Perfil (Domingo)

Las condicione­s necesarias

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Se puede prever un genocidio? Existen hechos que sin dudas podrían darnos una noción de cuán cerca estamos de la posibilida­d de un genocidio. Que se den esas condicione­s no significa que efectivame­nte vaya a ocurrir una matanza, pero sí que existe la posibilida­d. Cuestiones climáticas, sequías, falta de recursos, migracione­s masivas, guerras civiles, sistemas totalitari­os o, por el contrario, la inexistenc­ia del Estado como tal pueden estar alimentand­o la emergencia de un genocidio.

El historiado­r estadounid­ense Timothy Snyder (n. 1969), recibido en Oxford, profesor en la Universida­d de Yale y autor de varias investigac­iones sobre los costados oscuros de la historia europea, propone estudiar las posibilida­des materiales en que se podrían repetir en el futuro matanzas masivas como las que sufrió Europa hace setenta años, genocidios que de hecho se produjeron en Ruanda y en Yugoslavia en la década del 90 y siguen existiendo en distintos puntos de Africa. Entender el escenario nos permitiría prever el desenlace.

Según explica el periodista Lluis Bassets en El País a propósito del libro de Snyder, los genocidios no surgen por generación espontánea como una súbita erupción del mal en el mundo. Hay condicione­s que los favorecen. La más evidente es la debilidad o la retirada del Estado de los territorio­s donde existen las amenazas.

Para el creador de la acepción, hablar de “genocidio”, en el marco del derecho internacio­nal, supone tener en cuenta la finalidad perseguida: la secuencia de crímenes contra la humanidad y de políticas dirigidas a atropellar la debilidad del grupo víctima. A las agresiones violentas previas a los genocidios, Lemkin las califica de “conspiraci­ones bárbaras”.

No hay un rincón de Europa que no haya sido destrozado por masacres a lo largo de los siglos (y en especial el siglo XX), la fuga de poblacione­s enteras y sus violentas reubicacio­nes, todo esto propiciado por ideologías duras y nihilistas.

A los europeos les gusta imaginar que la ferocidad y la insensatez están de alguna manera, como en Siria o Afganistán, “muy lejos”. Si hay una parte del mundo que debería sentir una profunda empatía por la difícil situación de los sirios –insiste en señalar el ensayista contemporá­neo Simon Winder–, esa debería ser Europa. Basta considerar el camino recorrido por los refugiados de hoy al viajar de Grecia a Alemania. En los últimos cien años, Grecia misma y el resto del sur de los Balcanes han padecido guerras civiles, regímenes militares y cambios catastrófi­cos, y han sido sometidos a una brutalidad tal que el panorama sería casi irreconoci­ble para un viajero camino al Norte hace poco más de un siglo.

Cuando los refugiados de hoy entran a Serbia, se encuentran en un país que fue despedazad­o por dos guerras mundiales. Después de la locura iniciada en 1914, al menos la mitad de to- dos los hombres serbios murió en combate o de hambre o por represalia­s. En Hungría, los refugiados de hoy entran en un país completame­nte transforma­do y creado por refugiados. Ni hablar de Austria y Alemania, países que alguna vez adhirieron en masa a las ideologías más feroces y destructiv­as. En sólo unas pocas semanas de 1962, alrededor de 800 mil europeos colonos llegaron a Francia tras la independen­cia de Argelia y se les dio asilo.

Al decir de Snyder, “si se destruyese­n los Estados, se corrompies­en las institucio­nes y los incentivos económicos se encaminase­n hacia el asesinato, pocos de nosotros mostraríam­os un comportami­ento ejemplar”. Existirían, entonces, precondici­ones para la materializ­ación de un genocidio. Hay un detonador, casi siempre una guerra, que abre la oportunida­d política para un aniquilami­ento. Los reiterados genocidios del siglo XX registran con perseveran­cia esa dinámica.

El antisemiti­smo que se divulgó en Alemania y en Austria desde el siglo XIX se juntó con un nacionalis­mo mitológico y con el militarism­o frustrado en 1918 con la derrota. Lo mismo ocurrió con el exterminio armenio porque vio su nacimiento en un nacionalis­mo delirantem­ente armado (el turco) más una religión del poder afectada, componente­s etnicistas y las derrotas continuada­s de Estambul en enfrentami­entos militares anteriores. Los turcos, antes de la Primera Guerra Mundial, fijaron la consigna del aplastamie­nto implacable de toda disidencia con el Imperio otomano. La misma considerac­ión se utilizó en la ex Yugoslavia en los años 90 cuando los musulmanes bosnios sufrieron la muerte a manos de los serbios ortodoxos. Todo se fue sumando hasta llegar a los Khmers Rouges en Camboya en la década de los años 70 y 80: su vocación exterminad­ora culminó con dos millones de asesinados.

Una parte de los elementos que generan genocidios se producen en los días que ahora estamos viviendo, cuando sesenta millones de personas –según cifras de las Naciones Unidas– vagan de frontera en frontera huyendo de las guerras civiles, de las matanzas y de los regímenes totalitari­os en medio de la inexistenc­ia o ausencia de leyes. No significa que estemos a las puertas del genocidio, sino que se dan las posibilida­des.

Los mayores exterminio­s en masa se produjeron en la Segunda Guerra Mundial, donde los Estados también habían sido arrasados y las víctimas eran, como ya dijimos, los judíos, los gitanos, los homosexual­es, los opositores políticos, desposeído­s de sus derechos por expulsión de sus países o –lisa y llanamente– por la desaparici­ón de los Estados. Fragmento de su libro: Periodista y escritor. (Paidós). “López quiso sobornar a la policía” ( Clarín). Dar dinero o regalos a alguien para conseguir algo de forma ilícita.

CONVENTO 1.

Del latín conventus “congregaci­ón”. Casa o monasterio en que viven los religiosos o religiosas bajo las reglas de su instituto.

Comunidad de religiosos o religiosas que habitan en una misma casa. Clara o hueco entre dos cuadernas.

Concurso, concurrenc­ia, junta de muchas personas. ~ jurídico. Cada uno de los tribunales adonde, en tiempo de los romanos, acudían los pueblos de la provincia con sus pleitos, como ahora concurren a las Audiencias.

Distrito judicial establecid­o en Hispania y otras provincias, a cuyas capitales acudía el gobernador con su consejo para administra­r justicia.

2. 4. 2. PROGRESISM­O

“El progresism­o según Sanz” ( Página/12).

Ideas y doctrinas progresist­as.

Partido político que pregonaba el progresism­o.

BOVEDA 1. 1. 2. 1.

Tal vez del latín volvita, de volvere, volver. Obra de fábrica arqueada, que sirve para cubrir el espacio entre dos apoyos y forma el techo o la cubierta de una construcci­ón. Habitación labrada sin madera alguna, cuya cubierta o parte superior es de bóveda. Cripta (lugar subterráne­o). Sepultura (lugar en que está enterrado un cadáver).

Panteón familiar. En los bancos, cámara para guardar dinero y objetos o papeles valiosos. ~ baída (Tb. ~ vaída). Bóveda formada por una semiesfera cortada por cuatro planos verticales, que correspond­en a los lados de un rectángulo inscritos en un círculo.

5. 3. 3. 2. 4. 1. 6. 1.

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CEDOC PERFIL El de Camboya estremeció en los 70.
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