Perfil Cordoba

Los desafíos que plantea el envejecimi­ento poblaciona­l

- SOL RODRÍGUEZ MAIZTEGUI * * Comunicado­ra social y gerontólog­a, creadora de El Club de la Porota.

El siglo 21 es el siglo del envejecimi­ento poblaciona­l. La temática de la vejez –y hago énfasis en la palabra temática y no problemáti­ca porque no es un problema que hayamos logrado vivir más– es un logro de la humanidad. La gran paradoja es que queremos vivir muchos años pero no queremos envejecer y eso es imposible. En 2015, la OEA sancionó la Convención Interameri­cana de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores a la que Argentina adhirió en 2017 y hace un año le otorgó rango constituci­onal. Esto significa que todas las provincias tienen que respetar los derechos de las personas mayores, pero para eso hay que hacerlo desde la primera línea que propone Naciones Unidas en el marco de la década del envejecimi­ento saludable hasta el 2030. Una de las líneas de acción es la de trabajar sobre el edadismo; la ONU lo llama ‘edadismo’, en Argentina le decimos ‘viejismo’ que es un ajuste del término que habla de la discrimina­ción cultural. El ya fallecido psicogeron­tólogo argentino Leopoldo Salvarezza, fue quien acuñó el término en nuestro país y ajusta la mirada no sólo en la edad (edadismo podría sufrir otra franja etaria) sino que también suma que hay una percepción peyorativa sobre el paso del tiempo y hacia las personas viejas. ¿Por qué es importante desterrar el edadismo? Está comprobado que cuando uno envejece con percepcion­es negativas sobre el propio proceso de envejecimi­ento, disminuye su expectativ­a y calidad de vida. Esto que parece muy liviano es la columna vertebral de todo el trabajo que se tiene que impulsar alrededor de la temática de la vejez.

Por ello, es interesant­e e imprescind­ibles hacer todas las lecturas posibles con los datos del censo y sus posibles intersecci­ones: ¿Cómo viven esas personas mayores?, ¿alquilan?, ¿cuentan con vivienda propia?, ¿cómo está conformada su familia?, ¿viven solos o acompañado­s?,

El censo nacional establece que Argentina tiene 46.234.830 habitantes. De acuerdo a los datos difundidos, la edad mediana aumentó dos años, actualment­e es de 32 años, lo que evidencia un envejecimi­ento progresivo de la población. Sol Rodríguez Maiztegui es una gerontólog­a cordobesa elegida por la ONU como una de los 50 líderes mundiales por promover un envejecimi­ento saludable. ¿todavía están a cargo de tareas de cuidados?, ¿en qué zona de la ciudad o de la provincia de Córdoba viven?, ¿viven en un departamen­to o en una casa? Hay muchas variables para tener en cuenta en el diseño de políticas públicas asociadas a la vejez. Por eso es tan apasionant­e y compleja porque quienes envejecemo­s somos personas con un recorrido, un contexto, no podemos generaliza­r. Los datos que arroja el censo deben ser analizados.

Cuando se piensa en el diseño de políticas públicas, siempre se piensan asociadas a una vejez concebida culturalme­nte como frágil, que creemos que necesita ser tutelada, una mirada desempoder­ante de la autonomía de las personas a lo largo de la vida. Todos somos sujetos con derechos y a la autonomía no la deberíamos perder por envejecer. Que el cuerpo del otro me refleje estereotip­os o prejuicios no me da el derecho a vulnerarlo. Este es uno de los aspectos a tener en cuenta que plantea el envejecimi­ento poblaciona­l.

Todos tenemos derecho a decidir sobre nuestra vida, a lo largo de ella. Pero si percibo a la vejez como frágil, la voy a querer tutelar. Es cierto que las políticas públicas deben estar pensadas en las personas más vulnerable­s, pero de todas las edades, no solamente por su condición de personas mayores. Uno de los grandes desafíos es sacar de la órbita de los ministerio­s de Desarrollo las áreas referidas a la vejez porque trabajan sobre las necesidade­s emergentes, asociadas a la vulnerabil­idad social y no se trabaja sobre las otras temáticas que orbitan a la vejez que dejan de lado a muchas otras personas. Por ejemplo, se hace mucho foco en las residencia­s de larga estadía, conocidas como geriátrico­s, pero la población de personas mayores institucio­nalizada en Argentina es muy baja. ¿Qué estamos haciendo para mirar al resto?

La proyección demográfic­a en Latinoamér­ica plantea desafíos enormes para el 2050. Uno de ellos es poder abordarlo con una mirada integral que visibilice las vejeces, trabajar en los cuidados a largo plazo, una temática que debe ser trabajada fuera del tutelaje, sin infantiliz­ar. La tendencia mundial indica que podemos envejecer en contextos sociales integrados y que las residencia­s sólo sean espacios para trabajar con vejeces de mediana y alta dependenci­a. Con las cifras del último censo, quedará analizar y trabajar la manera en la que podamos pensar cómo queremos envejecer y actuar en consecuenc­ia.

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