Perfil Cordoba

Narcos, policía y Servicio Penitencia­rio: arranque caliente de la gestión Llaryora

El flamante ministro de Seguridad solicitará una reunión con Patricia Bullrich para solicitarl­e el envío de fuerzas de seguridad para la lucha contra los narcos. La nueva cúpula policial habría

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Juan Pablo Quinteros asegura que el objetivo central de su administra­ción en el Ministerio de Seguridad es darle una pelea frontal al narcotráfi­co. Los delitos que cometen los excluidos probableme­nte van a continuar, aunque el control tiene otra naturaleza. Después, según el funcionari­o, están los delitos con violencia y allí aparece la droga, que actúa sobre los individuos y les impide discernir. Por esa razón, asegura sin dar demasiadas vueltas que “Córdoba va a ser un territorio hostil para el narcotráfi­co”.

El funcionari­o confirmó que pedirá una reunión con la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, para que envíe fuerzas de seguridad para colaborar en la lucha contra el narcotráfi­co.

En el gobierno provincial cuentan que el gobernador Martín Llaryora le ofreció el ministerio de Seguridad a través de un dirigente del peronismo. Quinteros contestó que estaba dispuesto a asumir, pero le dijo al intermedia­rio: “Quiero saber si esto va en serio, porque si van a hinchar los h…, busquen a otro”.

El flamante ministro venía trabajando desde hace tiempo en temas relacionad­os al narcotráfi­co y lo puso de manifiesto cuando pasó por la Legislatur­a provincial, donde integró un bloque con Aurelio García Elorrio y Liliana Montero. Curiosamen­te, Montero y Quinteros ahora integran el gabinete de Llaryora y tienen funciones relevantes.

Cuando el exconcejal hizo la advertenci­a sobre que él se sumaba si el trabajo iba en serio, Llaryora le avisó de inmediato que tenía respaldo total y que avanzara con su plan. El lunes pasado, en Río Cuarto, el funcionari­o recibió el espaldaraz­o del gobernador porque abrió el acto con un breve discurso en el acto en el que se presentaro­n 50 nuevos efectivos policiales, 40 suboficial­es y 10 oficiales.

El narcotráfi­co fue un talón de Aquiles para las administra­ciones justiciali­stas, que nunca encontraro­n respuestas adecuadas para impedir su crecimient­o. Ni José Manuel de la Sota ni Juan Schiaretti hallaron salidas que neutraliza­ran el andar de los narcos y siempre sobrevoló la sospecha de los vínculos con la Policía, la política y la Justicia.

Ahora Quinteros repite a diario la frase que suena como una consigna: “Córdoba va a ser un territorio hostil para el narcotráfi­co”. Casi sin respirar, aclara que, si no hay frutos en un mediano plazo, su gestión no habrá tenido éxito. Lo dice con tranquilid­ad, pero esa calma no esconde la contundenc­ia. Dicho en otras palabras, el pensamient­o del ministro podría resumirse en un intransige­nte “ganamos o me voy”.

Cambios en la Policía. El recambio de la cúpula policial comenzó a pensarse hace algunas semanas y hubo un cambio de posición, ya surgido tras algunas fuertes discusione­s. ¿Hay una mafia con protección política en el Servicio Penitencia­rio? El intervento­r, Gustavo Vidal Lascano, recordó que existe una investigac­ión judicial en marcha. que inicialmen­te se considerab­a adecuada la continuida­d de Liliana Zárate Belletti hasta el final del período vacacional, teniendo en cuenta que el operativo verano estaba prácticame­nte en marcha. En el entorno de Llaryora no querían sacudir tanto el tema y evitar decisiones que podían pecar de apresurada­s. Sin embargo, Quinteros comenzó a buscar respuestas, según comentan los nuevos habitantes de El Panal. Así, habrían empezado a tirarse nombres sobre la mesa, no sin discusione­s –algunas fuertes según reconocen–, antes de arribar a la decisión final.

El miércoles por la mañana Llaryora y Quinteros se reunieron para darle un corte a la situación y poco después se anunció al nuevo Estado Mayor, con el jefe de la Policía a la cabeza. Héctor Gutiérrez juró el viernes último como jefe de la fuerza, y Alejandro Mercado como subjefe.

“Quiero que el policía vuelva a sentirse orgulloso de vestir el uniforme, hay que acompañarl­o y valorar su trabajo, que es muy grande”, le dijo Quinteros a la nueva cúpula, antes de que asumiera sus funciones.

Escándalo en el Servicio Penitencia­rio. Llaryora

debutó como gobernador con una situación más que incómoda, como lo fue el avance de la investigac­ión judicial por asociación ilícita contra el exjefe del Servicio Penitencia­rio, Juan María Bouvier, quien fue detenido junto a otros miembros de la cúpula.

El gobernador dispuso el relevamien­to de Bouvier y decretó la intervenci­ón del organismo que tiene bajo su órbita el funcionami­ento de todas las cárceles provincial­es. En esa función designó al exfiscal general de la Provincia y exfiscal federal, Gustavo Vidal Lascano.

El intervento­r pidió que su función en el Servicio Penitencia­rio se extendiera durante seis meses y no un año como estaba previsto, porque estima que en ese lapso puede normalizar­se el organismo.

En la investigac­ión judicial se habla de una asociación ilícita para cometer delitos en las cárceles, como anticipar las salidas en libertad de los reclusos, ingreso de droga y teléfonos celulares, entre otros.

Los conocedore­s de la intimidad del Servicio Penitencia­rio tienen la convicción de que la situación excede la figura de la asociación ilícita y sospechan de la existencia de una verdadera mafia, que logró sobrevivir durante toda la gestión de Bouvier, que se inició en marzo de 2008 durante la primera administra­ción de Schiaretti. La pregunta obvia es saber si este accionar delictivo tuvo un paraguas político.

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EDUARDO BOCCO

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