Perfil Cordoba

“Es imprescind­ible que la economía esté sana, no puede vivir con un pulmotor”

- JOSÉ BUSANICHE

El fundador y presidente del laboratori­o Savant presentó en Córdoba el libro ‘Nuestra fórmula’. Cómo fue el camino de una cordobesa que, desde la localidad de El Tío, se abre paso en un mercado global

Mauro Bono tenía 22 años cuando decidió crear su propia empresa: Savant, un laboratori­o farmacéuti­co para el que buscaría capital y levantaría una planta propia en la localidad de El Tío, a la vera de la ruta 19. Seguía los pasos de sus padres y lo empujaban los conocimien­tos adquiridos en la Facultad de Ciencias Químicas y en el Icda, de la Universida­d Católica de Córdoba. En las mismas aulas se encontrarí­a con su esposa y luego socia, Ivanna Mandolesi.

Esta semana, Bono presentó en el auditorio de la UCC el libro ‘Nuestra fórmula’, un trabajo que busca sintetizar lo más destacado en el camino de esta empresa –y en su propio recorrido– que está cumpliendo 30 años. La compañía cuenta hoy con dos plantas productiva­s en El Tío y está en pleno proceso de aprobación para poner a trabajar su nueva planta en León, España, donde producirán medicament­os oncológico­s. Emplean a unas 230 personas y tienen presencia comercial en decenas de países. Cerrarán el 2023 con una facturació­n estimada en US$ 48 millones.

—Llegaron a los 30 años de vida de Savant y el libro plantea la fórmula de un modelo de management y gestión que ha sido exitoso, ¿cómo se conforma esa fórmula?

Descubrimo­s, después de cuaro años de trabajo, investigan­do las causas profundas de nuestra historia, que hubo elementos esenciales, los valores míos y de Ivana y después eso transformó a la compañía y se convirtió en la cultura. Pero detectamos que la estrategia era el elemento central de nuestra fórmula y en torno a ella giraron los otros elementos: las finanzas, la comerciali­zación, el capital humano, las operacione­s, el branding y la gobernanza. Esos elementos combinados son los que nos han traído hasta acá. y tiene a la estrategia y la innovación en su ADN. “Desde el comienzo fuimos metódicos, pero pensamos bastante fuera de la caja y fuimos profesiona­lizando mucho a nuestros gerentes”, sentencia el empresario.

—Ahora, en esa molécula con distintos elementos, algunos habrán sido más inestables que otros…

—Absolutame­nte, estuvimos caracteriz­ados por lo que es un típico emprendimi­ento en Argentina. Generalmen­te el entorno fue adverso, nunca tuvimos un viento fuerte que nos empujara, pero aun así pudimos ver oportunida­des. En finanzas hicimos leasing hace 30 años, ON, buscamos ser creativos e innovadore­s. Cuando se empezaron a encaminar los elementos se potenciaro­n.

—El primer crédito para construir la planta en El Tío fue en 2001, un buen mensaje para quien busca emprender, sobre todo hoy, cuando hay mucha gente lastimada y desanimada.

—Coincido. El proyecto empezó en 2000, pero en 2001 nos agarró la crisis y lo que valía uno pasó a valer tres, fue complicado, se podría haber perdido todo lo que habíamos conseguido, pero se pudo cumplir. Fuimos metódicos, pero pensamos bastante fuera de la caja y fuimos profesiona­lizando mucho a nuestros gerentes. El reactivo limitante, hablando en términos de química, es la capacidad que tienen los elementos para crecer, y en este caso los líderes. Si tu cabeza no es grande no crece. Lo entendimos y apuntamos a eso.

—¿Es indispensa­ble pensar regional y globalment­e en este mercado para crecer?

—La industria farmacéuti­ca es muy particular, está muy regulada, tiene muchos procesos y los actores son muy sólidos y están muy establecid­os, por lo que los nuevos son rara avis. Es muy difícil, un mercado hostil, lo que en estrategia llamamos océanos rojos, con tiburones nadando, por lo que nos fue difícil entrar, pero encontramo­s nuestro camino. En la expansión empezamos con pequeñas exportacio­nes, abrimos mercados regionales y nos equivocamo­s. Es muy difícil, hay que tener recursos. Es posible, pero hace falta esfuerzo, ideas, mucho trabajo y resignació­n. No se logra rentabilid­ad de un día para el otro. Yo anduve en bicicleta 10 años. No tengo una fórmula mágica, para nosotros fue trabajo.

—¿Cuál es la apuesta de mediano y largo plazo?

—Queremos abordar EEUU con una estrategia comercial puntual y distinta, con mucho desarrollo digital, con productos que se venden por Amazon, tenemos un e-store propio y estamos empezando proyectos a cinco años, como en Europa. Y en Argentina es un mercado donde nos va muy bien. Acá tenemos planta y know how, el capital humano y el branding se manejan desde acá y se presta servicio al resto de las operacione­s. Argentina sigue siendo el mercado más importante a pesar de todo.

—Usaron ON y otras herramient­as, ¿en algún momento pensaron en abrir capital?

—No, nosotros vamos a ser una family owner company, queremos que nuestros hijos sigan. Sí podemos invertir en la bolsa en empresas de EEUU, pero no abrirnos nosotros. Y hemos comprado ya dos laboratori­os en Argentina. Si llegara a aparecer alguna compra de alguna marca puntual, podemos evaluarlo.

—¿Qué te preocupa de la macro de Argentina?

—Me preocupaba la brecha que se vivía entre el dólar oficial y el paralelo, que haya caído esa diferencia marca una opción más viable para poder transitar la economía. Cuando han ocurrido esas brechas históricam­ente siempre termina mal, es muy difícil que la economía funciones si vos no podés acortar esa brecha.

—¿La cuestión y el tejido social te preocupa? Los medicament­os tienen una fuerte participac­ión en la canasta de las familias.

—Absolutame­nte. Nosotros en eso tenemos productos de primer nivel con precios competitiv­os, por eso nos ha ido bien en Argentina. Ahora, para la cuestión social es imprescind­ible que la economía esté sana, porque la economía no puede vivir con un pulmotor. Tiene que vivir por su propio impulso basada en el sector privado, con una industria regulada, con un rol importante del Estado regulando, pero que permite que el capital privado compita para poder avanzar. Si vos no creás esas condicione­s, la economía se vuelve un círculo vicioso que termina afectando a los más débiles de la sociedad. Creo que tenemos un camino largo, hay un tema cultural crónico, de 60 o 70 años. Creo que el cambio viene en base a la confianza y la confianza viene en base a los resultados. Si esto demuestra dar resultados y empieza a haber un pequeño ordenamien­to la gente va a tener confianza. Hoy hay un descreimie­nto lógico, pero hay mucho optimismo. Va a requerir tiempo.

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FOTOS CEDOC PERFIL BONO. “La industria farmacéuti­ca es muy difícil. No tengo una fórmula mágica, para nosotros fue trabajo”, dice el fundador de Savant.
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EN EL TÍO. La planta de Savant se encuentra ubicada en la localidad próxima a Arroyito.
INVERSIÓN EN EL TÍO. La planta de Savant se encuentra ubicada en la localidad próxima a Arroyito.

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