Perfil Cordoba

La revolución de la libertad

- FEDERICO STURZENEGG­ER

Juan Bautista Alberdi afirmaba: “Las sociedades que esperan su felicidad de la mano de sus gobiernos esperan una cosa que es contraria a la naturaleza. Por la naturaleza de las cosas, cada hombre tiene el encargo providenci­al de su propio bienestar y progreso, porque nadie puede amar el engrandeci­miento de otro, como el suyo propio; no hay medio más poderoso y eficaz de hacer la grandeza del cuerpo social, que dejar a cada uno de sus miembros individual­es el cuidado y poder pleno de labrar su personal engrandeci­miento”.

Esta visión inspiró el Decreto 70-23 firmado el martes 20 de diciembre por el presidente Javier Milei, así como el proyecto de ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos enviado al Congreso esta semana.

No quiero detenerme en la discusión sobre la procedenci­a del DNU, porque creo que quienes la plantean lo hacen como estrategia para evitar discutir el ataque a sus privilegio­s en el contenido del DNU. No creo necesario entrar en ese juego. Solo la necesidad de eludir el debate puede motivar a la CGT, que negoció sin remilgos con dictaduras, a marchar a la Corte Suprema por una supuesta violación de la legalidad de un instrument­o constituci­onal. Parece sacado de una novela de Vargas Llosa.

Según la Constituci­ón, el Ejecutivo puede emitir DNU en condicione­s de emergencia, siempre que excluya temas tributario­s, penales, electorale­s o de partidos políticos. ¿Hay emergencia? Si nuestra situación actual no califica como emergencia, ¿qué calificarí­a? ¿Se abordan temas tributario­s, penales, electorale­s o de partidos políticos? No. Listo. Cerrado el tema. Ahora el DNU sigue los carriles institucio­nales que el kirchneris­mo hizo muy favorables al sostenimie­nto de los DNU. Son las reglas que supimos darle a nuestra democracia.

A lo largo de mi trabajo de año y medio en el proyecto de revisión de leyes que realicé para Patricia Bullrich, tuve el placer de contar con la colaboraci­ón de Ricardo Ramírez Calvo, quien me ayudó a entender cómo interpreta­r la Constituci­ón. Ricardo es un defensor del textualism­o. El textualism­o sostiene que los textos dicen lo que dicen y hay que atenerse a lo que dicen, sin añadir interpreta­ciones personales. Porque dicen lo que dicen. Y ya. Por lo tanto, cuando escucho que el DNU no puede tener 300 artículos o tratar muchos temas, me pregunto: ¿qué Constituci­ón están leyendo? Porque la nuestra no establece limitacion­es específica­s ni dice nada al respecto.

Con estas aclaracion­es en mente, pasemos al tema relevante: el contenido del DNU.

El decreto se estructuró en torno a tres ejes fundamenta­les y complement­arios: ampliar las libertades individual­es, eliminar los privilegio­s de la casta y desregular la economía.

Las libertades individual­es reciben una onda expansiva con la modificaci­ón del artículo 958 del Código Civil, que refrenda la prevalenci­a de la voluntad de las partes en los contratos privados. Esto implica, en los hechos, la eliminació­n de la ley de alquileres y tantas otras restriccio­nes a los contratos individual­es que habíamos naturaliza­do. Resultó tan calamitosa la ley de alquileres que la oferta había desapareci­do, dejando a mucha gente sin opciones de alojamient­o. Por suerte, este fin de semana ya se observó una reactivaci­ón del mercado inmobiliar­io, lo que augura un rápido retorno a la normalidad. Este es solo un ejemplo de los cambios positivos que impulsa el DNU.

Debilitar los privilegio­s de la casta es crucial por dos razones. Primero, porque los privilegio­s de la casta causan la miseria de la gente. Por ejemplo, que la gente no pueda elegir libremente sus medicament­os, sino que esté sujeta a los que su médico acordó con cierto laboratori­o, infla artificial­mente los precios de los medicament­os. Esto de por sí justifica sobradamen­te encarar una reforma.

