“La cultura hoy está en un lugar de resistencia”
Actriz y bailarina debutó en la dramaturgia con un unipersonal, Perla Guaraní, donde se muestra como una voz única.
Vuelve “Perla Guaraní” al teatro Polonia (Fitz Roy 1475) sólo por tres domingos –3, 10 y 17– de marzo a las 20 . La autora e intérprete Gabriela Pastor anticipa que luego del espectáculo se abrirá una peña y que ya están confirmados los cantantes que participarán en ella: Matías Arriazu, Flavia Axelirud y Flor Bobadilla Oliva. Su unipersonal está dirigido por Fabián Díaz y acompañada musicalmente sobre el escenario por Juan Zuberman, quien interpreta en vivo. La iluminación es de Omar Possemato, mientras que la escenografía y vestuario siguen siendo de Julieta Italiano.
—Actriz, bailarina y asistente de dirección: ¿qué te impulsó a la dramaturgia?
—Fue un poco por una necesidad. Iba a protagonizar una película internacional en Paraguay y el director una semana antes del viaje me dio de baja. Quedé como noqueada. Tuve que reprogramarme y se sumó el taller que hice con Ricardo Bartís –La liebre y la tortuga– en la Unsam. Allí empecé con el germen de “Perla Guaraní”. Bartís impulsa a sus actores a hurgar en nuestro propio material, creando un lenguaje propio, desde un lugar genuino y deseante. Había leído varios libros de Augusto Roa Bastos, por lo cual tenía ese imaginario en mi cabeza y lo entremezclé con mi vida. Bartís me ayudó y lo estrené en su Sportivo Teatral.
—Desde el 2018: ¿hubo cambios? ¿La música siempre estuvo presente?
—Siempre me gustó cantar y nunca canté. Ahí empezó a surgir el personaje. Para mí la música no es anecdótica, no está por fuera: es un diálogo constante. Quise que estuviera dentro del espectáculo y con el director –Fabián Díaz– decidimos incorporar al guitarrista a la escena. Es la música del litoral, desde ahí se construyen otros sentidos.
—¿Por qué incorporaste fragmentos en idioma guaraní?
—Mis padres fueron maestros rurales y los niños que iban a la escuela sólo hablaban guaraní. Ellos debieron saberlo para poder enseñar castellano. Lo fui aprendiendo al escucharlos. Nací en Formosa y es una provincia que está muy ligada al Paraguay, ya que fue mucho tiempo territorio paraguayo, luego después de la guerra pasó a ser territorio argentino. Pero las costumbres, tradiciones e idioma se mantienen.
—Después de tu función se abre una peña…
—Sentí que es un momento para compartir y la música me parece un lugar de encuentro. Creo que la cultura hoy está en un lugar de resistencia muy fuerte y el encuentro presencial, cuerpo a cuerpo es muy importante. Imperan las redes y hay ejércitos de trolls, por eso sentí que la gente necesita la presencialidad. Cantaremos folklore, ya que cualquier canción que uno recuerde de Mercedes Sosa tiene mucha historia y lucha.
—¿Cómo fue la reacción del público en tus giras?
—Fui varias veces a Formosa, también al Chaco y Corrientes. Es muy distinta la reacción del público en las provincias, en el conurbano bonaerense que en la Capital. Aquí están muy acostumbrado a ir al teatro, sentarse, estar callado y no reírse muy fuerte. Interactuar de una manera empática pero suave, tranquila, mientras que te alejás de la General Paz y los espectadores se paran y se hacen partícipes de
la obra.
“Es muy distinta la reacción del público en las provincias que en
la Capital.”
—¿Cuáles son los riegos de encarar un unipersonal? ¿Tuviste miedos?
—No, no me dio miedo, al contrario tenía muchas ganas. Fui asistente del unipersonal “Rose” que dirigió Agustín Alezzo con Beatriz Spelzini. Vi todas las funciones, los ensayos y la investigación. No sé si raro o especial, pero puedo decir que con el personaje de Perla siento que es la voz de muchas voces, como si no hablara sola ella. Una amiga actriz paraguaya después de verlo me dijo: “estás canalizando un montón de voces y de energías.”