Milei no es Bolsonaro ni Trump
La Felicidad de Gabriel Rolón, de la editorial Planeta; Está entre nosotros de Pablo Semán, SXXI editores; El Pastor de los autores Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, de Ediciones B; más La noche de las beguinas de Kiner Aline de Edhasa, son diferentes
Ainicios de 2023, La Libertad Avanza (LLA) –el partido que disputó la presidencia de la Nación en noviembre de ese año– era considerado por buena parte de los observadores poco más que una curiosidad evanescente. Este libro describe la historia de las ideas y los mundos sociales en que toma forma y volumen la fuerza política de extrema derecha que finalmente conmovió el panorama electoral y la agenda política del país.
La Libertad Avanza constituye una experiencia que canalizó una corriente social, potenció la crítica del Estado, de los partidos políticos y de la economía y, finalmente, transformó las coordenadas del debate político. Con independencia del resultado electoral de la segunda vuelta, la candidatura del dirigente libertario Javier Milei radicalizó visiones económicas y políticas de las derechas. Al mismo tiempo, engendró una alternativa a la expresión mainstream, encarnada por algunos de los más influyentes protagonistas de Cambiemos, y planteó un desafío al peronismo. (…)
¿Cómo fue posible la emergencia de esta fuerza que sorprende, muchas veces, indebidamente? Nos encontramos ante una situación que presenta desafíos y amenazas graves e inusitadas, aun cuando no conozcamos su magnitud. Por un lado, La Libertad Avanza surge de una forma tan enérgica y desproporcionada respecto de las estructuras y caudales políticos existentes, que todo sucede como si a través de esta fuerza se expresaran un perfil y una dinámica social que esperaban de un proceso político unas pocas acciones constitutivas, el toque de la varita mágica de la historia. Por otro lado, ese trabajo político, ideológico y organizativo ha sido tan pertinente, tan complejo y tan específico, que actualizó de forma acelerada las potencias del proceso social. (…)
¿Cómo explicar la irrupción de La Libertad Avanza? La respuesta requiere algunas consideraciones preliminares. El escenario geopolítico global supone fuerzas y recursos financieros, ideológicos y comunicacionales que operan como nutrientes de la formación de La Libertad Avanza. Y no hay que ignorarlo de ninguna manera. Pero Milei no es Bolsonaro ni Trump, ni un plan perfecto de la internacional negra, sino un fenómeno que tiene parecidos de familia con ellos, pero que metaboliza y hasta radicaliza esas experiencias. Después de todo, Milei tiene un ascenso más abrupto, más acelerado y desde posiciones más marginales que las de los líderes estadounidense y brasileño. Llega, además, sin experiencia de gestión, sin padrinazgos institucionales y con un partido nuevo que, hasta poco tiempo antes de las elecciones presidenciales, no disponía ni de una mínima red territorial ni de apoyos económicos o sociales institucionalizados (aunque no puede decirse que estos hayan sido nulos).
La tentación de enfatizar la dimensión mimética del caso argentino respecto de otros fenómenos mundiales, cuando hasta no hace mucho se pronosticaba que ese tipo de deriva era imposible debido a un presunto blindaje nacional, no hace sino compensar con una nueva simplificación simplificaciones previas. El peronismo como potencia arbitral, un sistema de electorados solidificados entre un peronismo inclinado a la izquierda y un antiperonismo modulado como centroderecha que funcionaría como amortiguador, el poder de los sindicatos y la resistencia de las organizaciones sociales que serían disuasores, los efectos del juicio a las juntas, el éxito de público de la película de Santiago Mitre sobre ese acontecimiento histórico, fueron argumentos destinados a sustentar una densidad diferencial que funcionaría como “cerco sanitario frente al crecimiento del fascismo” (¿una solución europea para problemas argentinos?). Para nosotros, se trata de reconocer que estas circunstancias, lejos de ser excepcionalidades que obraron como barreras, son rasgos específicos de las potencias sociales y políticas que dieron lugar al crecimiento de la derecha radical. Las supuestas excepcionalidades son condiciones históricas que pueden ser integradas como vectores en la singularidad, la radicalidad y lo abrupto del proceso en que las derechas extremas, como en otros países, han crecido y llegado al gobierno.
Tampoco se trata de algo que exclusivamente aconteció en las redes sociales o entre varones reactivos al feminismo, aun cuando esos medios, esos sujetos y esos motivos formen parte del combustible espiritual de la LLA. Puntualicemos también que la referencia al fascismo desenfoca en vez de ayudar: lo amenazador para la democracia no siempre tiene la misma forma y la historia no se repite ni como farsa. Los daños a las instituciones y prácticas democráticas no se hacen tangibles con una escala de Richter como la que mide los terremotos, en la que el mayor daño se determina por el mayor grado alcanzado y, voilà!, el fascismo es el grado máximo. Los análisis y materiales empíricos que están en la base de este libro hablan, justamente, de la especificidad histórica de la derecha radical y de las categorías que mejor podrían ceñir los fenómenos en curso, pero sin identificar el análisis con los puntos de mira que la propia contienda ha evidenciado limitados.
También se trata de evitar el razonamiento zoológico en términos de género y especie para determinar, a partir del cuadro hipotético de todas las radicalizaciones posibles, la que correspondería al animal autorita
LLA surge de una forma tan enérgica
respecto de las estructuras y caudales
políticos existentes
rio argentino. Se han popularizado argumentos que aíslan un conjunto de variables y diferencian cada caso por el modo en que se combinan para dar lugar a conclusiones del tipo “Bolsonaro tiene al ejército y Milei no” o “Trump fue precedido por el Tea Party”, como si hubiera una ley o fórmula general de las derechizaciones.
Estos razonamientos contienen un dato que no puede ignorarse, pero debe incluirse en una realidad superior: la dimensión procesual de la emergencia de la derecha radical en cada país. Las configuraciones nacionales no pueden estandarizarse: las comparaciones que se hacen entre países esconden heterogeneidades insanables al equiparar escalas muy disímiles y aplanar significaciones muy diversas. No se trata de hacer checklists para establecer analogías, sino de usar lo que sabemos de otros casos para pensar los propios. Y esto no implica desdeñar el hecho de que todos estos fenómenos participan, con su textura específica, de una corriente internacional en que confluyen y se determinan recíprocamente. (…)
En el seno de una trama social transformada por sus derivas socioeconómicas y por mecanismos de socialización política que han venido a complementar y desbordar lo que considerábamos tradicional, se produjo en el espacio de las derechas la voluntad de una expresión con peso popular capaz de ganar en otros formatos y programas una influencia que ya había tenido en otros momentos de la historia.