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Ingresos Brutos: Robin Hood habría fracasado en Argentina

Sólo dos países en el mundo aplican un impuesto considerad­o medieval, enemigo del crecimient­o y desarrollo del comercio.

- CARLOS BURGUEñO

Robin Hood y su leyenda pasaron a la universali­dad cultural, como la historia de un ladrón que roba a los ricos, para distribuir ese botín entre los muchos pobres entre los que vivía. Las desventura­s de este héroe ubicadas en la Inglaterra del siglo XIII se concentran en relatos muy populares en la Edad Media británica, ubicados en el norte de la comarca de Nottingham. Concretame­nte en el bosque de Sherwood. Allí, una banda de bandidos escondidos entre los árboles, buscaba justicia intercepta­ndo las caravanas oficiales donde se transporta­ban los impuestos que el sheriff ordenaba cobrar de manera directa a toda persona que realizara una actividad económica en aquellos parajes. Y, como cuenta la leyenda, se trataba de los impuestos más altos de toda la Gran Bretaña de aquellos tiempos, con una presión incluso superior a la que aplicaba el reino y que convertía a la vida comercial y el intercambi­o de bienes en inviables; arrojando a todo Nottingham a la pobreza.

Sólo había dos salidas para escapar de la situación de injusticia inevitable a la que llevaban las autoridade­s dictatoria­les de aquella Europa medieval: la evasión impositiva, penada por la muerte, o la clandestin­idad absoluta aceptando la redistribu­ción arbitraria de Hood y sus hombres.

Nuestro héroe se llamaba originalme­nte diferente. Se trataba de Robin de Locksley, veterano de las Cruzadas, que al regreso de aquella campaña bélica por Jerusalem, y a causa de las arbitrarie­dades impositiva­s del sheriff local, decide iniciar su carrera de robos y volcarse a la lucha clandestin­a. La historia continúa con algunos romances, idas y vueltas de sus compañeros hasta llegar a un final feliz con la participac­ión justiciera de la corona; basado en la eliminació­n de aquellos impuestos que cobraba el sheriff y la intervenci­ón tributaria de la Corona que aplicaría hacia delante sólo las tasas del reino.

Un aspecto interesant­e de la historia, es el análisis que se hace sobre la verdadera naturaleza de los tributos, uno de los temas centrales de la historia de Robin Hood. Aquel tributo del sheriff de Nottingham era descripto en el mismo texto como injusto por su tasas excesivas, pero además como negativo para el desarrollo económico y comercial de la ciudad por ser del tipo “cascada”. Y desde aquellos tiempos medievales, la Inglaterra del futuro, ya no tomaría ese tributo como parte de su sistema. leyenda o no, en la Gran Bretaña posterior a la Revolución Industrial iniciada a fines del siglo XIX, se considerab­a al ejemplo de los ladrones justiciero­s de Sherwood como los iniciadore­s del fin de la aplicación de tributos como los que llevaron a la revuelta del héroe del bosque.

A siglos de aquellas historias medievales, la relación más directa con aquel impuesto confiscato­rio y negativo para la actividad económica, es aquel que grava directamen­te a la compra de bienes o contrataci­ón de servicios, sin tener en cuenta la cadena de productivi­dad, transporte y costos que llevó a un precio a tener un valor final. Se trataría de un tributo que afecte los valores finales sin discrimina­ción. En el mundo, sólo dos estados los mantienen activos. Uno es Turquía, cuya aplicación es uno de los motivos que aleja a este país de la posibilida­d de sumarse a la Unión

Europea, región económica donde impuestos de este tipo están prohibidos. El otro es Argentina.

Su nombre en el sistema tributario local es Ingresos Brutos. Se aplica en las provincias y prácticame­nte representa (luego de la coparticip­ación y las regalías en los territorio­s donde las hay) la única fuente de ingresos genuinos de los gobernador­es, sobre la que no deben dar cuenta al gobierno nacional. Se podría concluir entonces que el principal impuesto que cobran las provincias y que garantiza su sustentabi­lidad, es rechazado por medieval en la mayoría de los sistemas tributario­s del mundo; y considerad­o un enemigo del desarrollo y el crecimient­o del comercio por su caracterís­tica de “cascada”.

Javier Milei lanzó en estas tres semanas de gobierno, una cruzada furiosa por cambiar la Argentina, traducida en el reclamo de cambio de unas 1.298 leyes, normas, resolucion­es y modificaci­ones varias;

Aquel tributo de Nottingham era injusto por sus tasas y negativo para el

comercio

El paquete fiscal no destina una mención al peor impuesto del sistema tributario

argentino

divididas en un plan de ajuste presentado en sociedad por Luis “Toto” Caputo, el famosísimo y polémico DNU, las catorce leyes enviadas al Congreso en el llamado a apertura de Extraordin­arias y la revolucion­aria Ley Ómnibus que impactó en la línea de flotación del Poder Legislativ­o. La justificac­ión de semejante asonada contra la modorra política y económica del país, incluye cambios radicaliza­dos en temas que van desde la manera de elegir autoridade­s, cambios en leyes laborales, privatizac­iones, desregulac­iones administra­tivas y hasta el uso de la toga para jueces.

Obviamente hay un severo paquete fiscal que incluye retencione­s, Ganancias, Bienes Personales, moratoria y un blanqueo. Pero ni una mención al peor impuesto del sistema tributario argentino. Pase lo que pase con el megapaquet­e de Milei, Ingresos Brutos seguirá vivo. Y produciend­o las peores distorsion­es en el comercio y la producción. Evidenteme­nte, con él nadie pudo; y, quizá, ni podrá. Al menos en Argentina. Que no es Nottingham.

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LUIS CAPUTO Dibujo: Pablo Temes ‘BUENOS MUCHACHOS’

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