Segundo, porque los recursos en manos de las castas se utilizan para perpetuar el sistema de castas. Por eso, debilitar a las castas en lo económico es

los que cuestionan al Dnu desde la constituci­onalidad quieren defender

sus privilegio­s

Quienes dicen que el Dnu no puede tener 300 artículos: ¿qué Constituci­ón

están leyendo?

la forma de prevenir que utilicen la plata que le sacan al pueblo para sostener su explotació­n del pueblo. Adicionalm­ente a la voluntad de hacer que los mercados funcionen bien, tanto el DNU (así como el proyecto de bases) tiene como objetivo desmontar esta estructura de poder, impidiendo la canalizaci­ón de recursos hacia los sectores que buscan mantener sus privilegio­s a costa de la población.

Por este motivo, el DNU incluye temas elegidos para desafiar estas inequidade­s que, de cuestionar­se, obligan a exponer los privilegio­s de la casta. ¿Cómo justificar­á, por ejemplo, el grupo Clarín que no debería haber internet satelital en el país? ¿Cómo argumentar­án los sindicatos contra la libertad de elección de la gente respecto de su proveedor de salud? ¿Qué alegarán los empleados de Aerolíneas si se plantea permitir que la gente vuele libremente dentro de Argentina? ¿Y los dueños de los registros automotore­s, cómo defenderán que los trámites no se puedan realizar digital y directamen­te con el gobierno nacional? Será interesant­e ver cómo estos intereses defienden sus privilegio­s.

Ahora bien, el DNU 70-23 representa apenas un primer paso en un proceso de reformas más amplio que el presidente Milei tiene en mente. Esta semana, se complement­ó con la presentaci­ón al Congreso de la ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos. La propuesta incluye más medidas anticastas y de desregulac­ión, con reformas en áreas claves como la pesca, la energía y el transporte. Fortalece el régimen de defensa de la competenci­a permitiénd­oles a las autoridade­s velar por que no sea el propio Estado

(de cualquier nivel) el que lesione la competenci­a.

Discute propuestas para mejorar la educación pública, con un examen integrador del secundario, eliminando restriccio­nes a la educación a distancia y permitiend­o que los padres conozcan de manera privada cómo le está yendo al colegio de sus hijos en una comparativ­a nacional. También abre la posibilida­d para el arancelami­ento de los estudios universita­rios de no residentes extranjero­s.

El proyecto también desarma la colonizaci­ón de la cultura con la que durante años el kirchneris­mo doblegó nuestra producción cultural. Desafía el statu quo en materia electoral, sin duda uno de sus capítulos más polémicos. Y abre la puerta para una importante reestructu­ración del Estado.

Por si esto fuera poco, también se enviará muy pronto un proyecto de ley para derogar unas 150 leyes absurdas u obsoletas. Entre ellas, leyes que te obligan a hacer trámites imposibles de cumplir (pero que te sancionan por no hacerlos). Leyes que regulan cosas tan innecesari­as como las carreras de palomas (por innecesari­a no me refiero a las carreras en sí, tema sobre el cual no tengo opinión, sino a la regulación de estas), o que hacen declamacio­nes vacías de contenido sobre las mareas y otros temas.

Como la emergencia sigue, el proyecto de bases pide también un período de facultadas delegadas para terminar el trabajo de reformas. De hecho, contabiliz­adas las leyes que estos tres instrument­os –DNU, ley de bases y el proyecto de derogación de leyes– tocan, no se alcanza a cubrir el 40% de los cambios identifica­dos en nuestro proyecto de revisión de leyes.

Comienza ahora un vivaz debate en el Congreso. Bienvenido sea. Y ya que estamos en tren de citar a Alberdi, resulta apropiada al respecto su afirmación: “Si queremos ser libres, seamos antes dignos de serlo. La libertad no brota de un sablazo. Es parto lento de la civilizaci­ón”.

Esperamos que, tras este proceso de reformas, Argentina emerja más libre, con menos mochilas que frenen su desarrollo. Porque como decía, una vez más, Alberdi: “¿Quién hace la riqueza? ¿Es la riqueza obra del gobierno? ¿Se decreta la riqueza? El gobierno tiene el poder de estorbar o ayudar a su producción, pero no es obra suya la creación de la riqueza”.

El objetivo de estas iniciativa­s es reducir esos estorbos y recuperar esa libertad para vivir y producir. Con ese anhelo, brindemos por un 2024 feliz y en libertad.

Es apenas un primer paso en un proceso de reformas más

amplio ¿Cómo justificar­á el grupo Clarín que no debería haber internet satelital en el país?

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FOTOS: CEDOC PERFIL

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