Perfil Cordoba

Apertura de importacio­nes de alimentos: ¿alcanza la medida para bajar los precios?

El Gobierno anticipó mejores condicione­s impositiva­s y financiera­s para las importacio­nes de productos de la canasta básica. El objetivo declarado

- LORENA RODRíGUEZ

El martes último, desde el Ministerio de Economía se comunicó que habrá mejores condicione­s financiera­s e impositiva­s para las importacio­nes de alimentos y otros bienes de la canasta básica. Tal como advertía desde hace unos días el ministro Luis Caputo y tras sus reuniones con referentes supermerca­distas, aclaró que hay valores que quedaron desfasados en dólares y que apostarán a la importació­n para equilibrar­los.

Como los precios no acompañan la baja que creen deberían tener los productos en góndola, es que el Gobierno da este paso de abrir importacio­nes a ciertos productos de la canasta básica, en realidad, flexibiliz­ar el ingreso de productos. Para eso, se definió que el BCRA reduzca el plazo de pago de importacio­nes de alimentos, bebidas y productos de limpieza, cuidado e higiene personal.

Así, ahora pasarán de un esquema de pago en cuatro cuotas a los treinta, sesenta, noventa y 120 días a un plazo de pago en una sola cuota a los treinta días. Asimismo, se decidió suspender por el plazo de 120 días el cobro de percepcion­es adicionale­s del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y Ganancias.

Pero las críticas no se hicieron esperar. Por caso, desde la Unión Industrial Argentina (UIA) advirtiero­n por lo que consideran un trato desigual. “Mientras los productore­s nacionales deben pagar en cuatro cuotas mensuales y con impuesto PAÍS los insumos necesarios para la fabricació­n, los importador­es de bienes terminados estarán exentos de impuestos y tendrán acceso total a las divisas necesarias en un solo pago a treinta días”, señalaron desde la central industrial que conduce Daniel Funes de Rioja.

Para el economista Manuel Cerdan, analista de la consultora Inveq, la medida es que la flexibiliz­ación empuje los precios, en muchos casos desfasados en dólares, a la baja. La decisión generó críticas entre los productore­s,

tendrá un impacto “marginal en el corto plazo”.

Según el analista “puede afectar algo el nivel de precios del sector, pero la dinámica inflaciona­ria de los próximos meses dependerá principalm­ente de otras cosas”, y entre ellas enumeró: “Primero, cómo siga el realineami­ento de precios relativos (salarios, tarifas, servicios, dólar), y segundo, qué se haga en materia cambiaria (cuándo y cómo se unifica; se acelera el crawling o hacen otra devaluació­n discreta)”. De todos modos, el analista de Inveq puntualizó que podría tener un impacto positivo. “Desde el punto de vista del consumidor, es beneficios­o en tanto ofrecerá una mayor oferta y/o variedad de productos, además de que eventualme­nte podría haber menores precios”. Algo similar respecto de la ampliación de la oferta señaló Eugenio Marí, Economista-Jefe de la Fundación Libertad y Progreso: “La apertura de la economía implica mayor competenci­a, y eso beneficia a los consumidor­es, con más variedad y menores precios”.

Aunque en su análisis Marí también sumó la pata productiva. “Además, beneficia a los productore­s, porque no hay que olvidar que casi 80% de las importacio­nes son insumos productivo­s. Por muchos años Argentina mantuvo un modelo de economía cerrada, donde para importar se necesitaba una autorizaci­ón del que se quejan por un trato desigual. Un grupo de economista­s consultado­s por PERFIL explican qué impacto real en las góndolas puede tener la apertura.

Estado, que regulaba quién importaba y cuánto. Obviamente, eso generaba incentivos a la corrupción, pero además, restringía la oferta en los mercados y perjudicab­a a los consumidor­es y los productore­s. Bastaba con ir al supermerca­do y comparar con las góndolas en otros países para darse cuenta de que algo pasaba”, indicó el economista.

Y detalló que a través del DNU, el Gobierno terminó con las licencias no automática­s de importació­n y prohibió las restriccio­nes cuantitati­vas para importar, lo que calificó como “un gran avance para un país que desde el año 2002 se viene moviendo con este tipo de restriccio­nes”.

Para Marí estas trabas discrecion­ales eran lo más grueso en términos de proteccion­ismo comercial, pero no lo único. “Aún queda una maraña de impuestos que encarecen los productos importados y restringen la competenci­a en nuestro mercado. Hay productos de la canasta básica del siglo XXI que tienen hasta 35% de arancel, impuesto PAÍS del 17,5% y tasa estadístic­a del 3%”, indicó.

Finalmente, Marí también se refirió al resto de la cadena de producción y no sólo a los bienes finales. “No hay que olvidar que estos mismos impuestos recaen, en muchos casos, sobre los insumos que usan las empresas argentinas, que entonces los deben comprar más caros. A la hora de avanzar en la apertura económica no solo hay que progresar en bajar los impuestos de importació­n sobre los productos finales, sino también sobre los insumos, para justamente aliviar esta situación de los productore­s”, dijo.

El economista Pablo Challú fue categórico en su análisis y apuntó que los beneficios a las importacio­nes demuestran el fracaso de la política de precios: “Dicen que un ejemplo puede más que mil teorías. Si tenemos en cuenta lo que está ocurriendo hoy con la política de precios en la economía argentina, demuestra la sabiduría de ese dicho”.

El exsecretar­io de Comercio Interior, aseguró que: “la medida de liberar o facilitar aún más las importacio­nes de alimentos y medicament­os, indican el fracaso de la política ensayada por el Gobierno en este sentido, con la esperanza de que con la competenci­a van a neutraliza­r cualquier aumento de precio que no correspond­iera con los costos; hecho que, en la realidad, no se está manifestan­do, tal como lo reconoce el propio Gobierno con esta apertura irrestrict­a de las importacio­nes”.

“Pero no solo indica el fracaso de la política de libertad irrestrict­a y absoluta de precios –continuó el referente económico de Principios y Valores–, sino también los desequilib­rios que se están dando en la política económica en general. Nada justifica que se abra la economía, incluso dándoles beneficios impositivo­s extraordin­arios a los importador­es en dos de los sectores más competitiv­os de la economía nacional”, mencionó.

“Evidenteme­nte la política de precios ha entrado en crisis, lo que también indica, en forma más profunda, la crisis de la economía en general”, finalizó el exfunciona­rio.

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CEDOC PERFIL GóNDOLA. Muchos de los precios de alimentos, caros en dólares.

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