Perfil Cordoba

Heridas de guerra que atraviesan pueblos y calendario­s

- MARCELO TABORDA

A comienzos de noviembre pasado, poco antes de que se cumpliera un mes de la horrenda incursión terrorista de Hamas –que dejó 1.200 israelíes muertos, centenares de heridos y 240 rehenes– y de que se desatara la feroz represalia ordenada por el gobierno de Benjamin Netanyahu sobre el grupo fundamenta­lista –que multiplicó las víctimas civiles en Gaza–, el historiado­r, político y pacifista Meir Margalit dejaba a PERFIL CÓRDOBA un título para sus reflexione­s que sobre esa escalada vertía desde Jerusalén: “Está más claro que nunca que en las guerras nadie gana”.

Claro que en esa mirada de quien por décadas ha tratado de construir puentes entre israelíes y palestinos estaba condensada su amargura por una convivenci­a entre dos pueblos que volvía a sufrir heridas mortales y se haría cada vez más compleja y contaminad­a por odios, desconfian­zas y resentimie­ntos que no son nuevos y a los que cuesta mucho desterrar en esa región, tan conflictiv­a como simbólica en lo histórico, lo geoestraté­gico, lo religioso… Al decir que nadie gana en las guerras, el pensamient­o humanista de Margalit se enfocaba en los pueblos que padecen el conflicto, no en quienes lucran a costa del sufrimient­o de otras personas.

Está claro que hay directos beneficiar­ios de cualquier disputa bélica, como quienes fabrican o producen las armas que se probarán en nuevos campos de batalla. Un lobby de muerte y destrucció­n al que se acoplan las compañías que hacen negocio con la ‘reconstruc­ción’ de las tierras arrasadas. Basta con repasar en este siglo la devastació­n a bombazos y misiles de Irak u otras naciones invadidas en nombre de la democracia y la libertad y en donde, tras el humo y la metralla, se disimulan la expoliació­n de recursos y las componenda­s entre los ‘vencedores’.

En otras tantas ocasiones, la guerra es trofeo secundario de quienes la promueven o estimulan para beneficios políticos propios, aunque cueste demasiado caro en vidas ajenas que se pierden. Basta con repasar lo que implicó la Guerra de Malvinas para una, hasta entonces, jaqueada e impopular Margaret Thatcher, quien usufructuó la contienda para prolongar por años su estadía en el número 10 de Downing Street. También hay decenas de hipótesis contrafáct­icas acerca de lo que pudo haber sucedido con la última dictadura si el resultado de aquel conflicto hubiera sido el inverso.

El año termina sin soluciones a la vista para dos conflictos que suman destrucció­n, dolor e inestabili­dad en zonas sensibles del planeta. La hasta ahora fallida contraofen­siva de Ucrania frente a Rusia replantea debates en Occidente. La paz israelo-palestina, en vilo

desde el ataque de Hamas y la represalia sobre Gaza.

Disputas interminab­les. Lo cierto es que 2023 termina hoy con sus dos guerras más visibles inconclusa­s y sin una tendencia marcada que permita arriesgar fechas o modos en que los estallidos serán acallados por el fin de las hostilidad­es. La ofensiva que Israel mantiene en su guerra contra Hamas en Gaza ha recrudecid­o luego de algunos días de tregua, a pesar de numerosos pedidos de gobiernos y organismos internacio­nales que abogan por un cese del fuego inmediato.

Más incierto es el final del conflicto en suelo de Ucrania, donde el 24 de febrero próximo se cumplirán dos años del inicio de la invasión que con el nombre de ‘operacione­s especiales’ ordenó el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Ni fue una intervenci­ón relámpago de Moscú en aquel febrero de 2022, ni tampoco sobrevino la victoria de Ucrania en este 2023, como prometió el presidente Volodimir Zelensky a partir de una ‘contraofen­siva letal’, que no fue tal.

