Desafíos del nuevo Pro.Cre.Ar.
Tras el relanzamiento del Plan Pro.Cre.Ar, cuyos créditos ahora no se realizarán por sorteos de la Lotería Nacional, sino por un régimen de puntajes evaluado por la Secretaría de Vivienda y en base al grado de vulnerabilidad de cada familia, se aprecian algunas características que pueden limitar su impacto.
En primer lugar, el nuevo Pro.Cre.Ar, a diferencia del anterior, no concederá créditos para construcción, refacción o ampliación de la vivienda. Esto tiene dos consecuencias negativas igualmente relevantes: 1) no fomentará la actividad y el empleo de uno de los sectores más dinámicos de la economía argentina, y 2) al no atender las necesidades de refacción o ampliación de la vivienda, el nuevo programa obvia la insoslayable demanda existente para dicho fin demostrada en diversos estudios empíricos de nuestra autoría.
Segundo, el rediseñado plan Pro.Cre.Ar. apuntará a grupos familiares con ingresos mensuales entre dos y cuatro salarios mínimos, vitales y móviles (en valores brutos, entre $ 13.620 y $ 27.240). De este modo, además de excluir a los sectores más vulnerables de la población, el nuevo plan repite, aunque de un modo distinto, el error de dejar afuera de la población objetivo a los trabajadores no registrados. Según estudios propios, uno de cada dos trabajadores con ingresos menores a dos salarios mínimos y que manifiesta intención de endeudarse es informal. En consecuencia, el programa desaprovecha la oportunidad de bancarizar.
Tercero, y en relación con el punto anterior, una implicancia inmediata de exceptuar a trabajadores con ingresos inferiores a dos salarios mínimos resulta la exclusión de un 57% de familias que, ya teniendo una
No son créditos para construcción, por lo que no se fomentará el empleo en el rubro