“La música marca una época de tu vida y eso me parece importante”
El nieto del famoso músico argentino y líder de la banda Escalandrum anticipa cómo es el decimoquinto álbum de la agrupación, Escalectric, y cuenta los secretos de ser artista y no morir en el intento.
El próximo año el grupo Escalandrum cumplirá veinticinco años de existencia. Siguen en ella los mismos integrantes de siempre, que se conoce desde adolescentes: Daniel “Pipi” Piazzolla (batería), Nicolás Guerschberg (teclados), Mariano Sívori (bajo eléctrico), Gustavo Musso (EWI y saxo alto), Damián Fogiel (saxo tenor) y Martín Pantyrer (clarinete bajo y saxo barítono). Desde diciembre se puede escuchar el último álbum: Escalectric, editado por Warner Music. Iniciarán el 2024 con un concierto en Cosquín Rock y sobre los festejos habla su líder, Daniel “Pipi” Piazzolla, nieto del famoso músico de tango.
—¿Cómo surgieron los títulos de los temas?
—Por lo general tienen que ver con lo que hemos vivido en el grupo. Por ejemplo, Bolombolo es una ciudad de Colombia que está entre Medellín y un lugar que tocamos que se llama Ciudad Jardín. Atravesamos un camino terrible durante seis horas de precipicio, donde además se nos cruzaban animales. Otro título es Parque Chas, ya que ensayamos por ahí.
—Hay algunos un poco pesimistas como… “Milonga del fin del mundo” y “A la deriva…”.
—(Se ríe) Tanto a Nicolás, a Gustavo como a mí nos gusta mucho el cine negro y las películas apocalípticas. Veo las de zombis y tsunami, siempre las estoy buscando. No las de terror. Pero no somos un grupo negativo en cuanto a los títulos, los ponemos porque es lo que está dando vuelta por el aire. —¿Y el nombre del álbum? —En primer lugar nosotros somos de la generación de ese juego: Escalectric. En segundo lugar el comienzo de la palabra tiene que ver con Escalandrum y el final con que es un proyecto eléctrico, así cerró por todos lados. Tocamos con instrumentos eléctricos, desde el bajo, los
teclados hasta el saxo. Empezamos como chiste, nos gustó y quedó.
—¿Cuál es el método de creación?
—Es un sistema bastante profesional porque para poder abordarlo tenés que saber leer música. Cuando arranca el ensayo el que compuso el tema reparte una partitura a los otros. No te manda la pista antes para que veas cómo suena, porque no te quiere condicionar. Al descubrir todos juntos el tema por primera vez, cada uno le pone su impronta. Esto es bastante mágico, aparte salvo el compositor todos estamos descubriéndolo en tiempo real, mientras lo estamos tocando. Así pasaba en la época de Mozart.
—¿Cómo hacen para mantenerse unidos después de tantos años?
—Dentro de lo que es el pop y el rock uno ve que los grupos ya tienen treinta años, siguen juntos a pesar de que han tenido sus traspiés o que su cantante solista se ha ido. Creo que en Escalandrum lo que se dio es que nosotros éramos amigos ya de antes, formamos este grupo y hay mucho diálogo. Nos llevamos muy bien, nunca hubo problemas y si hubo alguno siempre fue pequeño, se conversó y seguimos adelante. Nuestros hijos son nuestros ahijados. Somos padrinos de todos. Escalandrum nació de una amistad. Nosotros íbamos a ver festivales juntos y también de vacaciones. Cada vez estamos mejor, fuimos creciendo, madurando y hace rato que el ego quedó de lado. Todo eso suma un montón.
—¿Por qué te consideran el líder? ¿Te sentís así?
—Básicamente mantener al grupo unido, motivarlo, organizar los ensayos y las propuestas de nuevos proyectos. Cuando nuestro manager está focalizado en otra cosa, yo me encargo de conseguir fechas. En un grupo siempre tiene que haber alguien que le ponga carbón al fuego y ese soy. Prácticamente lo hago con varios grupos. Es mi actitud. Igualmente cada uno cumple una función. Este año propuse que todos hagamos las notas de prensa.
—¿El líder no es como un director técnico?
