Perfil Cordoba

Las ‘narcomanta­s’, el sello de los carteles de droga mexicanos que ya llegó a Rosario

- LEONARDO NIEVA

El origen se remonta a la década de los 80 con la organizaci­ón de la familia Michoacana. Es la manera que encontraro­n los grupos criminales para informar sus acciones a la sociedad y pactar

Los crímenes de inocentes tienen como objetivo sembrar el terror en la población civil. No pasa solo en Rosario: es una antigua fórmula de los sicarios del cartel de Medellín que años después replicaron los más sangriento­s mercaderes de la droga mexicanos como Los Zetas o los carteles de Sinaloa y Del Golfo.

Los narcos son más que un grupo de hombres y mujeres que venden droga: muchas de las organizaci­ones que operan en Rosario tienen una estructura jerárquica y una simbología que ya no es casual ni improvisad­a. La voz oficial del crimen organizado está en las paredes, en papeles o cartones, y como en México también en “telones”.

Desde que estos grupos iniciaron la guerra contra el gobierno santafesin­o de Maximilian­o Pullaro, con una ola de asesinatos de civiles (dos taxistas, un colectiver­o y un playero fueron ejecutados en pocas horas) y atentados a micros penitencia­rios y comisarías, el narco explicó con sus reglas la razón del conflicto, como hacen los mexicanos.

En estos días apareciero­n las un posible acuerdo. La semana pasada los narcos rosarinos colgaron una bandera con un mensaje dirigido al gobernador de Santa Fe y el ministro de Seguridad. Lo colgaron en un puente de primeras “narcomanta­s”, un sello de los carteles del norte. El sábado 9 de marzo la mafia colgó una bandera en la avenida Circunvala­ción, cerca del bulevar Oroño: “Pullaro y Cococcioni se metieron con nuestros hijos y familia van a seguir la muerte de inocentes taxistas colectiver­os, basureros y comerciant­es”, escribiero­n con fibrón sobre una tela blanca.

La Procuradur­ía General de México asegura que el origen de las “narcomanta­s” se remonta a la década de los ochenta, con la organizaci­ón criminal de la familia Michoacana. A mediados de los años 2000 los “trapos” aparecían junto a cuerpos decapitado­s y los mensajes eran internos: tenían que ver con las traiciones o la invasión del territorio.

Esta clase de mensajes son un sello del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que no solo se dirige a la ciudadanía sino también amenaza a artistas, empresario­s y policías. “Esto va para ti, Peso Pluma. Abstente de presentart­e el día 14 octubre porque será tu última presentaci­ón por irrespetuo­so y lengua suelta, te presentas y te vamos a partir tu madr*”, decía el mensala avenida Circunvala­ción, para que el mensaje llegara a más personas. La voz oficial del crimen organizado también está en paredes, papeles o pedazos de cartones. je que colgaron el año pasado en Tijuana, y que desató un escándalo.

En Rosario las amenazas son más comunes en hojas de papel o pedazos de cartón. Por ejemplo, junto al cuerpo del playero Bruno Bussanich (25), la última víctima inocente, escribiero­n: “Esta guerra no es por territorio, es contra Pullaro y Cococcioni. Así como nosotros llegamos a 300 muertos, estando unidos vamos a matar más inocentes por año. Nosotros no queremos celulares, queremos nuestros derechos. Ver a nuestros hijos y familia y que se los respete. No queremos negociar nada. Queremos nuestros derechos. Esto es para todos los presos, pabellones y cárceles. Basta de seguir humillando con la familia. Pullaro y Cococcioni, carguen con muertes inocentes. Atentament­e: Zona norte, zona sur, zona oeste, unidos”.

La influencia de los narcos mexicanos en el territorio nacional tiene varios años. Y varias historias. En 2008, el Consulado de México en la Argentina remitió un informe a las autoridade­s de su país donde informaba que en ese momento en Buenos Aires operaba una supuesta célula del cártel de Si

naloa en una quinta de Ingeniero Maschwitz, a 45 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. En esa oportunida­d ocho mexicanos y un argentino (que fueron condenados y años después expulsados del país) montaron una cocina de metanfetam­inas.

En 2011, y según un trabajo realizado por el analista internacio­nal y asesor de la ONU Edgardo Buscaglia, los hombres de Joaquín “Chapo” Guzmán –el capo narco mexicano más famoso– instalaron sus bases patrimonia­les y productiva­s en distintos puntos del país; sobre todo en las provincias de Chaco, Formosa y Misiones. Para el especialis­ta, la elección de estos lugares estaba vinculada a la pobreza, donde el narco con su poder penetra más fácil y más rápido.

Desgraciad­amente, Rosario parece estar iniciando un peligroso proceso de mexicaniza­ción. Ya no sorprende que sea la ciudad más violenta del país con una tasa de homicidios de 22 cada 100 mil habitantes, cinco veces más alta que el índice nacional. En 2023 hubo 259 asesinatos, 28 casos menos que en 2022, pero en siete de cada diez casos hubo un componente de planificac­ión, según el último informe anual del Observator­io de Seguridad Pública de la provincia de Santa Fe.

Lo que verdaderam­ente preocupa a las autoridade­s es que la guerra por el control de la droga dejó de ser una pelea entre los grupos narco locales. Hace once años, cuando el líder de Los Monos, Claudio “el Pájaro” Cantero, fue acribillad­o a la salida de un boliche, la violencia invadió a la ciudad con una serie de venganzas entre los dos clanes más poderosos: los Cantero vs. los Paz.

Hubo decenas de muertos, amenazas, baleados, casas agujereada­s. Pero la violencia que estos últimos meses estalló en Rosario es otra cosa. Porque la guerra es contra el poder real. Pullaro cambió las reglas y el narco respondió a sangre y fuego, como sucede hace tiempo en México.

Es cierto que la crueldad no está a tasa mexicana (todavía), donde las venganzas y los mensajes son verdaderam­ente sanguinari­os, con cuerpos decapitado­s colgando de puentes o bares arrasados a tiros. Si eso sucede (esperemos que no), entonces será demasiado tarde.

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 ?? ?? MENSAJE. El crimen organizado colgó una bandera en un puente de la avenida Circunvala­ción. El mensaje es contra Pullaro y el ministro Coccocioni, pero también para la sociedad.
MENSAJE. El crimen organizado colgó una bandera en un puente de la avenida Circunvala­ción. El mensaje es contra Pullaro y el ministro Coccocioni, pero también para la sociedad.
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TELONES. Las ‘narcomanta­s’ de los carteles más sanguinari­os.
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CEDOC PERFIL

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