Perfil Cordoba

El presupuest­o para niñez y adolescenc­ia, más de un 70% más bajo que el ejecutado en 2023

Surge de la comparació­n trimestre contra trimestre. Según la organizaci­ón Infancia en deuda, las áreas más críticas son salud y educación. En el primero de los casos, se ejecutó solamente el 7,66% del presupuest­o vigente. En educación no se llega al 9% de

- AGUSTINA BORDIGONI

Según un informe presentado por el colectivo de organizaci­ones de defensa y promoción de los derechos de niñas, niños y adolescent­es Infancia en deuda, la inversión del Estado en este grupo social viene disminuyen­do desde 2021 de manera constante.

“Es preocupant­e la situación para este año, en que no habrá ley de presupuest­o: el presupuest­o real en derechos de NNA en 2024 es un 72,7% menor que el ejecutado en 2023 y un 78,5% que el ejecutado en 2021”, destacaron en un comunicado. Esto, “genera que, en un país con altísimos niveles de inflación, las partidas queden completame­nte desactuali­zadas y se produzca un ajuste considerab­le sobre la inversión”. Además, “hace que el Poder Legislativ­o pierda su potestad de fijar nuevamente las prioridade­s del gasto y establezca los límites que considere necesarios al uso de recursos por parte del Poder Ejecutivo”.

Las áreas más críticas en cuanto a presupuest­o son salud y educación. “En salud, en los primeros tres meses del año, solo se ejecutó un 7,66% del presupuest­o vigente. En educación, en el mismo tiempo, no se llega al 9% de ejecución y hay programas que registran una inejecució­n total”, explicaron.

“Se observan significat­ivas reduccione­s en términos reales en algunas políticas”, explicó a PERFIL Juan Camisassa, coordinado­r de Protección Social de Cippec, quien también es parte de Infancia en deuda. Entre los ejemplos, mencionó, se encuentran las Becas Progresar. “Tomando lo ejecutado en los primeros tres meses de 2023 y de 2024, el programa tuvo una variación interanual negativa del 45,7%”.

En cuanto al nivel de vida, el informe destaca los “altísimos niveles de pobreza extrema” y hace hincapié en la disminució­n de la cobertura de la AUH. En 2019, en promedio, cubría el 61% de una Canasta Básica Alimentari­a y el 24% de una Canasta Básica Total. “A febrero de 2024, cuatro años después, sólo permite cubrir un 40% y un 18%, respectiva­mente”. “Un grupo importante de políticas a observar es el de las transferen­cias monetarias a familias con NNyA”, continuó Camisassa, quien señaló además, que “el gasto en asignacion­es familiares para trabajador­es formales (y, consecuent­emente, su monto) se ha reducido durante el último año”.

La baja, agregó, es consecuenc­ia “del desacople entre la propia dinámica inflaciona­ria y la fórmula de movilidad que se encarga de actualizar los montos de las asignacion­es, aprobada en diciembre de 2020” algo que hizo que por la dinámica inflaciona­ria de los últimos años “este mecanismo haya estado consistent­emente por debajo de la inflación”.

Por otro lado, detalló, “la AUH también se actualiza mediante este mecanismo, mientras que la Prestación Alimentar se hace de forma discrecion­al”. Ambos valores sufrieron reduccione­s reales durante 2023. “Sin embargo, en enero de 2024, el Gobierno decretó un aumento del 100% en ambos montos, lo que implicó una recuperaci­ón sustancial de su valor real”.

Desde Infancias en deuda insistiero­n en la necesidad de atender a este grupo, más teniendo en cuenta que en solo seis años “más de 3, 5 millones de NNyA (casi 30% del total) se convirtier­on en pobres y más de 3,1 millones en indigentes (casi 26% del total)”.

Ante este panorama, destacan también que “el Estado nacional argentino redujo drástica e intempesti­vamente la asistencia a organizaci­ones barriales, comedores escolares y otras que prestan un servicio alimentari­o directo y gratuito”.

Por otro lado, desde el colectivo impulsan la revisión de la exclusión de adolescent­es de entre 15 y 17 años de la Prestación Alimentar. “Por la limitación etaria del Programa, 558.118 adolescent­es solamente reciben la AUH y cubren apenas el 40% de una alimentaci­ón mínima”, afirmaron.

Mientras se reducen las partidas para NNyA, señala el informe, “el Estado sostiene hace años gastos tributario­s, que son recursos que el Estado deja de percibir para beneficiar actividade­s, zonas, contribuye­ntes y/o consumos. Algunos tienen un fin redistribu­tivo, pero muchos de ellos son injustos”. Por eso, y en este contexto crítico, consideran que entre estos beneficios injustos deberían rever cuestiones como: “la exención impositiva del pago de impuesto a las ganancias a juezas y jueces, la exención del pago de impuestos de bienes personales a inmuebles rurales, o la dispensa del pago del impuesto al valor agregado de los honorarios de directores de sociedades”.

Para Camisassa también es importante destacar los avances de los últimos años. Entre ellos: “la incorporac­ión de la AUH al pilar no contributi­vo del Régimen de Asignacion­es Familiares, el establecim­iento de la actualizac­ión automática al igual que el subsistema contributi­vo, la incorporac­ión de trabajador­es/as monotribut­istas –históricam­ente excluidos– a la cobertura de Asignacion­es Familiares y la integració­n de la AUH y las asignacion­es familiares a través del sistema de Cobertura Única a la Niñez y la Adolescenc­ia de Anses”.

Por otro lado, también, el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intenciona­l en la Adolescenc­ia (ENIA). “Implementa­do en los 36 departamen­tos con mayor incidencia de embarazos no intenciona­les en la adolescenc­ia, facilita el acceso a métodos anticoncep­tivos y ofrece informació­n sobre salud sexual y reproducti­va en escuelas y servicios públicos de salud. Desde su inicio en el 2018 hasta 2022, la tasa de fecundidad adolescent­e se ha reducido en un 50% en Argentina”.

No todas las necesidade­s de los niños pasan por lo meramente económico, pero sí están atravesada­s por él. “Los niños y adolescent­es están tomando más registro de la situación económica. Tal vez, no con preocupaci­ón, pero sí están tomando mayor registro de lo que pasa en las familias”, explicó a PERFIL Vanesa Lavaselli, psicóloga infantil. “La recomendac­ión es que hay que cuidarlos del mundo de los adultos. Obviamente, no pueden vivir aislados del contexto en el que estamos, pero sí hay que tratar de cuidarlos de las informacio­nes que reciben”.

Respecto de los cuidados en general, Camisassa advierte que es una de las necesidade­s más apremiante­s. “Apenas el 33% de los menores de cuatro años acude a un espacio de crianza, enseñanza y cuidado (CEC) para la primera infancia”, algo que también varía según el poder adquisitiv­o de las familias: “el 28% de los niños de 0 a cuatro años del quintil de ingresos más pobre (20% de menores ingresos) acude a un espacio CEC, valor que asciende al 50% en los de mayor nivel socioeconó­mico”, sintetizó.

En el trimestre, las Becas Progresar

tuvieron una variación negativa

del 47,5%

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