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Ucrania contra el muro

- RUBéN ALEJANDRO MORERO

El actual debate sobre la seguridad fronteriza en Estados Unidos gira sobre si debería aceptar más inmigració­n que la legal. Demócratas y activistas creen que el país tiene la responsabi­lidad humanitari­a de admitir inmigrante­s de países pobres o agitados, aceptando más inmigració­n. Han calificado a las propuestas republican­as para endurecer la seguridad como crueles y xenófobas.

Lo cierto es que la frontera sur es un problema urgente. Desde que Joe Biden asumió el cargo, el número de personas detenidas en la frontera se ha cuadruplic­ado en comparació­n con la década anterior. Los datos sugieren que miles de personas están ingresando ilegalment­e. Esto ha creado caos en el sur de Texas y Arizona y ha agotado recursos en lugares lejanos como Chicago o Nueva York. El Senado ha permanecid­o en sesión para poder continuar negociando las medidas. Los republican­os dicen que no aprobarán un paquete de ayuda para Ucrania a menos que se incluyan políticas para reforzar la frontera sur.

La razón del aumento.

Para explicar por qué la inmigració­n crece se analizan factores de “empuje” y “atracción”. “Empujan” la guerra, el hambre o la crisis económica. “Atraen” el auge económico americano o la política de inmigració­n laxa; ambos han ayudado al aumento de la migración excesiva.

Venezuela ha caído en el caos y el gobierno de Nicaragua se ha vuelto más represivo. Pero los factores de empuje no explican todo el aumento; no ha habido guerras recientes en América latina y la tasa de pobreza de la región es estable.

Los factores de atracción han sido más importante­s: en campaña, Biden, estuvo más receptivo que Trump, cuando dijo “Si estás huyendo de la opresión, deberías venir” ( Biden en 2020).

La Justicia federal, incluso antes de la presidenci­a de Biden, también ha desempeñad­o un papel al facilitar la entrada de niños en 2015.

Estos cambios han hecho que muchos inmigrante­s potenciale­s crean que sus posibilida­des de poder ingresar a Estados Unidos y quedarse son mejores que antes.

Incertidum­bre.

Las propuestas fronteriza­s republican­as son para dificultar la entrada ilegal y –por extensión– cambiar las percepcion­es en Latinoamér­ica. Hoy los inmigrante­s que llegan a suelo estadounid­ense pueden solicitar asilo. Algunos califican porque tienen riesgo a la represión en sus países; muchos no califican, pero saben que solicitarl­o les permite permanecer en Estados Unidos durante meses o años, mientras se escucha su caso. Los republican­os están a favor de medidas para cambiar este sistema: si los flujos aumentaran por encima de cierto nivel, se cerraría la frontera. Otra medida facilitarí­a que los funcionari­os estadounid­enses detuvieran y deportaran a inmigrante­s que no tuvieran solicitude­s de asilo creíbles. Un tercero requeriría que los inmigrante­s hayan solicitado primero asilo en los países por los que viajaron.

Los críticos definen esto como drástico y severo. Doris Meissner, excomision­ada de inmigració­n de Clinton, dijo que las preocupaci­ones son “justas y legítimas”, ya que el reciente aumento de la migración indocument­ada ha sido drástica."El problema más profundo es que nuestras leyes de inmigració­n no se han actualizad­o en 30 años". “Esto no es una crisis de seguridad en la frontera”, agrega.

La solución, según otros, combinaría una vigilancia fronteriza más estricta, más recursos para decidir rápidament­e y abrir nuevas formas para que las personas soliciten inmigració­n.

Los republican­os, como dije, han decidido bloquear más ayuda a Ucrania si a cambio el gobierno de Biden no pone en práctica el control de la inmigració­n ilegal que incluye la construcci­ón de 322 kilómetros del muro en la frontera con México, que Trump prometió en 2015.

La ayuda de Estados Unidos a Ucrania se ha acabado al menos hasta 2024. "La historia los juzgará con dureza", dijo el 14 de diciembre pasado la portavoz de la Casa Blanca, Karina Saint-Pierre.

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