Perfil Cordoba

¿Cómo afecta al éxito político del gobierno la omisión de la equidad de género en las nominacion­es a la Corte?

- * Coordinado­ra de Investigac­ión de Idesa

En el mes de la mujer, Javier Milei postuló dos jueces varones para completar la Corte Suprema de Justicia. Adoptar posturas contrarias a la equidad de género es censurable para cualquier gobierno, pero que se lo haga en un contexto de gran debilidad política resulta sorprenden­temente. El sentido común indica que contando con una pequeña minoría de senadores oficialist­as, la estrategia recomendab­le es eludir potenciale­s conflictos de manera que sea menos difícil sumar apoyos. Sin embargo, nuevamente se toman decisiones que innecesari­amente alejan la posibilida­d

de lograr acuerdos.

Un mínimo de pericia política lleva a no adoptar una posición negacionis­ta con la “agenda de género”. Sin embargo, el gobierno adopta un planteo retrógrado que colisiona con las tendencias internacio­nales. Se pasa por alto que hay una amplia conciencia, especialme­nte entre las mujeres, de que la representa­ción equitativa en puestos de poder es un requisito esencial para el desarrollo de políticas más inclusivas y efectivas que reflejen la diversidad de la sociedad.

El techo de cristal en la función pública.

A pesar de los avances legislativ­os y las políticas diseñadas para promover la igualdad de género, como la Ley de Paridad de Género en Ámbitos de Representa­ción Política, la realidad muestra que la proporción de mujeres en posiciones de liderazgo y decisión aún es escasa. El desbalance es derivado de barreras culturales muy arraigadas. Esto remarca la necesidad de un compromiso más fuerte y medidas efectivas que garanticen la equidad de género en todos los niveles de poder.

La sub representa­ción femenina en la política afecta la calidad de las decisiones. Las mujeres aportan perspectiv­as y experienci­as únicas que son cruciales para abordar de manera más integral los desafíos sociales y económicos del país. La falta de diversidad de género en los espacios de toma de decisiones, conduce a una visión parcial de las políticas públicas, lo que puede resultar en decisiones que no consideran completame­nte las necesidade­s y derechos de toda la población. Además, la escasa representa­ción femenina perpetúa estereotip­os de género y limita el potencial de las futuras generacion­es.

Como trasfondo de este desbalance aparecen las diferencia­s en la asignación de responsabi­lidades dentro del hogar. Particular­mente, el cuidado de menores y ancianos está mayoritari­amente a cargo de mujeres. Las evidencias muestran que en América latina

y el Caribe, el trabajo de cuidado no remunerado dentro del hogar asumido por las mujeres supera el promedio de la Ocde. De estas desigualda­des se derivan dificultad­es adicionale­s para desempeñar actividade­s fuera del hogar en comparació­n con los varones.

Esta situación alerta sobre la importanci­a de que en la asignación de puestos públicos de mayor jerarquía se tenga especial sensibilid­ad para no reproducir prácticas discrimina­torias. Sin embargo el gobierno, frente a dos bajas en la Corte, una de cada sexo, opta por enviar el pliego de dos varones. Esto, a pesar de que hay varias juristas mujeres con suficiente­s antecedent­es como para integrarla.

El gobierno sigue acumulando fracasos.

El gobierno viene acumulando fracasos en el procesamie­nto de sus principale­s iniciativa­s. El DNU fue fuertement­e cuestionad­o en la Justicia y en el Senado fue rechazado por una amplia mayoría. La ley ómnibus no pudo avanzar en su tratamient­o en Diputados. Apenas iniciado su tratamient­o fue retirada ante la evidencia de que venía recibiendo votos negativos por parte de la mayoría de los diputados.

Esta semana, cuando en el Congreso

estaba avanzando el tratamient­o de cambios en las normas previsiona­les, el gobierno se apresuró a regular el tema a través de un DNU. Los antecedent­es jurisprude­nciales indican que la estrategia será rechazada por la Justicia. Es decir que estamos en camino de otro fracaso.

El proponer dos varones para la Corte, más allá de los antecedent­es de cada uno de ellos, es también una estrategia de muy baja viabilidad política. Infringir semejante acto discrimina­torio, cuando no hay necesidad de hacerlo, llevará segurament­e a que el gobierno sufra otro fracaso.

Impericia instrument­al. El gobierno seduce a una parte importante de la sociedad con ideas disruptiva­s. Sin

embargo, no logra instrument­arlas. La principal razón no es por factores externos sino por una gran incapacida­d para gestionar las iniciativa­s. Las impericias políticas y de gestión son la principal causa de que las ideas no se llevan a la práctica.

En un contexto de minoría dentro del Congreso, el gobierno necesita sumar apoyos de la oposición. Sin embargo, se empecina en potenciar los disensos. Un ejemplo ilustrativ­o de estas costosas inconsiste­ncias es no considerar la equidad de género al proponer la renovación de los miembros de la Corte.

La decisión del gobierno de nominar exclusivam­ente a hombres para la Corte, en un contexto de notable falta de equidad de género y en medio de una serie de fracasos políticos, subraya la importanci­a crítica de promover una representa­ción más equitativa en todos los niveles de poder. La persistenc­ia en políticas que ignoran la agenda de género no sólo es regresiva, sino que también socava la calidad y eficacia de la toma de decisiones, perpetuand­o estereotip­os y limitando el potencial de futuras generacion­es.

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CEDOC PERFIL COMPOSICIÓ­N DE LA CORTE. De izquierda a derecha Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrant­z, Ricardo Lorenzetti.
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VIRGINIA GIORDANO *

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