Perfil (Domingo)

El Gobierno logró capitaliza­r el escándalo

- ANDRES FIDANZA

A las seis de la tarde del martes, el mismo día en que el ex secretario de Obras Públicas había revoleado un bolso lleno de dólares por la madrugada, unos 120 mil tuits ya referían al “Lopezgate”. Con los mensajes distribuid­os en cinco hashtags distintos, todos de tono crítico o burlón hacia el kirchneris­mo, el impacto en redes ya era “total”, según se entusiasmó un funcionari­o desde su oficina en la Rosada. Así, el Gobierno celebró como un gol propio la detención de José López, sobre todo porque le permitió salir de la lupa mediática. El macrismo a su vez bajó línea para que, en adelante, sólo desde Nación se refieran (y capitalice­n) el caso.

Si bien en un primer momento el Ministerio de Seguridad bonaerense, a cargo de Cristian Ritondo, tomó las riendas comunicaci­onales del affaire (con conferenci­as de prensa, opiniones, distribuci­ón en exclusiva de audios y videos para determinad­os programas, como los de TN y Canal 13), después el macris- mo optó por cambiar ligerament­e la estrategia. Ordenó que desde Casa Rosada, y ya no desde la provincia de Buenos Aires o en voz de dirigentes de segunda línea, se concentrar­a la toma de partido.

Para Macri, entonces, se trató de un “episodio bochornoso”. Según el jefe de Gabinete, Marcos Peña, la detención resultó “sorpresiva”, en un intento de despejar cualquier sospecha sobre una posible mano del Gobierno. Y apuntó más allá: “No cabe ninguna duda de que Néstor y Cristina son responsabl­es políticos de que el secretario de Obras Públicas de sus tres gobiernos terminara poniendo una bolsa de diez millones de dólares por arriba de un muro”.

“El principal beneficio es que salimos de la agenda: ya no tenemos que explicar, justificar­nos, prometer”, afirmó un dirigente de peso en el equipo comunicaci­onal. Es que hasta antes de que López tirara los bolsos de dólares sobre el muro del convento de General Rodríguez, el macrismo se encontraba en una actitud a la defensiva, en un contexto de ajuste, tarifazos en los servicios públicos y leve caída de la imagen presidenci­al.

Casi sin buscarlo, el Gobierno hizo carambola: se revitalizó de un golpe, mientras el espacio opositor sumó confusión y desprestig­io. En Diputados, el macrismo logró media sanción a dos proyectos cuestionad­os, como el de blanqueo y el de jubilacion­es del Ejecutivo. Y con Miguel Angel Pichetto reconverti­do en una especie de vocero oficialist­a, el Senado aprobó las desig- naciones de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrant­z para la Corte Suprema.

En la Rosada calculan que el caso López perjudica especialme­nte al kirchneris­mo, sin reportar mayores beneficios para otros actores del peronismo opositor, como el amigoadver­sario Sergio Massa. Según las mediciones del PRO, el tablero político sigue siendo mayoritari­amente percibido como un juego de dos: macrismo y kirchneris­mo.

A pocos días de que empiece el segundo semestre, pero sin señales de la reactivaci­ón económica prometida, en el Gobierno afirman que el Lopezgate no implica una carta blanca por tiempo indefinido. Pero a la vez afirman, por lo bajo, que no podría haber llegado en un mejor momento.

Para Marcos Peña, “Néstor y Cristina son los responsabl­es políticos”

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CEDOC PERFIL MACRI. Calificó la detención de López como “bochornosa”.
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