Perfil (Domingo)

Megaescánd­alo de espionaje, ¿el Gran Hermano se metió en la casa Blanca?

Es la primera vez que se hacen tantas denuncias de acciones secretas contra un presidente en ejercicio en los Estados Unidos. El rol del FBI y de la Agencia de Seguridad Nacional.

-

Las segundas partes nunca son buenas. Si no lo creen, pregúntenl­e al presidente norteameri­cano, Barack Obama, que nuevamente está en el centro de la tormenta, por escándalos de espionaje que amenazan con complicar su segundo mandato en la Casa Blanca. Esta semana se conoció que Washington espía millones de comunicaci­ones telefónica­s de la compañía Verizon, al tiempo que accede –a través del programa de inteligenc­ia Prisma– a informació­n secreta y conversaci­ones de usuarios de Facebook, Google, Skype, Yahoo!, Microsoft y otros gigantes digitales.

“Nadie está escuchando sus llamadas”, dijo el viernes el jefe de Estado, luego que la prensa denunciara que su gobierno tiene acceso desde fines de abril al registro de llamadas de todos los clientes de Verizon, una de las compañías telefónica­s más grandes del país. Obama logró erigirse en el Gran Hermano norteame- ricano al obtener una orden judicial del magistrado Roger Vinson que le permitió conocer los números que interviene­n en las llamadas a cualquier teléfono de la empresa, el lugar y la hora en los que tuvo lugar la comunicaci­ón y su duración.

Estas revelacion­es demuestran que Obama mantuvo y, de hecho, reforzó el programa que lanzó George W. Bush tras los atentados del 11-S, con la aprobación de la polémica Patriot Act, que limitó las libertades civiles en pos de la lucha contra el terrorismo.

Lo cierto es que el escándalo por espionaje a millones de personas es el más complejo, por la cantidad de ramificaci­ones, y el más grande que sale a la luz en las últimas décadas en los Estados Unidos. Y se conoce semanas después de que la agencia Associated Press denunciara que el Departamen­to de Justicia había i nterceptad­o l la mada s de veinte de sus periodista­s y que renunciara Steven Miller, ex titular del IRS (Servicio de Rentas Internas), por hostigar fiscalment­e a grupos opositores vinculados al Tea Party. En tanto, el diario británico The Guardian denunció ayer que Obama les pidió en octubre del año pasado a los servicios de inteligenc­ia que elaboraran una lista de objetivos para posibles ciberataqu­es en el exterior. Según la directiva presidenci­al secreta, a la que tuvo acceso el medio inglés, la operación “podrá ofrecer capacidade­s no convencion­ales y únicas para hacer avanzar los objetivos nacionales estadounid­enses en el mundo”.

“No se puede tener cien por

Esta semana se supo que Washington espía millones de comunicaci­ones

cien de privacidad y cien por cien de seguridad”, aseveró el jefe de Estado norteameri­cano el viernes, agobiado por las filtracion­es y las duras críticas en su contra.

Según un comunicado del Ejecutivo, el espionaje digital no tendría como objetivos a ciudadanos estadounid­enses, sino a extranjero­s. Sin embargo, la paranoia ante el espionaje del gobierno se desató por estos días en los Estados Unidos.

Aunque en el pasado la inteligenc­ia se convirtió en un arma de doble filo y trajo dolores de cabeza a otros mandatario­s, se trata de la primera vez que se conocen públicamen­te tantos detalles sobre operacione­s secretas ordenadas por un presidente en ejercicio a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y al FBI. Esos organismos estuvieron en el ojo de la tormenta cuando estalló el Watergate, que llevó, dos años después, a Richard Nixon a la renuncia.

Además, el FBI fue duramente cuestionad­o por el Congreso tras la muerte de su ex director J. Edgar Hoover, por haber intercepta­do comunicaci­ones telefónica­s, allanado domicilios sin orden judicial y espiado a líderes de la sociedad civil, como Martin Luther King.

Obama, el primer presidente negro de la historia de los Estados Unidos, no sólo retomó el legado de Nixon y Hoover, sino que también olvidó que los principale­s líderes del movimiento de derechos civiles, entre otros activistas, fueron espiados por sus antecesore­s. Ahora, el artífice del “Yes, we can” se viste de Gran Hermano y enloda su legado.

Es el caso de inteligenc­ia interna más complejo y de mayores ramificaci­ones

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina