Perfil Cordoba

Javier Milei y otra forma de populismo

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El pueblo se divide en bueno y malo. El bueno es el que lucha por un interés colectivo: así como Perón luchaba por “el pueblo”, Milei lucha contra los expoliador­es.

Sin embargo, el discurso de Milei reconoce el liberalism­o económico pero desconoce el liberalism­o político. De hecho, el liberalism­o es un movimiento político que establece límites al poder y de los que surgen institucio­nes económicas. Ser liberal implica un Estado de Derecho, es decir, el sometimien­to a reglas generales de todos los individuos, incluidos los gobernante­s. La Constituci­ón Nacional es la norma suprema de un Estado liberal.

Por su parte, Milei se define filosófica­mente como anarco-capitalist­a, donde el Estado puede no existir, es decir, es anarquista. Los anarquista­s a su vez pueden ser de derecha como Rodbarth o de izquierda como Marx, quien en definitiva abogaba en la última fase de su teoría por la abolición del Estado. En resumen, Milei asume un discurso populista y anarquista.

A pesar de ello, ser Presidente de Argentina implica que tiene legitimida­d porque la Constituci­ón Nacional lo establece, por lo que se encuentra sometido a ésta. Por ende, las medidas como el DNU o la ley ómnibus deben someterse al control de los otros dos poderes del Estado.

Listas negras. En el Congreso, el kirchneris­mo mantiene el 40% de ambas cámaras (y de las comisiones) por lo que si el Presidente desea leyes debe superar en mayoría a éstos. Y ante ello, en vez de proponer consenso, impulsa una ley exorbitant­e donde se aprueba toda, sin modificaci­ones, o no se aprueba nada y vuelve el discurso: “O estás conmigo o estás en contra”. La publicació­n de una lista negra de enemigos no es precisamen­te muy liberal.

A su vez, se presenta una nueva forma de hacer política utilizando las redes sociales como nunca en la historia. En primer orden, el Presidente es un twitero especializ­ado y activo. Por otro, existe un “ejército” de seguidores que se encargan de posicionar la imagen de Milei como positiva (estrategia de Cerimedo con Bolsonaro) y que son despiadado­s a la hora de criticar al que no piense igual. Olvidando éstos, que el propio presidente reconocien­do a Benegas Lynch (h) conceptual­izó al liberalism­o como “el respeto irrestrict­o del proyecto de vida del prójimo”.

Lo positivo de Milei fue poner sobre la mesa los fondos fiduciario­s que representa­n 2 puntos del PBI por fuera de la aprobación presupuest­aria del Congreso y la necesidad de ajuste en las provincias por parte de los gobernador­es, la compra de reservas por casi 7.000 millones de dólares, la desactivac­ión de las Leliqs, haber evitado la hiperinfla­ción, la reducción del gasto y el superávit fiscal (algo realmente histórico).

Sumado a una posible buena liquidació­n de cosechas, al efecto rebote de la economía y a una reducción de la inflación a un dígito estimable después de mayo de este año, puede generar un crecimient­o económico que deberá aspirar a ser sostenido y que puede elevar su imagen positiva. En rigor de verdad, estos indicadore­s, como la reducción del Estado y el gasto público, son actos contrarios al populismo.

En resumen, en nuestra Constituci­ón no hay lugar para un anarquista, pero sí para un liberal, por lo que se desea el crecimient­o económico sostenido con equilibrio fiscal.

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