—No. (Se ríe) El director técnico ya no juega, prefiero ser el número cinco.
—En este 2023 que finaliza hay dos guerras en el mundo: ¿se filtra esta realidad?
—Es un desastre y hablamos de lo que está pasando, también de tantas noticias falsas que se filtran. Charlamos siempre antes de los ensayos, con café de por medio. Somos bastante particulares porque venimos de todos lados. Tenemos italianos, españoles, judíos polacos, judíos turcos, todos en un mismo grupo. Nuestras charlas son muy abiertas y se pueden ver las cosas desde varios puntos de vista. Por lo general coincidimos en todo.
—Irán a Cosquín Rock: ¿cómo son esos espectadores?
—Los de rock se vuelven locos cuando vos lo das todo, no importa el estilo. Te metés en el corazón. Hay muchos tipos de público de jazz, porque por ejemplo está el que te aplaude cuando termina el tema, pero no sabe que también puede hacerlo después de cada solo, que es algo típico. A veces la gente no conoce el código. Creo que el público -en general- en Argentina es excelente. El mejor es el del Oeste, como los de Castelar, Morón o Merlo, en toda esa zona.
—¿Qué imaginaron para festejar en el 2024 sus veinticinco años?
—Intentamos tocar Escalectric en veinticinco ciudades del país y otras tantas del exterior. Saldrá un libro sobre Escalandrum de Fernando Ríos. Me llamó hace tres años preguntándome si lo podía escribir. No lo podía creer que alguien estaba pensando en nuestra historia. También queremos armar un festival de música curado por nosotros.
—En tantos años ¿qué significaron las críticas?
—Nosotros no le estamos sacando el puesto a nadie, no le robamos nada a nadie. Escalandrum no se parece a nada y ya eso hace que naveguemos tranquilos. Siempre que tocamos en vivo tratamos de estar al máximo nivel y ensayamos fuerte todas las semanas. La verdad es que nos han tratado bastante bien, igual somos conscientes de que el grupo
puede no gustarle a mucha gente, pero tratamos de aprender.
“¿Qué mejor que poder entrecruzar, explorar y lograr que un grupo suene único?”
—¿La música da felicidad?
—La música marca una época de tu vida y me parece que es muy importante como los olores. Da felicidad, es curativa y está bueno también tocar un instrumento. Hace bien colgarse una guitarra y tratar de aprender un poquito, te despeja, te aleja de las redes sociales.
—Dicen que en esta última creación hay mucho “groove”: ¿cómo lo definirías?
—Es cuando vos empezás a mover la cabecita con onda, es lo que hace que la pases bien. Por lo general está relacionado con la batería y el bajo, obviamente se puede sumar la guitarra y el piano. Tienen que estar muy precisos rítmicamente y escucharse muy agradable. Es difícil de explicar, pero vamos a hacerlo simple, cuando pensás: “es una banda que suena bien”.
—¿Cuál es el secreto para poder vivir de la música?
—Doy clase todos los días, hago grabaciones y tengo que hacer 40 millones de cosas para vivir de la música, pero hago lo que me gusta. Cuando enseño hablo de música. Nosotros los jazzeros corremos con la ventaja o desventaja de que tocamos un estilo que no es masivo, entonces tal vez tenemos que trabajar mucho más para lograr el objetivo de poder vivir de la música. Si tocás rock podés llenar estadios. Pero dentro de este mundo hay todo tipo de matices, porque están los profesores en los conservatorios, los ingenieros de grabación y otros más. La verdad no sé bien desde mi punto de vista y el de mis compañeros, cómo mi entorno ha podido zafar.
—¿Podrían armar la empresa Escalandrum?
—Estamos los mismos hace veinticinco años y hemos hecho un montón de cosas pero empresa, como lo que se dice empresa con oficinas, sería imposible. Hemos delirado en algunas charlas, pero no somos un grupo masivo.
—Parecen no atarse a un solo género.
—Es así el jazz en estos momentos. Estamos muy cómodos en ese lugar, porque hoy en día es un estilo mezclar todas las músicas del mundo. ¿Qué mejor que poder entrecruzar, explorar y lograr que un grupo suene único y que no se parezca a otro?