Perfil (Domingo)

Matan al ex acusado de un crimen swinger

A Miguel Graffigna lo hallaron en un auto, en una calle cerca de Chacarita.

- LEONARDO NIEVA

La aparición de un cuerpo sin vida en el interior de un Peugeot RCZ valuado en medio millón de pesos despertó un enorme revuelo en Villa Ortúzar. No era para menos. Por el tipo de coche. Por el barrio. Y porque estaba más que claro que el hombre que estaba recostado sobre el asiento del acompañant­e no había fallecido por causas naturales.

Se trataba de Miguel Angel Graffigna (37 ), un viejo conocido de la crónica policial que hace dos años había sido detenido por el doble crimen de Villa Elisa, ocurrido el 22 de agosto de 2004, pero que ahora se presentaba como asesor financiero.

Fuentes policiales confirmaro­n que el cuerpo fue hallado cerca de las 10.30 en la calle Fraga al 1300, casi esquina Heredia. En el baúl del coche descapotab­le los peritos encontraro­n dos valijas metálicas, que contenían papeles vinculados a su actividad, tarjetas de crédito y hasta perfumes importados.

Los voceros consultado­s precisa ron que Gra f f ig na presentaba una herida de bala en la cabeza, con orificio de entrada cerca del ojo derecho. Además, informaron que tenía signos de haber sido atacado a golpes previament­e.

El cuerpo estaba recostado sobre el asiento del acompañant­e, con las piernas sobre el del conductor. Según los vecinos, hubo un estr uendo fuerte cerca de las 2 de la madrugada, por lo que los investigad­ores sospechan que a esa hora se habría producido el crimen.

El coche donde fue asesinado es descapotab­le y vale medio millón de pesos

Sobre las hipótesis, los detectives no descartan casi ninguna. Se habla de un robo –aunque los elementos sean muy débiles– y, obviamente, de un ajuste de cuentas relacionad­o con sus antecedent­es y su actividad reciente. Lo seguro es que no se trató de un suicidio, como se especuló a poco de haber sido hallado el cuerpo. Según reveló a PERFIL su abogado, Roberto Casorla Yalet, la víctima había realizado una denuncia por amenazas en una comisaría de La Matanza. Su ex novia le había enviado un mensaje de texto asegurando que lo iba a matar porque él la había abandonado. “La Justicia nunca le prestó atención a la presentaci­ón que realizó mi defendido”, dijo el letrado.

Otra pista que siguen tendría relación con su ex esposa, la bailarina y ex actriz porno Romina Iddon Silva, quien lo acusó en la causa por el doble crimen de Villa Elisa.

La posibilida­d de un robo también se analiza, pero es la hipótesis más débil porque el auto de Graffigna estaba bien estacionad­o, como si viajara con alguien conocido. Quién es. Graffigna no era ningún santo, aunque desde un entorno lo consideren un asesor financiero. Había sido vinculado con el negocio de la piratería del asfalto y el robo de obras de arte, el supuesto móvil de los asesinatos de la pareja swinger Antonia Zárate y Nicolás de Sousa.

En febrero de 2011, Graffigna fue detenido cuando el doble crimen parecía encaminars­e a la impunidad. La aparición de un testigo clave e inesperado fue determinan­te para reactivar una investigac­ión olvidada.

El marido mexicano de su ex mujer se contactó con la Justicia argentina para averiguar si la historia que ella le había contado era real. Romina Iddon le había dicho que con su ex pareja, Miguel Angel Graffigna, habían torturado hasta la muerte a un matrimonio de Villa Elisa, al que pretendían robar un cuadro de Pablo Picasso, que supuestame­nte acababan de comprar.

Por ese doble crimen, Romina fue detenida el 5 de febrero de 2011, aunque poco tiempo después fue liberada, al igual que el supuesto homicida.

Graffigna siempre aseguró ser inocente y acusó del doble crimen a Romina. En su confesión, sostuvo que ella lo acusó para quedarse con la hija que tienen en común y aseguró que quienes asesinaron a la pareja fueron la madre de su ex mujer, Edith Silva, y la pareja de ésta, detenidos por el robo del cuadro Proas al sol, de Quinquela Martín. El móvil habría sido la creencia de que el padre de De Sousa, Aldo de Sousa, dueño de una galería de arte en Capital, tenía un Picasso de 1919 que iba a poner en venta. La coartada que presentó Graffigna sirvió para que la Justicia lo liberara. Dijo que el día de los crímenes estaba en la ciudad de Cañada de Gómez.

A casi nueve años de los asesinatos, la muerte del sospechoso preferido le agrega más misterio a todo.

Los detectives manejan varias hipótesis: desde un robo hasta un ajuste de cuentas

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