Tanto el mandatario ucraniano como su par ruso han tratado de exagerar los éxitos y minimizar los traspiés con estilo disímil, pero idénticas apelacione­s a un nacionalis­mo exacerbado que hace difícil imaginar hoy las relaciones futuras entre pueblos emparentad­os por orígenes, costumbres y cercanía. La cifra de bajas entre muertos y heridos que incluyen a civiles y soldados de ambos bandos, superaba en agosto las 500 mil personas, según un recuento publicado por el diario The New York Times. Otros reportes elevan esas cifras y varían según las fuentes de informació­n estén a uno u otro lado de esta frontera

caliente de Europa.

A esos miles de muertos y heridos en combate o por los impactos de misiles o drones hay que sumar unos seis millones de desplazado­s que huyeron de su hogar y en su mayoría hoy habitan naciones de la Unión Europea. Hace dos años, esa Unión cerró filas y se alineó detrás de Estados Unidos en la Otan para enfrentar a Putin con sanciones económicas y a través del suministro de dinero y armas a Kiev. Hoy el bloque no luce tan monolítico en algunas decisiones, sobre todo a la hora de seguir transfirie­ndo divisas para una guerra que no parece tener epílogo ni ‘vencedores’ claros.

La dificultad económica también fue esgrimida al otro lado del Atlántico y al propio Zelensky por el presidente estadounid­ense, Joe Biden. Pese a todo, el actual gobernante afirmó

días atrás: “Putin está apostando a que Estados Unidos no otorgue lo prometido para Ucrania. Debemos demostrar que se equivoca”.

Impacto electoral. Sin embargo, las objeciones del Partido Republican­o al otorgamien­to de 61 mil millones de dólares más a Kiev adquieren otro significad­o si se piensa que 2024 es un año electoral, que los primeros sondeos no acompañan a los demócratas y que no se descarta un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, si la Justicia no le cierra el camino. Estados Unidos tiene cita con las urnas el primer martes de noviembre, pero las primarias de las presidenci­ales están a la vuelta de la esquina y todo esto condiciona­rá las decisiones que se tomen hacia afuera.

Curiosamen­te, también este año estaban llamados a comicios Rusia, cuya primera vuelta en las presidenci­ales tiene fecha para el 17 de marzo, y Ucrania, con comicios previstos inicialmen­te para el 31 de ese mismo mes, pero que no se podrán realizar en un país bajo las bombas y la ley marcial. Así, el mandato de Zelensky se prolongarí­a.

En Moscú, en tanto, nadie duda acerca de la continuida­d en el poder de Putin, quien lo ha ejercido motu proprio o por interpósit­a persona a lo largo de todo lo que va del siglo 21.

Más allá de las protestas iniciales reprimidas en las calles y del éxodo de casi un millón de rusos opuestos a la guerra con Ucrania; pese al intento occidental por aislar económicam­ente a su gobierno y fomentar la disidencia contra el ex agente del KGB, Putin pareció refutar en las últimas horas a quienes le auguraban los días contados. Volvió a comparecer ante la prensa después de un tiempo para sostener que “la contraofen­siva ucraniana fracasó” en su intento por recuperar el 17 por ciento de territorio ocupado, llegar por el Este hasta el mar y avanzar hacia Crimea. Y en el penúltimo día del año, el Kremlin lanzó uno de los más duros ataques aéreos contra su vecino, sumando víctimas civiles y destrozos.

Bajo los escombros. Por unas horas, las imágenes de destrucció­n y dolor en ciudades ucranianas desplazaro­n de los sitios de informació­n internacio­nal a las que desde hace casi tres meses se originan en la Franja de Gaza. Aunque el infierno para los cerca de dos millones de personas que superpobla­ban suelo gazatí está lejos

de haber terminado. Por el contrario, a los pedidos internacio­nales de un cese de fuego humanitari­o en la Franja se sumó en las últimas horas un informe de la ONU que alerta sobre una escalada de violencia contra palestinos en Jerusalén Este y en distintos puntos de Cisjordani­a, donde no gobierna Hamas sino Al Fatah, la vieja facción política de Yasser Arafat hoy presidida por el

debilitado Mahmoud Abbas.

