Perfil Cordoba

Nika Club Omakase

Interpreta­ción de la cocina japonesa a cargo del chef Leo Lanussol y Agustín Arakaki. Platos sabrosos y sushi que quiere perfilarse como el mejor del país.

- Por María De Michelis

Si la puerta de entrada que conduce a una escalera no da ninguna pista, la llegada al salón del primer piso dice mucho sobre este lugar: mesas y sillas de madera clara, iluminació­n estratégic­a, estética net y una barra donde –igual que en una joyería– se exhiben piezas de pescado fresquísim­o. En otro sector, fermentos, shoyu, miso de distintos granos y semillas, soja, vegetales, limones en conserva. Más allá, una cava pensada para socios del club equipada con mil etiquetas argentinas y del mundo. Una sala para eventos. Y en todas partes, parsimonia y música ad hoc. Nika es un omakase (“ponerse en manos de”) que promete una “apuesta simple y una vara alta: darle a la gente el mejor sushi de la Argentina y del mundo”. La ambición que cabalga sobre esta iniciativa es proporcion­al a la inversión que le imprimió Roberto Costa, su mentor, un empresario del palo de la producción musical con gran rodaje gastronómi­co: la lista de proyectos incluye M San Telmo, Bar du Marché, M Club Omakase, M Street y M Salumeria. {

La carta –libre de gluten– está organizada en snacks, bowls, usuzukuri, sushi y sashimi, rolls y platos. El Omakase queda reservado a la barra y va desde 12 a 25 piezas (más postre). La selección

de vinos incluye etiquetas de Argentina y del mundo. Hay kombuchas, whiskies y sake.

Qué comer

La desnudez de la cocina japonesa exige buen producto y aquí su calidad no se negocia. La pesca viene de Neuquén y de Mar del Plata y es artesanal, de anzuelo. Muchos de los aderezos y salsas se producen in situ y otros se importan de Japón, igual que las arroceras, los cuchillos y las tablas especiales que evitan desafilarl­os.

En Nika no siempre las sazones siguen el patrón nipón, y en general las licencias que Lanussol se toma son sensatas, despista un poco la versión de ensalada de papas, con huevas de trucha, berro, ajitama y labne. Un asterisco en la carta. En cambio, hay coherencia y chispa en los snacks, como la cracker de arroz con ricota de tofu y shichimi togarashi. Lo mejor: el hand roll temaki, con fideos de arroz, palta y pescado. Un bocado perfecto.

De la cocina, sobresale el pulpo de Rawson al kamado, chiquito y delicioso, con mousseline de papas, aceite de sésamo y ume. Una opción para los que buscan contundenc­ia: el okonomiyak­i, tortilla japonesa, en este caso de repollo, fideos yakisoba, brotes de soja, panceta y coronada con katsuobush­i: esas láminas de bonito ahumado a las que cuando se les aplica calor se mueven, “bailan” en el plato. Capítulo aparte es el sushi (arroz de cocción impecable, nada pastoso, sedoso, corte de pescados y mariscos inobjetabl­e). Ricos Rolls, ninguno con salmón rosado ni con maracuyá (¡aleluya!) y el usuzukuri –sashimi muy fino que requiere de un gran control del cuchillo– delata el expertise de Fabián Masuda, el sushiman de este omakase. Confiar en sus manos no implica ningún riesgo.

Nika Club Omakase. Nicaragua 5952, Palermo. Caba. De lunes a viernes de 12 a 16. Cenas de lunes a sábados de 19 a 23. Menú del mediodía: se puede comer en la barra sushi y sashimi o platos de cocina.

IG: @nikaclubom­akase

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