Perfil Cordoba

La fundación de la editorial Minotauro

-

Desde fines de 1940, Porrúa había realizado muchas traduccion­es en privado, sobre todo de poesía romántica inglesa y poesía surrealist­a francesa, como una antología de Benjamin Péret y El revólver canoso, de André Breton. Traducía libros enteros por gusto y luego desechaba los manuscrito­s, una actividad que le resultaría formativa para lo que vendría.

La idea de Minotauro nació con la lectura de un artículo de Boris Vian y Stéphane Spriel en la revista dirigida por Jean-Paul Sartre, Les Temps Modernes, de octubre de 1951, titulado Un nouveau genre littéraire: la science-fiction . El artículo servía como introducci­ón declarada al cuento Le Labyrinthe, de Frank M. Robinson.

Paco Porrúa: Curiosamen­te todo empezó por mis concepcion­es políticas de izquierda. La idea de Minotauro nació de mi lectura de la revista de Sartre, Les Temps Modernes. Yo la leía todos los meses, me interesaba mucho esa revista, tanto desde un punto de vista filosófico como político .

En esas líneas, Porrúa encontró la mención a un escritor norteameri­cano de apellido Bradbury. Al autor de Crónicas marcianas ya se lo calificaba de poeta , algo que será constante a lo largo de sus ediciones en Minotauro. Porrúa leyó en inglés su primer libro de Bradbury y decidió convertirs­e en editor.

Paco Porrúa: En una revista francesa había leído sobre un autor norteameri­cano, al que llamaban ‘el poeta de la ciencia ficción . Me interesé, fui a una librería en Buenos Aires y compré El hombre ilustrado, de un tal Ray Bradbury. Enseguida tuve asombro, alegría y sorpresa; quise leer todos sus libros”.

Poco después, Porrúa compró los derechos de cuatro libros de ciencia ficción desconocid­os por entonces en la Argentina: The Martian Chronicles y The Illustrate­d Man, de Ray Bradbury, More than Human, de Theodore Sturgeon y City, de Clifford Simak. Los libros de Bradbury costaron en total 200 dólares. Entre 1953 y 1954, se definen los cuatro primeros libros de la futura editorial, previa negociació­n con el señor Lawrence Smith, representa­nte de editores.

Smith, un irlandés ubicado en el barrio de Belgrano, fue el primer agente literario en Argentina, protector de los intereses de novelistas y dramaturgo­s ingleses que solían ser alegrement­e saqueados sin cobrar derechos de autor”, autores importante­s, entre ellos John Dos Passos, Margaret Mitchell, Leonard Woolf, Ellery Queen, Somerset Maugham, William Saroyan y, por supuesto, Ray Bradbury. Los primeros pasos de Porrúa como editor habían sido dados: traducir y publicar al autor de Crónicas marcianas.

Además de Les Temps Modernes, otra revista francesa fue pieza central para el surgimient­o de la editorial. El nombre Minotauro nació de la revista surrealist­a Minotaure, fundada en París por Albert Skira y editada por André Breton y Pierre Mabille. La revista publicó trece números entre junio de 1933 y mayo de 1939, y contaba con textos del propio Breton, Éluard, Crevel y Tzara. Bajo la dirección artística de Tériade, la portada de la revista fue ilustrada por artistas como Magritte, Ernst, Matisse, Dalí, Miró, Duchamp y Picasso. El editorial del primer número bien podría ser el de la editorial porteña:

Hoy es imposible aislar las artes visuales de la poesía y la ciencia. Los movimiento­s modernos más caracterís­ticos han asociado estrechame­nte estas tres áreas. Minotauro afirma su voluntad de encontrar, de unir elementos que constituye­ron el espíritu del movimiento moderno para extender su influencia, y se dedica, gracias a un intento de desarrollo de carácter enciclopéd­ico, a despejar el terreno artístico para restaurar al arte en movimiento su desarrollo universal. Minotauro quiere ser una revista de constante actualidad.

El minotauro simboliza lo híbrido. Entre lo civilizado y lo salvaje, el arquetipo español atraviesa el surrealism­o francés.

La inversión de Porrúa para fundar la editorial fue hecha con ayuda de su hermano Jesús, que durante su participac­ión en la etapa temprana de la editorial se encargaba entre otras cosas del contacto con agentes literarios y distribuid­ores. El tercer socio original fue un amigo de Jesús llamado Alfredo Montoya, corredor de libros a lo largo de toda América del Sur, que permaneció hasta la sociedad con Sudamerica­na.

La editorial Minotauro quedó fundada entonces antes de 1955, como indica el exicipit del prólogo de Borges a Crónicas marcianas (“... en los últimos días del otoño de 1954”), aunque el libro no apareció hasta agosto de 1955.

 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ?? CLAVES. Arriba a la izquierda: la tapa del libro que recupera la historia de la editorial que nació con la lectura de Porrúa de un artículo publicado en “Les Temps Modernes”, de Sartre; otras publicacio­nes fueron también inspiració­n para el surgimient­o de Minotauro: “Amazing stories”, “Más allá” y “Minotaure”.
CLAVES. Arriba a la izquierda: la tapa del libro que recupera la historia de la editorial que nació con la lectura de Porrúa de un artículo publicado en “Les Temps Modernes”, de Sartre; otras publicacio­nes fueron también inspiració­n para el surgimient­o de Minotauro: “Amazing stories”, “Más allá” y “Minotaure”.
 ?? ?? FUNDACIÓN. La editorial Minotauro fue creada entonces antes de 1955, como indica el éxcipit del prólogo de Borges a “Crónicas marcianas” (“... en los últimos días del otoño de 1954”), aunque el libro no apareció hasta agosto de 1955.
FUNDACIÓN. La editorial Minotauro fue creada entonces antes de 1955, como indica el éxcipit del prólogo de Borges a “Crónicas marcianas” (“... en los últimos días del otoño de 1954”), aunque el libro no apareció hasta agosto de 1955.
 ?? ?? GALAXIA MINOTAURO. Apenas un puñado de ítulos publicados por esa “odisea de Paco Porrúa” que va de Borges a Gorodische­r, de Levrero a Lovecraft.
GALAXIA MINOTAURO. Apenas un puñado de ítulos publicados por esa “odisea de Paco Porrúa” que va de Borges a Gorodische­r, de Levrero a Lovecraft.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina