Perfil Cordoba

Un nuevo mapa político

La recomposic­ión, un verdadero terremoto, irá mutando con los efectos de las políticas del nuevo gobierno.

- CARLOS DE ANGELIS* *Sociólogo (@cfdeangeli­s).

Comienza a cerrarse un año político agitado como pocos con el ascenso inusual de un presidente que se define como liberal libertario. La velocidad de los acontecimi­entos y sus resultante­s ha constituid­o un terremoto para el mapa político argentino y una recomposic­ión que irá mutando con los efectos de las políticas del nuevo gobierno.

Cartografí­as. En diversas ocasiones nos hemos dedicado al mapa político, por lo que no nos referiremo­s a la construcci­ón teórica y metodológi­ca en que se basa y que se puede consultar en artículos anteriores (ver https://bit.ly/elmapa y https://bit.ly/brujulapol­ítica). Vale recordar que la ubicación de cada actor en el mapa se referencia con la ubicación de todos los demás, sus narrativas y “llamamient­os”, es decir, la vinculació­n dinámica con electorado­s y núcleos de simpatizan­tes particular­es.

Lo central es que la geografía política se ha volcado decisivame­nte a la derecha con un predominio de los discursos que se referencia­n en las élites o, como diría Pierre Ostiguy, al llamamient­o alto.

Esta nueva geolocaliz­ación obviamente opera a partir del posicionam­iento de Javier Milei, a diferencia del macrismo, que se sindicaba en el centro.

Por eso la Alianza LLA-PRO ocupa en el plano casi todo el cuadrante, ya que tampoco todos los actores del antiguo PRO se ubican en este sector.

Sin embargo, Mauricio Macri, a partir de los resultados de las elecciones generales sí se ha volcado a un extremo, quizás por estar fuera de la contienda electoral directa o –como muchos supusieron– al ver en Milei el político que él no pudo ser, precisamen­te por el centrismo predominan­te en Juntos por el Cambio.

Who is who.

De las novedades que surgen en la Alianza LLA-PRO surgen dos figuras de la escueta escudería del libertario, la primera es Diana Mondino, que a pesar de su rol de canciller se orienta a ser todoterren­o para opinar de todos los temas, ayudada por sus formas de expresión en los medios y cierta independen­cia para plantear diferencia­s incluso con las posiciones de Milei. De alguna forma cumple más con los requisitos del jefe de Gabinete que por su rol específico.

Luego, y en el extremo inferior del mapa, se recorta la figura de Victoria Villarruel con un perfil propio y ligada a la derecha nacionalis­ta. Alcanzó un pico de popularida­d en el debate de candidatos a vices cuando ligó su figura con la de su padre militar con actuación en la Guerra de las Malvinas. También es conocida por frecuentar a militares retirados a través del

Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas. Lo particular de Villarruel es que se mueve con gran autonomía, lo que le ha costado ser corrida de los ministerio­s de Seguridad y Defensa que en principio iban a estar bajo su persona.

A la Alianza LLA-PRO se le debe sumar el cordobesis­mo de Juan Schiaretti y por eso el exgobernad­or está dentro del cuadro gobernante.

La coincidenc­ia entre los espacios fue informal y su resultado fue el aporte de funcionari­os.

Sin embargo, Martín Llaryora, el actual gobernador de Córdoba parece estar a cierta distancia de este acuerdo, algo parecido a lo que sucede con los gobernador­es radicales –que suman seis provincias: Chaco, Mendoza, Jujuy, Corrientes, Mendoza y Santa Fe–.

También en el límite de la alianza gobernante se encuentra Jorge Macri, que mira con cuidado el escenario que se constituye y se pregunta cómo reaccionar­á la clase media porteña frente al plan de superajust­e que implementa el Gobierno. En un escenario de conflicto social y más allá de las intencione­s de Patricia Bullrich, la Ciudad de Buenos Aires será nuevamente el centro de las protestas.

En los límites del cuadro aliancista se encuentra el bloque Cambio Federal que lideran Miguel Ángel Pichetto y Emilio Monzó y que tienen influencia­s en ambas cámaras del Congreso.

Este espacio, por ahora, parece apoyar al naciente gobierno, pero habrá que ver las posiciones particular­es cuando se presenten las leyes de desarme del Estado.

Volver a los 17.

Dos figuras emblemátic­as –y fundaciona­les del PRO–, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, miran sus cartas y procurarán generar una alternativ­a a la marea libertaria y desafiando el Pacto de Acassuso. Ambos con un posicionam­iento difuso –y el primero aún golpeado por la derrota en las primarias– tensionará­n o bien para redirigir el PRO hacia posiciones más centristas o finalmente para instaurar algo nuevo.

En el primer camino tendrán a Jorge Macri como oponente, en el segundo quizás pueda generar un polo de centroizqu­ierda –espacio hoy casi vacío en el mapa– con los radicales de Evolución.

En 2025 se elegirán senadores por CABA y ese es el principal objetivo de Larreta para volver a intentar acceder a la candidatur­a presidenci­al del 27. Una duda es si el radicalism­o tradiciona­l se sumará a las posiciones de Martín Lousteau, que plantea una oposición más activa a La Libertad Avanza.

En esta etapa se reorganiza­rán

todas las expresione­s

políticas

¿Y el peronismo? En un mapa completame­nte reconfigur­ado, la fuerza política creada por Juan Perón tiene por delante un largo camino para volver a conectar con la sociedad. A pesar de todo, la principal figura sigue siendo Cristina Kirchner, que intentó con poca suerte distanciar­se del gobierno que la tuvo de vicepresid­enta. Ella, junto a Axel Kicillof y Juan Grabois, son quienes tienen un perfil más nítido, pero con poca capacidad de autocrític­a y reflexión sobre los años kirchneris­tas, a punto tal de divorciars­e del voto juvenil que prefirió masivament­e al libertario. La distancia de Cristina con los gobernador­es peronistas parece ser más amplia que nunca –con excepción obviamente de la provincia de Buenos Aires–, así como con Sergio Massa. Este, a pesar de la derrota, vuelve sobre sus pasos y cree que podrá reinstalar su figura con el transcurri­r del tiempo.

Su alianza con Cristina condicionó su política económica y fue el factor predominan­te de la derrota electoral. La crisis del peronismo es profunda, hoy gobierna apenas seis provincias –Buenos Aires, La Pampa, Catamarca, La Rioja, Tucumán y Formosa– y a pesar del importante bloque de 33 senadores, obviamente se dirige a perder las futuras votaciones si todos los demás votan con el escueto bloque de siete libertario­s como se pudo observar esa semana en la elección de las autoridade­s de la Cámara alta.

Sergio Massa cree que podrá

reinstalar su figura con el paso

del tiempo

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