Perfil (Domingo)

Envidia de Colombia

- JORGE FONTEVECCH­IA

ró en un reto que no estaba en la agenda de Argentina hace unos años pero sí es un problema actual: el poder narco. Santos, que también fue ministro de Defensa antes de ser presidente, cuenta cómo hizo su país para –sin haber erradicado la droga– haber podido vencer a los carteles.

Si hablamos de grieta, en Colombia los paramilita­res y la guerrilla (principalm­ente las aún activas, las F ARC y el ELN) son una herida que dividió profundame­nte a la sociedad durante cincuenta años pero que hoy está camino a un proceso de reconcilia­ción encabezado por el propio presidente Santos.

Los niveles de violencia en Colombia no tienen precedente­s: el extinto movimiento M19 directamen­te tomó el Palacio de Justicia y mató a la Corte Suprema, además de a muchos otros jueces y a 98 personas en total. En ataques a la liber tad de prensa, el diario El Espectador sufrió primero el asesinato de su director por sicarios del famoso Pablo Escobar y tres años después un coche bomba con 135 kilos de dinamita derrumbó su edificio como represalia ante su continua prédica contra el narcotráfi­co.

Si un país que padeció muy recienteme­nte tantos flagelos, con un territorio tres veces menor que la Argentina para alimentar a una población de casi 50 millones de habitantes, logró recuperars­e y en sólo 15 años superar por momentos el producto bruto de Argentina y llegar a tener menos problemas de insegurida­d urbana que nosotros en sus principale­s ciudades, no habría excusa para que un país como la Argentina no pueda superar sus problemas actuales. Medellín es un ejemplo de innovación, motivo por el cual este año se realizó allí la cumbre del tramo latinoamer­icano de Davos, a la que concurrió Macri.

PERFIL eligió a Juan Manuel Santos para explicar cómo lo hizo Colombia y qué enseñanzas se pueden apli- car o cuáles omitir en nuestro país, justo en este momento de incertidum­bre y pesimismo.

Santos no es un presidente cualquiera, proviene de una familia tradiciona­l que ya tuvo dos presidente­s y un vicepresid­ente en su historia.

Su formación académica no es habitual en Argentina: estudió Economía y Administra­ción de Empresas en la Universida­d de Kansas, Estados Unidos. Hizo la maestría en Economía y Desarrollo Económico de la London School of Economics y otra en Administra­ción Pública de la Universida­d de Harvard.

Su experienci­a pública tampoco es usual: fue ministro de Comercio Exterior durante la presidenci­a de César Gaviria, ministro de Economía durante la presidenci­a de Andrés Pastrana y ministro de Defensa durante la presidenci­a de A lvaro Ur ibe.

Fue, además, durante una década, subdirecto­r del diario más importante de Colombia, El Tiempo, del que su familia era propietari­a, y cuando estaba por ascender a director decidió dejar la empresa familiar para dedicarse a la política. Se nota el periodista en su oratoria porque conserva una sintaxis clara que le permitió no leer el dis- curso que dio en la Conferenci­a Mundial de Diarios (cuya síntesis publicamos en página 44), donde comenzó diciendo: “Yo nací entre los rollos de papel periódico, el olor a la tinta, los linotipos. Mi abuelo y mi padre me enseñaban a leer al revés cuando se utilizaban los linotipos. Fui periodista, defendí la libertad de prensa, fui presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP. Como tal, estuve defendiend­o la libertad de prensa, por ejemplo, en Chile durante la época de Pinochet, o en Nicaragua cuando recién subieron al poder los hermanos Ortega, defendiend­o a Violeta Chamorro. Allá me declararon persona no grata”.

Macri acaba de regresar de tres días de visita oficial a Colombia, donde se reunió varias veces con

Santos no es un presidente habitual, tanto por sus antecedent­es como por su formación

Santos. Probableme­nte parte de las ideas que le escuchó y resuenen en su mente sean las que Santos cuenta en el reportaje de esta edición. Una lectura balsámica y esperanzad­ora en medio de la crisis que vive Argentina, y en donde el estrafalar­io José López y sus jefes directos, Julio De Vido y Néstor y Cristina Kirchner, no son más que significan­tes de nuestra decadencia.

Algo que es totalmente reversible si nos dedicamos a atacar con seriedad nuestros problemas. Santos termina diciendo: “Si Colombia ha progresado en medio de la guerra, imagínense lo que podríamos progresar sin esa guerra”. Cristóbal López - José López

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TELAM en la cumbre del Davos latino.
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LOPEZ K EN PROBLEMAS. La Justicia investiga al empresario y ya detuvo al ex funcionari­o.

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