Lo que perdura
Llegamos a diciembre de un año en el que la certeza fue la incertidumbre. Con algunas pruebas y muchas dudas, nos imaginamos que lo que viene es algo distinto, posiblemente disruptivo. El instinto pareciera ser refugiarse en aquello que sabemos que permanecerá: los amigos, la familia, los vínculos.
Para nuestra tranquilidad, existen otras cosas que perduran y trascienden a los cambios de épocas. Algunas instituciones, como las escuelas, los hospitales y las universidades, forman parte de una escenografía estable. Otras, las estatales, cambiaron y cambiarán de nombre y tamaño, pero 40 años de democracia las hicieron resistentes. Finalmente, incluso ante un futuro incierto, nos aferramos a una acción que perdura y nos organiza: salir a trabajar.
Dentro del universo del trabajo, los oficios, generalmente asociados a una tarea habitual que requiere algún tipo de destreza manual, lograron sobrevivir a la irrupción de las innovaciones tecnológicas. Actividades como la agricultura, la pesca, la carpintería y la construcción nos acompañan prácticamente desde el inicio de la historia de la humanidad. Allí hay una pista que nos ayuda a entender su permanencia. ¿Acaso lo que perdura tiene estrecha relación con lo que somos?, ¿con lo humano?
En este nuevo número de Acciones, las y los invitamos a conocer la historia detrás de algunos oficios que perduran en el tiempo. No prometemos certezas frente al futuro incierto, pero sí la compañía de la reflexión y la seguridad de que nos encontraremos siempre construyendo participación ciudadana.