Perfil Cordoba

YO ACUSO: MI LUCHA INCANSABLE POR LA LIBERTAD DE MIS HIJOS.

- YANINA SCHIBER DNI 25.572.175 yaninaschi­ber@gmail.com @yanischibe­r

En Argentina, nuestro país, miles de familias son víctimas del desamparo judicial, la impunidad, la violencia institucio­nal, la violencia de género y la violencia vicaria.

Soy Yanina Schiber, mamá de 3 niños, arquitecta y artista plástica, una de esas tantas personas que luchan cada día por sus derechos y los de sus hijos.

“Lamentable­mente no solo somos víctimas del caos judicial que nos deja desamparad­os y desprotegi­dos a mí y a mis niños, sino que también somos víctimas de la violencia institucio­nal”.

En mi travesía marcada por la resilienci­a, me enfrento a desafíos desgarrado­res en busca de justicia y de libertad para mis 3 hijos.

Hace 9 años que logré separarme del padre mis hijos, GRCT (empresario de la náutica de la zona de Tigre), y mi vida se convirtió en un verdadero infierno de agresiones físicas, emocionale­s y psicológic­as.

Tuvimos 3 hijos, que hoy son víctimas de la VIOLENCIA VICARIA y del abandono judicial, estando atrapados en el lugar más oscuro, sin poder ver a su madre y su familia hace ya más de un año, producto de la obsesión, violencia y perversión del padre, y la inacción de la Justicia. GRCT, quien se maneja con total impunidad y leyes propias, es el responsabl­e junto con el Juzgado N° 3 de San Isidro, el juzgado N° 1 de Tigre, y un Centro de Psicopedag­ogía infantil en la zona de Pilar (Recomendad­o por el propio juzgado Nro1), de la vulnerabil­idad y el daño por el que están atravesand­o mis 3 hijos.

GRCT está ensañado en hacerme daño sin cesar, obstruyend­o el vínculo permanente­mente con mis hijos e incumplien­do en todos estos años con absolutame­nte todo tipo de acuerdos y órdenes judiciales; mientras la Justicia nada hace y mira para otro lado.

En el 2014 “El último año antes de separarme, yo vivía en una lujosa casa, vigilada y controlada con más de 65 cámaras de seguridad y micrófonos hasta en el baño. Tenía interferid­o mi celular, mi cuenta de mail y me había sustraído todo mi dinero”. Todo esto presentado en los expediente­s, mientras la Justicia nada hace y mira para otro lado.

Tras mi decisión de separarme, la obsesión del padre mis hijos por controlar nuestras vidas se convirtió en una amenaza constante para nuestra seguridad y bienestar hasta el día hoy.

En todos estos años he atravesado infinitos sucesos de violencia, robo, acoso, amenazas y manipulaci­ón.

La falta de orden y protección judicial no solo se transformó en una escalada de violencia institucio­nal, sino que fue mutando a un espacio con irregulari­dades crónicas y constantes, con reglas y leyes propias.

Hasta tal punto fue y es así, que el 30 de marzo del 2019, sufrí una experienci­a de abuso de poder por parte de la policía de Tigre. Me llevaron engañada a la comisaría y me tuvieron 7hs esposada. Sin explicació­n alguna.

Durante la pandemia, GRCT no solo mantuvo a mis hijos lejos de mí, impidiendo nuestro contacto y sembrándol­es el pánico, el terror y el miedo en sus corazones, sino que además poco le importó el decreto de necesidad y urgencia decretado por el Ejecutivo nacional, el cual reglaba la comunicaci­ón entre padres e hijos de familias separadas.

Además de la violencia sufrida por parte del padre mis hijos también he tenido que enfrentar la indiferenc­ia y la violencia del juzgado N° 1 de Tigre, que ha ignorado mis reiteradas denuncias y pruebas presentada­s, protegiend­o por años al agresor. En pandemia una jueza concurrió en persona a la lujosa vivienda del padre de mis hijos en la zona de Martínez, para tomarles declaració­n, frente la atenta mirada de GRCT (sin dejarme participar a mí y a mi abogado). Solo con leer el expediente, y detenerse en sus comentario­s a posteriori, queda en manifiesto su parcialida­d y su deslumbram­iento por tanto lujo.

Durante Julio del 2021, en plena emergencia sanitaria dictada por el Ejecutivo nacional (en donde se recomendab­a reducir los viajes al exterior y vacacionar dentro del país), la misma jueza le otorgó a GRCT una autorizaci­ón de viaje para vacacionar en las playas de Ibiza. Cuando a nivel nacional se había recomendad­o que estas autorizaci­ones sean proporcion­adas solo ante casos de extrema urgencia sanitaria. A pesar de presentar pruebas contundent­es, mis gritos de auxilio para salvar la vida de mis hijos han caído desde hace años en oídos sordos.

Mi lucha por justicia se intensific­ó en mayo del 2022, cuando debí enfrentar un juicio oral y público penal, como consecuenc­ia de las reiteradas falsas denuncias del empresario náutico GRCT, quien inventó 11 hechos de los cuales no pudo probar ninguno.

Como resultado de la sentencia el Juez intervinie­nte, del Juzgado en lo Correccion­al N° 6 de San Isidro, no solo me absolvió, sino que dejó en manifiesto la invisibili­dad del juzgado N° 1 de Tigre, respecto de la violencia de género de la cual soy y era víctima.

No satisfecho con los resultados de primera instancia, y siguiendo con su obsesión para con mi persona, GRCT continuó hasta la Corte Suprema de la Provincia; solicitand­o una pena de cumplimien­to de 3 años y 2 meses de prisión efectiva.

GRCT tiene en su haber un historial de denuncias por violencia con otras parejas, así como también denuncias de acoso y violencia laboral. Estos hechos muestran su patrón de comportami­ento abusivo y peligroso. Sin embargo, la Justicia NADA VE.

Mis hijos concurren a un importante colegio de zona norte, donde nada se ha hecho respecto a mis reiteradas denuncias de violencia; esta falta de acción ha aumentado nuestra vulnerabil­idad.

La escuela de mis hijos ha sido testigo durante años de innumerabl­es episodios de violencia que he sufrido por parte de GRCT, los cuales nunca los han denunciado.

Hoy, continúo mi batalla por un régimen de comunicaci­ón igualitari­o, justo y seguro para mis hijos, donde puedan vivir en libertad, sin miedo, pánico y terror.

A mis hijos no solo les han robado su infancia, sino que les han sustraído años de sus vidas que nunca retornarán, años de abrazos, de besos, de charlas, de juegos, de risas, anécdotas, años de poder vincularse con su mamá, su abuela y su familia materna.

En definitiva, años y más años que mis hijos han pasado “secuestrad­os” por un padre que no deja que sus hijos se vinculen libremente en paz y en armonía con su mamá, con su familia materna, con mis amigos y con toda la gente que me quiere.

Una vez más alzo mi voz, en medio de tanta oscuridad, volviendo a reclamar y exigir tanto por los derechos de mis 3 hijos como por mis derechos e igualdad como mamá, mujer y argentina.

Será Justicia.

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