YO ACUSO: MI LUCHA INCANSABLE POR LA LIBERTAD DE MIS HIJOS.
En Argentina, nuestro país, miles de familias son víctimas del desamparo judicial, la impunidad, la violencia institucional, la violencia de género y la violencia vicaria.
Soy Yanina Schiber, mamá de 3 niños, arquitecta y artista plástica, una de esas tantas personas que luchan cada día por sus derechos y los de sus hijos.
“Lamentablemente no solo somos víctimas del caos judicial que nos deja desamparados y desprotegidos a mí y a mis niños, sino que también somos víctimas de la violencia institucional”.
En mi travesía marcada por la resiliencia, me enfrento a desafíos desgarradores en busca de justicia y de libertad para mis 3 hijos.
Hace 9 años que logré separarme del padre mis hijos, GRCT (empresario de la náutica de la zona de Tigre), y mi vida se convirtió en un verdadero infierno de agresiones físicas, emocionales y psicológicas.
Tuvimos 3 hijos, que hoy son víctimas de la VIOLENCIA VICARIA y del abandono judicial, estando atrapados en el lugar más oscuro, sin poder ver a su madre y su familia hace ya más de un año, producto de la obsesión, violencia y perversión del padre, y la inacción de la Justicia. GRCT, quien se maneja con total impunidad y leyes propias, es el responsable junto con el Juzgado N° 3 de San Isidro, el juzgado N° 1 de Tigre, y un Centro de Psicopedagogía infantil en la zona de Pilar (Recomendado por el propio juzgado Nro1), de la vulnerabilidad y el daño por el que están atravesando mis 3 hijos.
GRCT está ensañado en hacerme daño sin cesar, obstruyendo el vínculo permanentemente con mis hijos e incumpliendo en todos estos años con absolutamente todo tipo de acuerdos y órdenes judiciales; mientras la Justicia nada hace y mira para otro lado.
En el 2014 “El último año antes de separarme, yo vivía en una lujosa casa, vigilada y controlada con más de 65 cámaras de seguridad y micrófonos hasta en el baño. Tenía interferido mi celular, mi cuenta de mail y me había sustraído todo mi dinero”. Todo esto presentado en los expedientes, mientras la Justicia nada hace y mira para otro lado.
Tras mi decisión de separarme, la obsesión del padre mis hijos por controlar nuestras vidas se convirtió en una amenaza constante para nuestra seguridad y bienestar hasta el día hoy.
En todos estos años he atravesado infinitos sucesos de violencia, robo, acoso, amenazas y manipulación.
La falta de orden y protección judicial no solo se transformó en una escalada de violencia institucional, sino que fue mutando a un espacio con irregularidades crónicas y constantes, con reglas y leyes propias.
Hasta tal punto fue y es así, que el 30 de marzo del 2019, sufrí una experiencia de abuso de poder por parte de la policía de Tigre. Me llevaron engañada a la comisaría y me tuvieron 7hs esposada. Sin explicación alguna.
Durante la pandemia, GRCT no solo mantuvo a mis hijos lejos de mí, impidiendo nuestro contacto y sembrándoles el pánico, el terror y el miedo en sus corazones, sino que además poco le importó el decreto de necesidad y urgencia decretado por el Ejecutivo nacional, el cual reglaba la comunicación entre padres e hijos de familias separadas.
Además de la violencia sufrida por parte del padre mis hijos también he tenido que enfrentar la indiferencia y la violencia del juzgado N° 1 de Tigre, que ha ignorado mis reiteradas denuncias y pruebas presentadas, protegiendo por años al agresor. En pandemia una jueza concurrió en persona a la lujosa vivienda del padre de mis hijos en la zona de Martínez, para tomarles declaración, frente la atenta mirada de GRCT (sin dejarme participar a mí y a mi abogado). Solo con leer el expediente, y detenerse en sus comentarios a posteriori, queda en manifiesto su parcialidad y su deslumbramiento por tanto lujo.
Durante Julio del 2021, en plena emergencia sanitaria dictada por el Ejecutivo nacional (en donde se recomendaba reducir los viajes al exterior y vacacionar dentro del país), la misma jueza le otorgó a GRCT una autorización de viaje para vacacionar en las playas de Ibiza. Cuando a nivel nacional se había recomendado que estas autorizaciones sean proporcionadas solo ante casos de extrema urgencia sanitaria. A pesar de presentar pruebas contundentes, mis gritos de auxilio para salvar la vida de mis hijos han caído desde hace años en oídos sordos.
Mi lucha por justicia se intensificó en mayo del 2022, cuando debí enfrentar un juicio oral y público penal, como consecuencia de las reiteradas falsas denuncias del empresario náutico GRCT, quien inventó 11 hechos de los cuales no pudo probar ninguno.
Como resultado de la sentencia el Juez interviniente, del Juzgado en lo Correccional N° 6 de San Isidro, no solo me absolvió, sino que dejó en manifiesto la invisibilidad del juzgado N° 1 de Tigre, respecto de la violencia de género de la cual soy y era víctima.
No satisfecho con los resultados de primera instancia, y siguiendo con su obsesión para con mi persona, GRCT continuó hasta la Corte Suprema de la Provincia; solicitando una pena de cumplimiento de 3 años y 2 meses de prisión efectiva.
GRCT tiene en su haber un historial de denuncias por violencia con otras parejas, así como también denuncias de acoso y violencia laboral. Estos hechos muestran su patrón de comportamiento abusivo y peligroso. Sin embargo, la Justicia NADA VE.
Mis hijos concurren a un importante colegio de zona norte, donde nada se ha hecho respecto a mis reiteradas denuncias de violencia; esta falta de acción ha aumentado nuestra vulnerabilidad.
La escuela de mis hijos ha sido testigo durante años de innumerables episodios de violencia que he sufrido por parte de GRCT, los cuales nunca los han denunciado.
Hoy, continúo mi batalla por un régimen de comunicación igualitario, justo y seguro para mis hijos, donde puedan vivir en libertad, sin miedo, pánico y terror.
A mis hijos no solo les han robado su infancia, sino que les han sustraído años de sus vidas que nunca retornarán, años de abrazos, de besos, de charlas, de juegos, de risas, anécdotas, años de poder vincularse con su mamá, su abuela y su familia materna.
En definitiva, años y más años que mis hijos han pasado “secuestrados” por un padre que no deja que sus hijos se vinculen libremente en paz y en armonía con su mamá, con su familia materna, con mis amigos y con toda la gente que me quiere.
Una vez más alzo mi voz, en medio de tanta oscuridad, volviendo a reclamar y exigir tanto por los derechos de mis 3 hijos como por mis derechos e igualdad como mamá, mujer y argentina.
Será Justicia.