Aprender a perder
No te hagas ilusiones
Autora: Inés Fernández Moreno
Género: cuentos
Otras obras de la autora: Mármara; La profesora de español; La vida en la cornisa; Un amor de agua; El cielo no existe; Malos sentimientos; No te quiero más; Hombres como médanos
Editorial: Alfaguara, $ 7.700
Ciertos detalles invitan a leer este conjunto de historias como las peripecias de una única protagonista. Objetos, maridos, nombres, amoríos resuenan de un cuento a otro.
Se ha dicho de los relatos de Inés Fernández Moreno que tienen alma chejoviana. El maestro ruso escribió en el clima social de decadencia y agonía del zarismo que prepararía la llegada de la revolución bolchevique; los personajes de No te hagas ilusiones se mueven en un presente ferozmente incierto. Si a nivel macro enfrentamos la perspectiva de un planeta irrespirable, a nivel individual ya no hay “certificados de felicidad” que valgan, reflexiona la protagonista del cuento que da título al libro. Hay historias de parejas que tuvieron momentos de pasión ahora extinguida, amores clandestinos que palidecen, abuelos que lidian con nietos endemoniados; una madre anciana obsesiva y demandante; una tía que desvaría reiterando injusticias familiares. Todo vínculo se desarma.
Desde la imagen de tapa, las mascotas, síntoma y signo de la aridez de la vida en las ciudades, recorren el volumen. El relato “Mi perra y yo”, ya desde el título parodia con altura consignas de viejas composiciones escolares. Otro tema que vuelve es la impronta del tiempo, o lo que le hace el tiempo a la vida, como escribiera Eudora Welthy. Y además cabe destacar que ciertos detalles invitan a leer este conjunto de historias como las peripecias de una única protagonista. Objetos, maridos, nombres, amoríos resuenan de un cuento a otro. Hay una bicicleta azul, regalo de un padre esquivo, presente en dos relatos; están las mascotas ya mencionadas, reunidas en la historia del paseador de perros, uno de los dos cuentos con protagonistas masculinos. Pero, sobre todo, predomina la voz narrativa de una mujer. Como buena alumna, ella ha seguido uno a uno los mandatos sociales, desde formar una familia a permitirse aventuras. Y, sin embargo, a la vuelta de los años, la sorprende un sabor amargo. No hacerse ilusiones y aprender a perder, de eso iría la vida, parece decantar de la lectura. Aunque esta mirada no excluye el humor: Fernández Moreno tiene el talento de provocar la carcajada aún en la relectura. Y está también la lucidez. En “El arte de perder”, enumeración lisa y llana de pérdidas desde lo material a lo afectivo, de lo existencial a lo etéreo, se intercala el alivio. Para perder, admite la narradora, hay que tener o haber tenido. Al menos no ha perdido la conciencia de sus privilegios.
Un párrafo aparte merece “Derivas”, donde un ama de casa se embarca en una serie de tareas para lograr una feroz parábola de las cosas que dejaremos comenzadas y nunca terminaremos; también las páginas iniciales de “El valor de un beso”, un breve ensayo sobre el arte de besar, introducido en un cuento que observará con lupa las vicisitudes de la cita de unos antiguos novios.
Desde su primer libro, La vida en la cornisa (Emecé, 1993), reeditado en 2020 por Obloshka, Inés Fernández Moreno, formada en el taller de Abelardo Castillo y Sylvia Iparaguirre, supo ganarse un lugar entre las cuentistas argentinas. Descarnadas, viscerales, las situaciones que entreteje, si al principio están en apariencia desconectadas, hacia el desenlace se convierten en potentes, iluminadoras metáforas.