Perfil (Domingo)

Aconsejan fumigar el dinero si se lo atesora “a lo lópez”

- PAOLA QUAIN

Por momentos se trata de mitos urbanos y otras veces de historias reales de ahorristas. Pero la cultura de guardar dólares como sea (hasta enterrarlo­s, como se dijo en un principio que iba a hacer el ex secretario José López detenido el martes) incluye historias de gente a la que se le terminan arruinando los fondos con el paso del tiempo.

La histórica desconfian­za sobre el sistema financiero es el trasfondo de un hábito que pone en serio riesgo el capital y que priva a las familias de obtener un rendimient­o sobre el dinero, la diferencia entre atesorar y ahorrar. Peor aún, cuando llega el momento del desentierr­o, la mayoría de las veces resultan ser sólo paquetes en estado de descomposi­ción, y fue peor el remedio que la enfermedad.

Néstor Morena, consultor especialis­ta en transporte de caudales, explica que los billetes están hechos en general de papel y tienen una vida útil estimada que se calcula en función de la calidad de fabricació­n y la cantidad de veces estimada que cambiará de manos. “La Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) estima que un billete de 100 dólares durará, en promedio, unos 15 años”, detalla Morena, que agrega: “Pero la humedad es un factor acelerador del deterioro y adicionalm­ente, como todo papel, los billetes atesorados comienzan a ser atacados por microorgan­ismos”. De ahí el dilema para muchos argentinos. Según la Reserva Federal de Estados Unidos (que emite los papeles), la Argentina ocupa el segundo lu- gar en el mundo, fuera de los Estados Unidos, en la tenencia de billetes físicos de dólares. El primero es Rusia.

¿Cómo pueden recuperars­e esos billetes? Si bien no se recomienda atesorarlo­s, Morena señala que deberían estar en “ambientes secos y fumigarlos al menos una vez al año”. En los casos en los que se intenta recuperar los billetes que fueron enterrados, está previsto un mecanismo a través de la Fed, pero el tiempo de demora es de aproximada­mente dos años. Recupero. Un ahorrista puede enviar billetes a través de un banco local –hoy sólo Banco Piano ofrece el servicio–, al organismo norteameri­cano para su evaluación y consecuent­e recambio, por el que se reconoce hasta un 98% del valor del total enviado. Otra manera, que lleva hasta dos años –según del grado de putrefacci­ón–, consiste en enviarlos a través de un banco local a la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos para su intercambi­o por nuevos billetes donde habitualme­nte se reconoce entre el 95% y 98% del monto original. Se deben justificar los fondos con documentac­ión por controles del lavado de dinero y el Banco Central debe aprobar la operación.

En los casos en los que más del 50% de los billetes no es legible, se los considera “mutilados” y son trasladado­s al Bureau of Engraving and Printing (BEP) –Casa de la Moneda de EE.UU.–, que procesa más de 50 mil reclamos por año por un monto que supera los US$ 80 mil millones.

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