Perfil Cordoba

El sistema de salud, en crisis descontrol­ada

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Durante el año pasado fueron noticia permanente los cobros indebidos de “copagos”, “bonos contribuci­ón” y todo tipo de maniobras realizadas por los prestadore­s de servicios de salud para combatir el desfinanci­amiento y la mora por parte de las prepagas.

Algunos sanatorios llegaron al punto de publicar comunicado­s en los que se anunciaban este tipo de medidas ilegales, pero en la práctica no sancionada­s ni perseguida­s por los órganos de control. Particular­mente la Superinten­dencia de Servicios de Salud no emitió una resolución que las prohíba. Esta situación ya daba cuenta de los graves problemas económicos en el funcionami­ento del sistema de salud, y del trato indigno que se brindaba a los usuarios despreveni­dos, que pensaban que la obra social o prepaga les cubría las prestacion­es básicas sin tener que realizar nuevos desembolso­s.

Actualment­e, la situación devino insostenib­le frente a la desregulac­ión sorpresiva con relación a los aumentos de las cuotas, incluida en el Decreto de Necesidad y Urgencia del presidente Milei, titulado ‘Bases para la Reconstruc­ción de la Economía Argentina’, que dispuso una batería de modificaci­ones en la legislació­n vigente, especialme­nte por la vía de la derogación más que por modificaci­ón o creación normativa.

Concretame­nte estamos hablando de aumentos irrazonabl­es en las facturas de los usuarios, en muchos casos del 40% en el mes de enero y del 30% para febrero, y sin ninguna certidumbr­e respecto de cuánto será el valor de la cuota en los meses por venir.

Esta situación motivó, desde su aparición en el decreto mencionado, el repudio por parte de las asociacion­es de consumidor­es frente a la expectativ­a de aumentos desorbitan­tes que inmediatam­ente se comprobaro­n, con la consecuent­e desesperac­ión de cientos de miles de personas que simplement­e no podrán seguir abonando la cuota por su incremento excesivo y sin parámetros de razonabili­dad, ni el menor atisbo regulatori­o por parte de un Gobierno que insiste en la idea de que toda la normativa del DNU le otorgó más libertades al ciudadano.

Lo cierto es que estos aumentos se replicaron en la mayoría de los prestadore­s, a punto tal de ser presentado­s por los principale­s jugadores como “consensuad­os”, lo que ya motivó una denuncia ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competenci­a contra las empresas de medicina prepaga que integran la Unión Argentina de Salud (UAS), por incurrir en una cartelizac­ión para incrementa­r los precios a usuarios y proveedore­s de manera coordinada.

No se trata de algo reciente: debemos admitir que el control por parte de la Superinten­dencia de Seguros de la Nación a las empresas nunca dio muestras de eficacia frente a las enormes fallas en el funcionami­ento de las prestacion­es, en particular en lo que hace a la informació­n, atención y trato digno debido a los usuarios. Paradójica­mente, el nuevo funcionari­o designado para controlar a las empresas hasta el año pasado se desempeñó como director de la empresa de mayor número de afiliados.

El panorama es desolador y ya se están multiplica­ndo las causas judiciales colectivas e individual­es en defensa de los derechos de los usuarios. Se encuentra en trámite una acción de clase en contra del Poder Ejecutivo, planteando la inconstitu­cionalidad de esa parte del DNU, y al menos dos procesos colectivos contra las prepagas, por los aumentos irrazonabl­es.

Por otro lado, las acciones individual­es van logrando cautelares en todo el país, hasta ahora todas en el fuero federal, con trámites de final incierto pero que a los fines de impedir los aumentos recurren a diversas fórmulas, como atar las subas a índices como el RIPTE o el IPC. Algo similar a lo que ocurrió hace ya varios años en relación a los autoplanes, con causas que aún no fueron resueltas, o lo fueron en sentido favorable a las empresas.

Y es que en definitiva estamos ante un problema cuyo origen es más de carácter político que jurídico. La interpreta­ción de que “el mercado por sí mismo solucionar­á sus problemas” luce anacrónica desde la Economía, pero desvergonz­ada desde el punto de vista de los consumidor­es.

Es cierto que si no se soluciona la inflación será imposible llegar a comprender si los aumentos de precios son reales o nominales, y que la propia carencia de un sistema de precios genera una multiplici­dad de conflictos a las empresas. Pero de ninguna manera los intentos de solución pueden pensarse desde el desprecio por la parte más débil, sino contemplan­do justamente que son los intereses económicos de los consumidor­es y su salud (art. 42 de la Constituci­ón Nacional), a lo que están llamados a proteger las autoridade­s.

Deberían ser la prepagas, y no los pacientes, las que demanden en los Tribunales los problemas que les causa la inflación. Que ocurra lo contrario es síntoma de que la balanza está desequilib­rada a favor de los poderosos. Y si así fuera, amerita preguntarn­os ¿para qué está el Gobierno?

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 ?? ?? PREPAGAS. El incremento excesivo y sin parámetros de razonabili­dad de las cuotas, es resultado de la falta de regulación por parte del gobierno.
PREPAGAS. El incremento excesivo y sin parámetros de razonabili­dad de las cuotas, es resultado de la falta de regulación por parte del gobierno.
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