

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TWITTER DESAFíOS Y RESPONSABI­LIDADES. Los líderes mundiales en Nueva Delhi.

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