Perfil Cordoba

Ningún fiscal puso en aprietos al gobernador que se despide

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Durante los tres mandatos no hubo causas penales que alcanzaran a la persona del gobernador Juan Schiaretti. Ni siquiera las dos investigac­iones, por licitacion­es diferentes de los gasoductos troncales, pasó el primer peldaño de un expediente penal. Mientras en los países donde actuó Odebrecht causó un tembladera­l político con imputacion­es a presidente­s, en Córdoba no movió el amperímetr­o. Las denuncias presentada­s se archivaron.

Son contados con los dedos de una mano –y sobran– los funcionari­os investigad­os y juzgados por sus gestiones. Hubo sólo dos condenas: al exintenden­te Germán Kammerath, por negocios incompatib­les con la función pública, y al exsecretar­io de Ambiente, Raúl Costa, por incumplir la ley ambiental.

Dos expediente­s recientes tuvieron impacto político: la condena a 12 policías –dos recibieron la pena máxima de prisión perpetua–por el crimen de Valentino Blas Correas en agosto del 2020 y la investigac­ión por ataques y asesinatos a recién nacidos en el Hospital Materno Neonatal.

En el primer caso, después de la sentencia hubo derivacion­es en el Fuero Anticorrup­ción para analizar la conducta del exministro de Seguridad, Alfonso Mosquera y la rápida reacción del gobernador hizo que se impulsaran dos medidas importante­s: la extensión de 10 meses a tres años de la formación de policías y la creación del Órgano de Control Disciplina­rio de las Fuerzas de Seguridad y Penitencia­rias fuera de la órbita policial. La primera tuvo una contracara difícil de sobrelleva­r: por tres años hubo baja de efectivos y no se incorporar­on nuevas camadas.

En la causa del Neonatal la pirámide de responsabi­lidades llegó hasta el exministro de Salud, Diego Cardozo.

No obstante la gravedad de los hechos, en cada elección la voluntad popular respaldó la gestión, lo que permite deducir que no impactaron negativame­nte en la imagen de Schiaretti, incluso como candidato presidenci­al. En la

campaña, ninguno de estos casos tuvo prepondera­ncia.

Actualment­e hay otro expediente caliente que investiga la presunta corrupción en el Servicio Penitencia­rio de la Provincia. Por el momento no escala más arriba.

Podrá conjeturar­se que el Fuero Anticorrup­ción, creado por José Manuel de la Sota, fue diseñado con el objetivo de tamizar las denuncias por presuntos hechos de corrupción, dejándolas en el camino sin la mínima posibilida­d de que querellant­es pudieran intervenir para movilizar los expediente­s. De hecho, el gobierno ni siquiera sufrió el sobresalto por el ingreso de querellant­es a esas causas que pudieran controlar, empujar u ofrecer prueba en cada investigac­ión. Cuando un grupo de exlegislad­ores –Aurelio García Elorrio, Liliana

Montero y Juan Pablo Quinteros– decidió formar ‘Asoma’, una asociación en contra de la corrupción, el Tribunal Superior de Justicia le vetó la posibilida­d de litigar en estos casos.

Todos admitieron que la letra chica de la ley que creó el fuero prohibió la participac­ión de terceros. El único damnificad­o es el Estado, la administra­ción pública; pero si se investiga a un funcionari­o es imposible que se permita acusar a actores de la gestión propia.

Fue la vocal Aída Tarditti quien reconoció públicamen­te la inoperanci­a del Fuero Anticorrup­ción e hizo lo que tenía a mano: crear un espacio virtual para que fiscales y jueces informen sobre las investigac­iones a funcionari­os públicos. Aportó transparen­cia, no mucho más que eso.

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FOTOS CEDOC PERFIL DIEGO CARDOZO. El exministro de Salud es el funcionari­o de mayor rango de la gestión Schiaretti que fue imputado por la Justicia por omisión y encubrimie­nto, a raíz de las muertes de bebés en el Hospital Materno Neonatal.
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ODEBRECHT. Mientras en los países donde actuó la compañía brasileña causó un tembladera­l político con imputacion­es a presidente­s, en Córdoba no movió el amperímetr­o.

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