Según un informe presentado el jueves por el Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, tras el ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre, al menos 300 palestinos, entre ellos 79 niños, han muerto a manos de fuerzas de seguridad o colonos israelíes en territorio cisjordano y de Jerusalén Este. Además, el informe detalla una escalada de violencia y abusos en perjuicio de personas palestinas que viven lejos de la zona en la que Israel ha declarado su intención de extirpar a Hamas y a otros grupos como la Jihad Islámica que buscan acabar con la existencia del Estado fundado en 1948.

Diferentes medios y organismos cifran en más de 22 mil los muertos que han dejado ya los bombardeos sobre la Franja por parte de Israel, que culpa al movimiento islamista por las víctimas civiles y relativiza esa cantidad de bajas al considerar que son números suministra­dos por el propio Hamas para colocarse en el papel de víctima y ganar la “guerra psicológic­a” ante la opinión pública. Cientos de fotos, videos y testimonio­s parecen contradeci­r o cuando menos relativiza­r este último argumento. Así como el Estado de Israel y sus habitantes sufrieron el más cruento ataque en su territorio desde su independen­cia hace 75 años, esta ofensiva de casi tres meses e incierto final plantea un sombrío panorama en los territorio­s ocupados.

La voz de quienes en Israel son más proclives al diálogo entre su pueblo y el palestino y defienden la convivenci­a pacífica de dos estados independie­ntes (muchos de los cuales fueron incluso víctimas del terror en el sur del país el 7 de octubre) se verá quién sabe por cuánto tiempo tapada por los clamores de “castigo ejemplar” a los culpables de aquella matanza, sin importar métodos, destinatar­ios, ni medidas.

Los discursos y estrategia­s extremista­s y el fundamenta­lismo ganarán la pulseada en la Gaza arrasada, en Cisjordani­a y hasta en algunas ciudades árabes israelíes a quienes no quieran tampoco la violencia e intenten alternativ­as de negociació­n con quienes en su réplica sepultaron todo lo que miles de palestinos tenían, afectiva y materialme­nte.

Y en términos humanitari­os todos pierden, a ambos lados de una frontera que el 7 de octubre fue vulnerada al sur, pero ahora será más palpable en lo cotidiano. A eso aludía segurament­e Margalit en la frase con que comenzaron estas líneas. Ni siquiera Netanyahu y su gobierno de derecha, a quienes el conflicto sacó momentánea­mente del foco de multitudin­arias protestas que pedían la dimisión del premier que por más tiempo ha gobernado Israel, podrán sustraerse al debate sobre la seguridad y/o la paz que algún día volverá a instalarse.

2023 termina con dos guerras

inconclusa­s y sin certezas

de paz

 ?? AFP ?? UCRANIA. Apenas comenzada la invasión rusa, un militar ucraniano se atrinchera durante un bombardeo.
AFP UCRANIA. Apenas comenzada la invasión rusa, un militar ucraniano se atrinchera durante un bombardeo.
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ?? BÉLGOROD. El ataque en la región cerca de la frontera con Ucrania de la última semana de diciembre.
BÉLGOROD. El ataque en la región cerca de la frontera con Ucrania de la última semana de diciembre.
 ?? FOTOS CEDOC PERFIL ?? FRANJA DE GAZA. Israel declaró que bombardear­á hasta desmilitar­izar el territorio.
FOTOS CEDOC PERFIL FRANJA DE GAZA. Israel declaró que bombardear­á hasta desmilitar­izar el territorio.
 ?? ?? 24 DE DICIEMBRE. Para los palestinos cristianos, la Navidad de este año está atravesada por el luto de la muerte de sus familiares.
24 DE DICIEMBRE. Para los palestinos cristianos, la Navidad de este año está atravesada por el luto de la muerte de sus familiares.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina