El legado de Raymond Williams
lisistemas, tal vez hoy podamos comparar las cuestiones que el británico planteó como previas a las conclusiones que pueden detectarse en obras como la del sociólogo francés Gilles Lipovetsky titulada La estetización del mundo.
Williams ya perfilaba la importancia que tendrían las pantallas en la formación cultural y la concepción de la cultura como una industria propiamente dicha. Por eso, si bien el libro que lo llevó a la fama fue Cultura y so
ciedad 1780-1950, publicado en 1958, lo cierto es que en Culture se revelaban aspectos que hoy resultan proféticos. Williams aborda el análisis de la producción cultural en términos de conjunción entre diversos estratos del desarrollo humano. Desde la sociología de las formaciones culturales y su relación con las instituciones hasta cómo dentro de la vida social los términos “cultura” y “producción cultural” se identifican y se diferencian. Va, finalmente, hacia un análisis de la organización cultural siendo consciente de que su visión se superpone con un análisis puramente económico. Y es acá donde recuerda a la sociedad que Lipovetsky describe hoy: la del capitalismo transestético.
Mientras su padre manejaba un ferrocarril en Gales, Raymond Williams conjeturaba las hipótesis que luego lo convertirían en uno de los fundadores de los famosos Estudios Culturales. Por aquel entonces se aproximaba a un asunto que se haría cada vez más candente hasta llegar a cotas que no podía siquiera imaginar: internet aún no entraba en la ecuación. Este hombre fue capaz de ver el mundo que habitaba, por decirlo de algún modo, en bloque. Con una marcada tendencia marxista, Williams consiguió en este libro, que ahora rescata Paidós y que en su momento se tituló
Culture (1981), apuntar ciertas características de la producción cultural que se exacerbaron con el paso de los años. Aunque otro autor, el israelí Itamar Even-Zohar, pasó su vida académica trabajando en un sentido similar al de Williams con la famosa Teoría de los Po-