Moisés Superstar
El suceso de la telenovela brasileña Moisés y los diez mandamientos confirma que el personaje bíblico sigue resultando atractivo para nuevos espectadores. Cecil B. DeMille (1881-1959) fue el director norteamericano que en 1923 llevó a la pantalla a ese personaje en su primera versión de Los diez mandamientos.
En 1956, cuando esa película ya estaba olvidada y la técnica había hecho grandes progresos, retomó la historia de Moisés en la superproducción Los diez mandamientos. Para personificar a Moisés se había pensado en William Boyd, pero éste rechazó el papel y finalmente fue elegido Charlton Heston, porque su rostro tenía cierto parecido con la estatua de Moisés del escultor Miguel Angel que se conserva en la basílica San Pietro in Vincoli, de Roma. Para Ramsés II, DeMille optó por Yul Brynner. Para la protagonista femenina (que en el film se la llama “Nefretiri”) se barajó el nombre de Audrey Hepburn, pero por ser muy delgada se eligió a Anne Baxter.
El presidente de Egipto (Gamal Nasser) tenía un buen recuerdo de la película Las Cruzadas, y por eso le permitió a De- Mille filmar escenas en el monte Sinaí y en el desierto. La escena de la orgía tardó tres semanas en ser rodada: debía ser real, pero no escandalizar al público infantil. La fabricación de ladrillos tuvo que ser filmada con refrigeración para que el barro no se derritiera con las luces. La escena más impresionante fue la abertura del Mar Rojo, para lo cual se usaron enormes tanques de vidrio.
La crítica cuestionó algunos aspectos, como la escasa diferencia de edad entre los actores que hacían de padres e hijos, y el film sólo recibió un Oscar por sus efectos especiales. Sin embargo, a un costo de 13 millones, la película reportó las mayores ganancias, que hasta entonces sólo había superado Lo que el viento se llevó, y permitió a DeMille –que murió dos años después del estreno– concluir su carrera con uno de los más grandes éxitos de la historia del cine.