“Me preocupa que el incremento de la pobreza impacte en el sistema sanitario”
El flamante ministro de Salud de la Provincia brindó un diagnóstico del estado del sistema sanitario en Córdoba. En un diálogo con PERFIL CÓRDOBA
Durante más de 22 años, el nombre de Ricardo Pieckenstainer fue sinónimo del Hospital Privado. En esas más de dos décadas al frente de la institución llegó a convertirse en director Médico, espacio desde el que logró transformar al centro de salud de barrio Parque Vélez Sarsfield en una referencia en materia sanitaria no sólo de Córdoba, sino de todo el país.
Ahora asumió como ministro de Salud de la Provincia. El pedido del propio Martín Llaryora, con la idea de profundizar el trabajo de articulación entre el sector público con el privado, y también ciertas razones personales vinculadas a sus hijos, fueron claves para que decidiera hacerse cargo de uno de los ministerios más calientes que tiene el Poder Ejecutivo de Córdoba.
En su oficina ubicada en el Complejo Pablo Pizzurno desde donde le toca tener una vista privilegiada de su anterior lugar de trabajo, Pieckenstainer recibió a PERFIL CÓRDOBA en un diálogo en el que elaboró un diagnóstico de la situación en que encuentra al ministerio y en el que detalló cuáles serán los profundos desafíos que deberá afrontar en los próximos meses, en el marco de un contexto económico sumamente complejo como el actual.
“Tengo la posibilidad de ver los problemas que sufre el sector desde dos lugares distintos y entiendo que la salud es una sola, ni pública, ni privada. Hasta hace 20 días analiza el posible impacto que tendrá el DNU que desregulará a las prepagas y obras sociales; detalla cuáles son los nuevos desafíos del sistema de salud, y
era director de un hospital en la parte privada, hoy soy funcionario en el sector público y las dificultades que existen en un sector y en el otro son razonablemente similares. Se sufre de un largo período de crisis estructural basado en el diseño en el sistema de Salud”, indicó. “Hay un serio problema de financiamiento que se genera al tener una inflación descontrolada, la cual impacta en todos los elementos e insumos que necesitamos para funcionar; hay falta de aprovisionamiento y recambio de equipamiento, merma en los recursos humanos y fragmentación en el sistema de salud, todo eso nos lleva a la situación actual. Es asegura que el Apross tiene problemas pero que son los mismos que los que afectan a cualquier otra obra social a nivel nacional. algo que la salud viene padeciendo hace mucho tiempo y que se exacerbó en la pospandemia”, analizó.
–De todos los problemas que usted enumera, ¿cuál cree que es el principal, el más urgente de resolver?
–El recurso humano. –¿Faltan médicos?
–Falta organizar el recurso humano de acuerdo a la capacidad operativa que tenemos. Este es un problema complejo de resolver, pero que se puede solucionar. El equipo de salud no es solamente médicos: necesitas enfermeros, administradores, técnicos. La salud es un servicio profesional que tiene un cuidado continuo. Para que un paciente se opere, hay una serie de profesionales que lo atienden, desde el que lo recibe hasta el que le da el alta. La salud se ha transformado en algo muy complejo con el paso del tiempo y cuesta mucho dinero. El estado de la economía del país hace que uno deba ser muy innovador para que, con los recursos que uno tiene, alcance para la mayor cantidad de gente posible, ese es el gran desafío.
–¿Además del recurso humano, que otros desafíos deberá afrontar el Ministerio de Salud?
–Nos están apareciendo problemas sanitarios nuevos. Uno de ellos es el consumo problemático y los trastornos de salud mental generados por ese consumo. No estamos diseñados ni tenemos la infraestructura, aunque el personal sí trabaja muy bien para afrontar esta situación que hoy no estaba prevista. Es algo que se enmascaró en la pandemia y ha crecido exponencialmente.
–¿Cuál es el estado de situación del Apross?
–El Apross sufre exactamente las mismas dificultades que sufre cualquier otra prepaga u obra social a nivel nacional. Los problemas del Apross son los mismos que tiene Osde ya que los medicamentos, los dispositivos médicos, los insumos de alto costo, la atención, entre muchas otras cosas, tienen un ritmo inflacionario del 170 po rciento anual. Si vos no acompañas con alguna medida para incrementar los ingresos, ese costo inflacionario genera
graves problemas. Los remedios que reciben los pacientes son en dólares, las quimioterapias, los remedios para la hemofilia. El dólar pasó de 350 a 800, entonces cómo hacés para mantener el financiamiento. Nosotros vamos a trabajar junto al Apross. La decisión del gobernador es trabajar en tándem. Somos socios estratégicos e intentaremos unificarnos para obtener más eficiencia.
–Con un DNU que propone desregular el valor de las prepagas y una retracción en el poder adquisitivo de los salarios, se parece avizorar
una demanda masiva del sector público de la salud. ¿Cómo se preparan para esa situación en un sector que ya sufre escasez de recursos humanos?
–Lo de la mayor demanda es una posibilidad, es razonable y es real. Pero, generalmente, estos cambios no ocurren inmediatamente, ni masivamente. Vamos a tener indicadores de que esto pueda ocurrir en una cantidad X de meses. No son corridas fenomenales, sino que pasan paulatinamente, lo cual te da la posibilidad de ir diseñando. Deberemos tener
la inteligencia para utilizar todos los recursos públicos y privados para atender los pacientes. Esta es la verdadera asociación público privada de la que habla el gobernador. Los recursos de ambos sectores deben estar disponibles. De todas maneras, más que el impacto de este DNU, lo que más me preocupa es el efecto de la pobreza en la salud.
–¿Enfermedades vinculadas a la disminución de los ingresos?
–Claro. La pobreza genera enfermedades, mala salud. Porque no comer saludable, enferma. Un diabético que sólo puede acceder a comer papas y fideos, su glucemia se va a las nubes, por citar un ejemplo. La pobreza trae aparejadas adicciones, trastornos de salud mental, problemas odontológicos, basurales con más criaderos de mosquitos, se agravan una serie de cuestiones que sí van a tener un impacto en el sistema sanitario. Ese efecto se dará en quien ya no accede a la salud privada y que además va a sufrir un golpe en su empleo, en su ingreso. Vamos a tener un impacto más amplio, el cual es difícil de cuantificar en este momento.
–¿Cree que el sector privado va a aceptar las reglas de juego de articularse con el sector público?
–Es una cuestión de mercado. El sector privado también necesitará facturar. Nosotros tenemos que tener los recursos para ser previsibles, que ellos acepten esos pacientes y te devuelvan el problema resuelto. Debemos brindar la certeza de que lo podemos pagar en el tiempo convenido. Va a ser una negociación para que, a través de un uso racional, contemos con todos los recursos disponibles para atender a los pacientes.