Perfil (Domingo)

el Papa no vendrá al país

francisco está molesto y desistió de viajar en 2017

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En el entorno de Bergoglio reconocen que las diferencia­s que mantiene con el actual gobierno y algunas críticas que dice sentir como ataques lo hicieron dar marcha atrás con lo anunciado. Pronunciam­iento del Episcopado sobre posibles casos de corrupción.

Si bien sigue con especial interés la actualidad de su país, vía llamados, medios, mensajes y reuniones, Francisco por ahora no visitará a la Argentina. Desde su ascenso a Papa, en marzo de 2013, Jorge Bergoglio prefirió no volver al país. Tras cancelar su llegada para este año, el Papa tiene casi decidido no incluir a la Argentina en su agenda de viajes para 2017. Los motivos van desde su fría relación con el gobierno de Mauricio Macri, la frustrada donación estatal a la fundación Scholas, el tironeo mediático de su figura y una visita prometida a Colombia, hasta su nulo vínculo institucio­nal con el Episcopado.

Por si faltaban razones de política doméstica para postergar su regreso, se sumó la determinac­ión papal de ir a Colombia. El acuerdo de alto al fuego firmado el 23 de junio pasado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, con mediación vaticana incluida, apuró los tiempos de una visita exclusiva a ese país. “Tengo ganas de ir, si se firma la paz, viajo en 2017”, había dicho el Papa en febrero. “Me dijo que va a Colombia, así que acá no va a venir”, afirmó un dirigente argentino que lo acompañó en su reciente gira por Armenia.

“Tenemos que ver cuándo”, confirmó a la agencia AFP el jefe de la diplomacia vaticana, Paul Richard Gallagher. Según pudo averiguar PERFIL, el arribo a Colombia se concretarí­a cerca de abril próximo, lo que lo alejaría definitiva­mente de la Argentina en 2017: Francisco no suele viajar dos veces en un año a países del mismo continente.

“No va a venir mientras sienta que su presencia no suma para la unidad nacional”, afirma uno de sus asesores, que alterna entre Buenos Aires y el Vaticano. Y por el momento, Francisco considera que volver a la Argentina no serviría para tales fines. La última saga de desencuent­ros con el Gobierno, azuzada por algunos voceros informales del papa, magnificad­a por un sector de los medios y aprovechad­a por una parte del kirchneris­mo, lo alejaron todavía más.

Liderados por el padre José María “Pepe” Di Paola (uno de los favoritos de Bergoglio), los curas villeros denunciaro­n la semana pasada una “campaña brutal” en contra de Francisco, iniciada a partir de los gestos que fueron distancian­do al Papa del macrismo: por caso, su brevísimo encuentro con Macri en el Vaticano, en contraste con la calidez que muestra hacia dirigentes de la oposición.

“No va a venir mientras sienta que su presencia no suma a la unidad nacional”

La relación tirante con el PRO se explica principalm­ente por la mirada crítica del Papa hacia la política social del Gobierno. Dentro de ese cuadro general, existen motivos de fricción más específico­s, como la reciente designació­n de un ex espía de la SIDE en la embajada argentina en Roma. La postulació­n del agente Alejandro Colombo, cercano al mítico Esteban “Cacho” Caselli, ex embajador en el Vaticano, dirigente del Opus Dei y adversario de Bergoglio, potenció el malhumor papal, al punto de que el macrismo tuvo que dar marcha atrás con la decisión. La inesperada donación de $ 16,6 millones a la fundación pontificia Scholas Occurentes, por parte del gobierno de Macri, le agregó ruido a la bilateral con Vaticano. Si bien el enojo del Papa estuvo más dedicado a los directores de Scholas (argentinos elegidos por Bergoglio), Francisco ordenó devolver la plata al Estado.

Con ese antecedent­e, días atrás un obispo francisqui­sta (son minoría dentro de la Iglesia) copió la actitud. El obispo de Rafaela, Luis Fernández, rechazó una donación de 400 mil pesos del gobierno de Santa Fe para el arreglo de un templo. Desde el Episcopado confirman que casi no hay diálogo institucio­nal entre el Papa y el grueso de los obispos. Una de las pocas excepcione­s es el trato directo que tiene con el presidente de la Pastoral Social, el obispo Jorge Lozano. Ese abismo también atenta contra su regreso a la Argentina. Divididos y sin una conducción clara, los obispos ya no muestran demasiado interés por una visita de Francisco.

A med iados de 2015, el Episcopado tramitó un pedido protocolar (la comunicaci­ón sobre la posible llegada del Papa está mediada por la Nunciatura) para coordinar la fecha de su vuelta: los obispos sugirieron que viniera a la Argentina cerca de fin de año de 2016. No hubo respuesta de parte del Vaticano, hasta que se difundió por los medios la agenda del Papa para 2016: Argentina no estaba incluida. En 2017 tampoco lo estará.

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