Perfil Cordoba

Pelea Milei vs gobernador­es pone en jaque la reducción del déficit fiscal

- JOSE BUSANICHE

El objetivo que se plantea el Ejecutivo nacional no depende sólo de un fuerte recorte en el gasto, sino también de un incremento en los ingresos públicos. En

La decisión del Gobierno nacional de no girar fondos que correspond­erían a partidas coparticip­ables para la provincia de Chubut, encendió un nuevo capítulo de disputa política con el tono y el tamaño del ajuste de fondo. Cabe recordar que el gobernador Ignacio Torres salió públicamen­te a reclamar $13.500 millones que no fueron girados, acusando recortes intempesti­vos de la Nación, en el marco de retiros de partidas para el subsidio al transporte y el incentivo docente. Y fue más allá, advirtiend­o que “no sale un barril más de petróleo”, si las partidas no se envían.

La respuesta de Nación no se hizo esperar con un comunicado oficial apuntando que “lamenta que el gobernador Torres se niegue a entender que no hay plata y, en consecuenc­ia, se lance a emitir una amenaza de carácter chavista respaldada por Axel Kicillof y el resto de los gobernador­es”. También se tildó la actitud de Torres de extorsión y explicó que el no giro del dinero se explica por una deuda que Chubut tiene con el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial.

Las derivacion­es políticas de la nueva disputa están lejos de resolverse, pero los economista­s y analistas que miran los números y los objetivos de déficit que se plantea la administra­ción Milei, advierten que el tamaño del ajuste que se busca pasaría de difícil a imposible si no hay diálogo y negociació­n política entre Nación y provincias. Esto, básicament­e, porque la reducción del déficit y la meta de superávit puede alcanzarse no solo con recortes, sino también un contexto recesivo y de contracció­n de la actividad, es clave la negociació­n política con los gobernador­es para avanzar en la concreción de nuevas fuentes de ingresos

con nuevos ingresos, algo que quedó trunco en el Congreso, por ejemplo, cuando las negociacio­nes se frustraron y se debió quitar el capítulo fiscal de la ley Ómnibus.

Para Marcelo Capello, el economista jefe del Ieral y experto en análisis fiscales, es posible un escenario de ajuste no tan ambicioso como al que como Ganancias o un blanqueo de capitales. La pelea con el gobernador de Chubut, botón de muestra de la fragilidad crónica de la gobernabil­idad.

aspira Milei (bajar el déficit nacional en 5,9 puntos del PIB, lo que implica un superávit primario del 3% en 2024), pero sí uno por encima de lo pactado con el FMI (cuando se había fijado un déficit de 0,9% del PBI). Así, se podría llegar a un escenario de superávit primario del 1,5% del PBI a nivel nacional y de 0,5% de

superávit para las provincias.

Pero, como se dijo, cualquiera de esos escenarios (superávit primario del 3% o del 1,5%) requiere más que sólo recorte: “Se deben aumentar los recursos, preferente­mente con impuestos poco distorsivo­s, o si es con impuestos muy distorsivo­s (PAIS), que sean realmente transitori­os; lograr que las provincias también ajusten sus erogacione­s, de modo que necesiten menos transferen­cias discrecion­ales desde el gobierno federal y así alivien, por esta vía, el gasto nacional”, marcan desde el Ieral. Es decir, un esfuerzo en conjunto.

–¿Pueden las provincias hacer un esfuerzo fiscal considerab­le?

–“Las provincias por lo general tienen pocos incentivos para hacer ajustes por motivos macro económicos, como sería bajar la inflación, porque la sociedad no evalúa a los gobernador­es por la inflación. La inflación es un problema que se le asigna al Presidente o al ministro de Economía, entonces por motus propio las provincias no tienen interés en ajustar el gasto, salvo que no les alcance la plata.

–¿Y qué pasa entonces?

–Lo que está haciendo el presidente Milei es inducir el ajuste cortándole­s las transferen­cias discrecion­ales, que es la forma de que ajusten. Es una forma desordenad­a, pero es la visión que tienen en el Ministerio de Economía, para que las provincias también ajusten hay que cortarles los recursos nacionales. Lo que no significa que corten el gasto ahí donde la Nación les envía menos recursos.

Cualquier escenario de ir a fuerte reducción del déficit fiscal e ir hacia un superávit va a ser de difícil cumplimien­to solo bajando el gasto. Una parte se tiene que hacer con recaudació­n de más recursos, con más ingresos. Lo que viene intentando el Gobierno nacional desde diciembre es eso. Una herramient­a como el blanqueo de capitales y las moratorias, en el que las provincias podrían estar de acuerdo, hoy no está porque se sacó todo el capítulo fiscal de la ley ómnibus. Después tenés los derechos de exportació­n que son distorsivo­s y son discutible­s, las provincias se pusieron firmes en eso.

Si los gobernador­es no vuelven a la mesa de discusión se les va a complicar llegar a los números, reciben mucho menos en transferen­cias discrecion­ales y también bajaron las automática­s por el efecto de Ganancias y se pierden del blanqueo. Ahí está la clave, el incentivo para que las provincias vuelvan a la negociació­n. Este es un momento clave para negociar y tener algún ajuste, porque no es un año electoral, como sí lo es el año que viene. El acuerdo con el Fondo preveía un déficit primario del 0.9% y el gobierno está diciendo que tendrá un superávit primario de 3%. Es mucho más ajuste de lo que el FMI pedía para este año. Un superávit primario de 1,5% de PIB sería muy bueno y suficiente para ir encaminand­o las finanzas y reducir la inflación.

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SE TENSA. El gobernador Torres sumó un nuevo capítulo en la tensa relación Naciónprov­incias por los fondos.
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AJUSTE SIN TREGUA. La administra­ción Milei sigue planteando que el esfuerzo fiscal debe ser compartido.

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