Lenta biografía
Autora: María José Eyras
Género: novela
Otras obras de la autora: La maternidad sin máscaras: Luces y sombras de ser madre; Un detalle trivial
Editorial: Paradiso, $ 3.800
Una caja con ropa doblada y etiquetada según las temporadas. Un vestido de casamiento de tafeta morada, de menos de sesenta centímetros de cintura, que “nunca te iría”.
Un plato de sémola es acaso el único recuerdo de la madre “dulcificada por el amor”. Cosas y memoria que hacen a Mi madre y las cosas, de María José Eyras, un relato sin guardas.
“¿Cómo alentarlas de otro modo a encarar el riesgo de la vida?”, daba cierre Virgina Woolf a las conferencias que integrarían el seminal Un cuarto propio. En este novela biodramática de Eyras se escucha el estruendo de paredes derribadas.
Una de las variables en este zigzag por la memoria de la hija, lábil, en fuga entre espacios y rabiosa, es el tiempo. Porque resulta en el tiempo reconstruido y conquistado que consolida la identidad esta arquitecta con padres abogados pro bono. Ella se juega romper con ese “manchón de tinta sobre una foto de color” que hereda de madre y abuela. De Dolores a los cafés, de la Costa a los quinchos, hermanos y matrimonios, el proyector se traba.
La nouvelle Mi madre y las cosas se ensambla con el corte narrativo de Eyras de la colección de cuentos de Un detalle trivial (Alción, 2013), un corte que introduce un doblez filoso a cualquier simple pasaje: “Más de una vez me ha dicho –mi madre– que para saber si una mujer es limpia hay que mirar dos cosas: el horno y el inodoro.
Para demostrarlo, cuando está en su casa abre las puerta de su propio horno que se ve inmaculado, o va al baño y señala el fondo blanco y brillante del inodoro. Sin que nadie se lo pida, explica cómo limpiar todo”. Así avanza la además autora de La maternidad sin máscaras: Luces y sombras de ser madre (Planeta, 2008), un trabajo pionero en cuestionar la figura tradicional de la mujer-madre.
En los últimos tiempos los ajustes de cuentas de hijas a madres están arribando en cantidades a las librerías, aupadas por los cambios sociales que sintetiza María Negroni en la aplaudida El corazón del daño (Random House. 2021): “¿Por qué supe tan tarde que obedecer no es una virtud?”.
Eyras también confluye con estas coordenadas con la palabra desarticuladora de Silvia
Molloy, que reproducía “el desorden costurero en su memoria” de la madre en sus novelas.
Y perfila a la madre propia que admite, al fin exhausta, “yo nunca supe vivir” ante una hija que “gracias a ellos –sus hijos–, a sus protestas, un día me ví reflejada en una suerte de espejo doble, una cara al pasado, otra al futuro”. Y el reflejo, astilla.
En el orden neurótico de las autoras y lectores, de este micro fenómeno editorial hijas sobre madres, algo se acomoda.
La narración, a modo de álbum sensorial y diario de hojas sueltas, sutura las heridas. Aunque no pararan de sangrar: “Toda la vida caminé así, hija. ¿No te diste cuenta?”, cierra la narradora de José María Eyras, tan arquitecta impertinente de la geometría de la maternidad como la misma escritora.
En los últimos tiempos los ajustes de cuentas de hijas a madres están arribando en cantidades a las librerías, aupadas por los cambios sociales.