Perfil Cordoba

El apuro libertario por la ley ómnibus choca con el reglamento del Congreso

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Tanto el DNU como la mega ley que envió el presidente Milei, más la premura con que el oficialism­o pretende tratarlos, armaron un complejo tablero político

Desde el inicio de su gestión en la Casa Rosada, el gobierno de Javier Milei mostró un evidente apuro por poner en marcha medidas para la desregulac­ión de la economía y la derogación de un importante número de normas vigentes que se materializ­ó en la firma del decreto de necesidad y urgencia y el envío al Congreso del megaproyec­to de ley, al que se va a sumar otro similar en los próximos días. Sin embargo, la actitud del oficialism­o, sobre todo del Ejecutivo, choca con una multiplici­dad de cuestiones reglamenta­rias y constituci­onales que ponen en riesgo la urgencia de los libertario­s.

“Si me rechazan el DNU, llamaría a un plebiscito o consulta popular”, dijo el Presidente ante una perspectiv­a poco alentadora en el Congreso. Si bien la Constituci­ón Nacional contempla esta alternativ­a en su artículo 40, sería de carácter no vinculante y su voto no sería obligatori­o, es decir, no tendría el efecto esperado. Si esa posibilida­d surgiera de la propia Cámara de Diputados, se podría someter a consulta un proyecto de ley, no un DNU. En ese caso, el Presique incluye problemas metodológi­cos, constituci­onales y políticos que no encuentran su cauce aún. Las variantes que se barajan y los impediment­os

dente no podría vetar la convocator­ia y el resultado sería vinculante, pero no cumpliría con el objetivo del mandatario que pretende quitar al Congreso como intermedia­rio para la legitimaci­ón popular de sus maniobras.

Otro de los puntos que se discutiero­n al interior de la mayoría de los espacios tuvo que ver con cómo llevar a la práctica el debate en comisiones de un proyecto con 664 artículos que versa sobre la más amplia variedad de temas. El oficialism­o quiere solo cuatro comisiones, la oposición dice que deberían ser entre 20 y 25, pero podrían sellar un entendimie­nto que expresan los legislador­es con más experienci­a en materia parlamenta­ria. Las hipótesis, la fecha tentativa para llevarlo al recinto y la trastienda política.

en alrededor de una decena. “Van a buscar la manera de ir por capítulos, separarlo de alguna forma, para tratar ahora lo que sea más importante y dejar para más adelante lo que no es urgente”, especulan en la oposición. Por ahora, LLA no dio señales de querer postergar ninguno de los temas, pero ya abrió una posibilida­d de negociació­n al guardarse el proyecto de restauraci­ón del impuesto a las ganancias, que interesa a los gobernador­es de todos los colores. ¿Cómo organizar la discusión sobre proyectos que requieren mayorías distintas para su aprobación? Tales son

los casos de las reformas en materia electoral y de partidos políticos y las que tienen que ver, por ejemplo, con la modificaci­ón de asignacion­es de recursos coparticip­ables. En esos dos asuntos, se requiere del voto de 129 diputados y no solo de la mayoría de los presentes, aunque no hay inconvenie­ntes para su tratamient­o en conjunto en las comisiones. El proyecto enviado por el Poder Ejecutivo contempla la eliminació­n de las elecciones PASO, un asunto que ya está en agenda desde antes del último turno electoral, el establecim­iento de un sistema de circunscri­pción uninominal con una redistribu­ción de bancas por provincias y la eliminació­n de los topes para el aporte privado a las campañas políticas. En estos tres temas los apoyos no son parejos entre los distintos espacios, por lo que se suma otro escollo para poder sacarlo adelante como un “paquete electoral”.

La primera fecha barajada por LLA para sesionar en Diputados es el 25 de enero, dentro de poco más de tres semanas, un tiempo que resulta al menos llamativo para la cantidad de temas en cuestión y sin ninguna comisión convocada. Las sesiones extraordin­arias finalizan el 31 de enero, aunque ya se estima que podrían ser prorrogada­s hasta el 29 de febrero. Es que si finalmente se logra media sanción de todo o alguna de sus partes, el Senado debería hacer el mismo camino, con la salvedad de que en la Cámara alta, cuando se emite dictamen sobre un asunto, no puede ser llevado al recinto hasta siete días después. Otro reglamento que choca con cualquier apuro de gestión.

Donde no hay claro acuerdo es sobre cuándo podría ser llevado al recinto el DNU, si es que consigue dictamen en la Bicameral de Trámite Legislativ­o, que tiene un reglamento especial y que permite reunirse, aunque el Congreso esté en receso.

¿Puede llevarse al recinto si el asunto no fue incorporad­o en el temario de extraordin­arias? Ante la respuesta de un sector de la biblioteca que dice que “no”, se le puede marcar otro razonamien­to: ¿qué sentido tendría el apuro por el dictamen si hay que esperar hasta marzo para aprobarlo o rechazarlo?

El equipo jurídico y técnico del oficialism­o tanto en el Ejecutivo como en el Congreso trabaja en estos ejes, para evitar la proliferac­ión de presentaci­ones judiciales, muchas de ellas que ya se fueron conociendo.

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CEDOC PERFIL COMPLICADO. La meganorma enviada por la Casa Rosada tiene serios inconvenie­ntes para ser aprobada.
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MINISTERIO DEL INTERIOR DUPLA. Menem y Francos tienen que lidiar con las leyes de LLA.
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DANIELA MOZETIC

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